Archivos Mensuales: agosto 2012

Video de Fundación Sol sobre Impuestos y Desigualdad

Video de la Fundación Sol que demuestra que los impuestos en Chile son parte de los mecanismos que tienen al país con uno de los índices de desigualdad más altos del mundo.

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Marinaleda, el pueblo español que resiste la crisis en comunidad

A comienzos de agosto, la noticia del saqueo de un supermercado en Andalucía sorprendió a los españoles. Para nadie era una novedad que la crisis económica que sacude a España era una de las más graves que ha enfrentado ese país desde el crack de 1929, pero para los españoles la escena en que un grupo de sindicalistas llenaba carritos de supermercado para salir impunemente por la puerta frente a un guardia que nada podía hacer correspondía a países subdesarrollados de donde provenían cientos de miles de inmigrantes buscando un mejor pasar.

Eso hasta que el siete de agosto, unos 200 militantes del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT) entraron a un supermercado en el pueblo de Écija para llevarse alimentos destinados a un comedor social de Sevilla. En esa oportunidad, dirigentes del sindicato calificaron el saqueo como “una expropiación forzosa” de comida.

Ese mismo día, algo similar pasó en el pueblo de Arcos de la Fronteram con un supermercado de la empresa Carrefour a donde llegaron desempleados agrícolas y representantes del SAT. Sin embargo, la intervención de la policía española evitó que sacaran los 20 carritos llenos de comida que tenían en su poder.

En un comienzo, la acción fue tomada como un hecho aislado. Una anécdota más de la crisis que ha disparado los niveles de desempleo en el país hasta niveles por sobre el 33 % en zonas como Andalucía. Sin embargo, con el paso de los días, acciones de este tipo se han visto en más localidades de España bajo el liderazgo del diputado de Izquierda Unida (IU) Juan Manuel Gordillo, quien a la vez es alcalde del municipio de Marinaleda.

Junto a su compañero de lucha sindical, Diego Cañamero, Sánchez Gordillo ha sido un histórico dirigente del Sindicato de Obreros del Campo (SOC), columna vertebral del actual SAT. Además, desde 1979 es alcalde de Marinaleda, una pequeña localidad sevillana donde durante los últimos 40 años la izquierda ha tenido una hegemonía absoluta. El apoyo y compromiso de los vecinos del pueblo ha permitido poner en marcha un verdadero experimento político y económico, una suerte de isla socialista en mitad del campo andaluz.

Enemiga eterna de los terratenientes y la derecha, Marinaleda ha caminado por la historia de España desde la transición de la dictadura franquista, pasando por la entrada en Europa y el fin del referente del comunismo con la caída de la Unión Soviética, hasta el siglo XXI. Finalmente, llegó la crisis económica y esta población andaluza ha tenido la oportunidad de probar si su particular utopía en 25 kilómetros cuadrados es realmente una alternativa frente a los mercados. Su tasa de desempleo actual es del 0%.

Trabajo

Una buena parte de los habitantes están empleados en la Cooperativa Humar – Marinaleda S.C.A, creada por los propios jornaleros tras años de lucha. Durante mucho, los campesinos estuvieron ocupando las tierras de Humoso, donde hoy está la cooperativa, y cada vez que lo hacían eran desalojados por la policía. Finalmente, en 1992 consiguieron su objetivo: ”la tierra para el que la trabaja” y la finca pasó a su propiedad. En su web aclaran que su “objetivo no es el beneficio privado, sino la creación de empleo mediante la venta de productos hortícolas saludables y de calidad”.

En sus campos se producen habas, alcachofas, pimientos morrones y aceite de oliva, controlados por los mismos trabajadores en todas las fases de producción. Las tierras, situadas en la Vega del Genil, son propiedad de “toda la comunidad” y además cuentan con una fábrica de conservas, una almazara, invernaderos, instalaciones de ganadería y una tienda. El salario de todos los trabajadores, sin importar cuál sea su puesto, es de 47 euros por jornada, seis días por semana, a razón de 1.128 euros (680.000 pesos chilenos) al mes por 35 horas semanales.

En las temporadas altas, en la cooperativa llegan a trabajar alrededor de 400 personas y como mínimo hay unas cien. Pero cada puesto de trabajo no es propiedad de un vecino en concreto, sino que se van rotando para que todos puedan cobrar algo, siguiendo la máxima de “trabajar menos para trabajar todos”. Además, también hay gente que trabaja en pequeñas parcelas de su propiedad. El resto de la economía la ocupan sectores básicos del medio rural, como tiendas, servicios básicos y deportes. Prácticamente todos en el pueblo cobran lo mismo que un jornalero, alrededor de 1.200 euros al mes (720.000 pesos chilenos).

En una entrevista concedida al diario español Público, el propio Gordillo explicaba cómo está afectando la crisis a Marinaleda. “Se nota un poco en los precios de los productos agrícolas y en la financiación. Tenemos problemas de liquidez pero estamos vendiendo bien los productos”. De esta forma, “en términos generales, en la agricultura y en la alimentación se ha notado menos en la crisis. Lo que ocurre es que la gente que se había ido del campo para trabajar en la construcción está volviendo en demanda del empleo. Así que no sólo hay que mantener el empleo que existe sino que hay que incrementarlo. La agricultura ecológica da más empleo que la tradicional, eso es cierto. Claro que para salvarla de la situación de la crisis y del encarecimiento de los productos agrarios, estamos intentado un comercio horizontal, con un diálogo de cooperativa a cooperativa y estableciendo relaciones con otros países donde haya experiencias de este tipo”.

Vivienda

Frente al ‘boom inmobiliario’ y la especulación que se apoderó del ladrillo español durante las últimas décadas, Marinaleda decidió tirar precisamente por la dirección contraria. Allí es posible tener una casa en buenas condiciones, de 90 metros cuadrados y con terraza, por 15 euros al mes. La única condición es que, siguiendo la filosofía asamblearia y horizontal por la que guía todas sus actividades, cada persona debe ayudar a la construcción de su vivienda. Con un suelo que ha conseguido alternando compra y expropiación, el Ayuntamiento (municipalidad) ofrece un terreno y proporciona los materiales necesarios para la construcción de la vivienda, que realizan los propios inquilinos o bien éstos pagan a alguien que los reemplace. De esta forma, paga a albañiles profesionales para que asesoren a los vecinos y lleven a cabo las labores más complicadas. Además, como medida para fomentar la colaboración, los futuros vecinos no saben cuál de las viviendas que se edifican va a ser la suya en el futuro.

“Cuando trabajas construyendo la casa te pagan 800 (480 lucas) euros al mes y la mitad del sueldo se reserva para ir pagando la casa”, relataba a Público Juan José Sancho, un vecino de Marinaleda que, pese a sus 21 años, forma parte del ‘grupo de acción’ del Ayuntamiento que se encarga, a través de la asamblea, de gestionar los asuntos públicos de la localidad. Según él, “esta medida se ha tomado para que no se pueda especular con la vivienda”.

Educación

Donde antes una gran parte de los jornaleros apenas sabían escribir, hoy hay una guardería, una escuela y un colegio de enseñanza media. Tanto la guardería como el colegio cuentan con un servicio de comedor que cuesta sólo 15 euros al mes. Sin embargo, según relata Sancho, “la tasa de fracaso escolar es un poco alta, porque la gente ve que tiene casa y trabajo asegurados y muchos no ven la necesidad de esforzarse en los estudios. Es uno de los puntos que tenemos que mejorar”.

El compromiso y la conciencia política entre los habitantes de Marinaleda es superior a la cualquier otro pueblo de la zona, y “es algo que también está muy presente entre los jóvenes”, según Sancho. “Aquí todos los jóvenes tienen ideas políticas. Sin embargo, nuestro compromiso queda muy lejos que el que tuvieron nuestros padres en su época, que lo dieron todo por tener esto”. A día de hoy “tenemos todas las necesidades cubiertas y la gente se acomoda un poco”.

Participación política

Los pilares fundamentales sobre los que se sustenta el modelo económico de Marinaleda son la igualdad y la participación del pueblo. Y estos principios se expanden a todos los ámbitos de la vida, también la política. Allí no existe la Policía y las decisiones políticas se toman en una asamblea en la que todos los vecinos están llamados a participar.

Por otra parte, “está el ‘grupo de acción’, que trata los temas urgentes más del día adía. No es un grupo de elegidos, son las personas que quieren unirse voluntariamente para repartirse tareas que son necesarias hacer por el pueblo”, explica Sancho. “Es un espacio muy heterogéneo, en el que estoy desde yo, que tengo 21 años, hasta el Sánchez Gordillo. Somos más o menos el mismo número de hombres y mujeres”. Sin embargo, una cosa tienen en común todos los que participan en él. Todos pertenecen “al movimiento” y, en su sitio como Marinaleda, “el partido (IU), el sindicato (SAT) y el Ayuntamiento son parte de un mismo todo. La asamblea decide y el partido y el sindicato hacen suya esa decisión y la aplican en el Ayuntamiento”.

En cuanto a los impuestos, “son muy bajos, los más bajos de toda la comarca”, según Sancho. Los presupuestos se eligen en plenos públicos y la gente en asamblea va aprobando cada partida que se realiza. Luego, se va haciendo barrio por barrio, pues cada uno cuenta con su propia asamblea de vecinos, y es ésta la que se decide en qué se invierte cada euro proveniente de la partido que ha destinado la municipalidad.

Siguiendo la doctrina de la coordinadora internacional Vía Campesina, en la cual está integrada el SAT, allí se trabaja la tierra “respetando el medio ambiente, practicando una agricultura 100% ecológica”, como anuncia la cooperativa en su web.

“En la cooperativa siempre se ha tratado de fomentar la agricultura manual, para crear más puestos de trabajo y ser más respetuosos con el ecosistema”, explica Sancho. Además, relata, “se han eliminado los vertederos y todos los desperdicios se llevan a plantas de reciclaje”. El Ayuntamiente pretende ahora instalar su propio Punto Verde en el pueblo.

Marinaleda, el pueblo español que resiste la crisis en comunidad

32° Capítulo de ECONONUESTRAS 27-ago-2012

Especial sobre URBANIZACIÓN:
– América Latina: urbanizada y desigual
– El impacto económico de la urbanización a nivel global
– Las ciudades fantasmas de China
– La ciudad ante la crisis europea: experiencias en España y Grecia

Griegos organizados: vida en comunidad y organizaciones de desempleados

La profunda crisis económica que atraviesa Grecia ha motivado a muchos jóvenes a tomar decisiones drásticas para cambiar de vida.

En la primavera de 2010, cuando el gobierno decidió imponer medidas de austeridad extremas, Apostolos Sianos abandonó su empleo de diseñador de internet, su departamento en Atenas y, con ambos, la civilización moderna.

A los pies del Monte Telaithrion, en la isla de Evia, fundó una ecoaldea junto a otros tres atenienses.

El plan era vivir de una manera totalmente sostenible, sin las ataduras del dinero y desconectados de la grilla eléctrica.

El grupo -formado por diez miembros permanentes y unos 100 que pasan parte del año allí -vive en varias tiendas de campaña hechas por ellos mismos, cultivan sus propios alimentos e intercambian el excedente en el pueblo más cercano por aquellas cosas que no pueden producir.

«Lo que otros ven como una crisis económica global, nosotros lo vemos como una crisis de la civilización», dice este joven de 29 años.

«Todo parece estar en crisis: el sistema de salud, el medio ambiente, la educación. Por eso hemos tomado la decisión de hacer algo distinto».

Costado positivo

En los últimos meses, muchos griegos se han interesado por esta comunidad, porque dicen sentirse defraudados por el sistema y porque no se sienten a gusto en la ciudad, tal y como están las cosas.

El año pasado, la economía del país se encogió en un 7% y, para 2012, se espera una caída similar. En términos reales, esto significa el cierre de miles de negocios y el despido de decenas de miles de empleados.

Un sondeo reciente de la Universidad de Tesalónica indicó que el 76% de los griegos quisiera irse del país. Pero para los que no tienen la posibilidad de hacer las maletas y comenzar una nueva vida en el extranjero, la idea de volver a cultivar la tierra resulta atractiva.

Sianos dice que este año se ha producido un movimiento enorme de gente de las ciudades hacia el campo y que muchos lo han contactado para pedirle consejo de cómo vivir de manera sustentable.

«La crisis financiera griega no es toda negativa», argumenta, «le ha dado a la gente la oportunidad de ver que el sistema en el que viven no funciona, y ahora pueden empezar a buscar una alternativa».

Ayuda con las cuentas

Cientos de kilómetros más lejos, un grupo de jóvenes griegos está intentado superar la crisis con un proyecto distinto.

Al igual que la mayoría en Heraclión, la cuarta ciudad más grande del país, Andonis Sklavenitis es lo que se llama un «trabajador sin seguridad».

El año pasado trabajó unos meses en una excavación arqueológica y este año ha conseguido unos turnos como guardia de seguridad aeroportuaria.

Desde que se graduó en Turismo, ha conseguido empleo en bares, restaurantes y tiendas, pero ninguno de sus empleadores le pagó vacaciones, la seguridad social o los días que estuvo enfermo.

El caso de Sklavenitis es típico. Creta tiene el mayor índice de desempleo del país: una de cada cuatro personas no tiene trabajo y muchos hacen trabajos inestables, con malas condiciones.

En 2010, Sklavenitis y sus amigos desocupados notaron que el índice de desempleo iba en aumento y, por tanto, decidieron crear una organización para brindar ayuda práctica y psicológica a las personas con dificultades económicas y para luchar por mejorar las condiciones de aquellos con empleo.

Después de la última ola de recortes, la ayuda estatal para los desempleados es de US$431 al mes, por un año, pero para recibirla hay que cumplir una serie de requisitos.

La Asociación de Desempleados establecida por Sklavenitis aboga por viajes gratuitos en transporte público, así como descuentos en las cuentas de luz y teléfono.

Uno de los miembros de la asociación que no recibe los beneficios del Estado y está urgido de ayuda para pagar las cuentas es Nikos Vrahasotakis, quien vive en un casa vieja que solía ser una cantina, junto a su mujer y su hijo de 18 meses.

«En invierno el lugar es helado y hace unos meses, se nos cayó una parte del techo».

Sin el apoyo de la organización, no podría vivir.

De la inacción a la acción

Se estima que en Grecia, cerca de 1.000 personas al día pierden su trabajo y, actualmente, el porcentaje de la población que no trabaja es más alto que el de las personas con empleo. Los menores de 35 son los más afectados.

«Nuestra generación entera está frenada», dice Karantinakis, director de la Asociación de Desempleados.

Él y su prometida no pueden planear un futuro juntos, y menos que menos, empezar una familia.

Desde que crearon junto con Sklavenitis la asociación en Creta, muchas otras han surgido en ciudades como Atenas, Tesalónica y Patras.

Más allá del apoyo que les brinda a sus miembros, Karantinnakis dice que la sociedad le ha hecho sentir que está haciendo algo.

Antes de concentrarse en los derechos de los desempleados, solía quedarse en su habitación mirando al techo. Ahora pasa sus días organizando manifestaciones y peticiones al gobierno local.

«Poder trabajar es un derecho humano básico en una sociedad civilizada», dice.

«Si el gobierno no nos provee este derecho, tenemos que pelear por él».

http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2012/08/120822_grecia_crisis_vida_comunal_lp.shtml

América Latina, la región más urbanizada y desigual del mundo

América Latina es la región más urbanizada del mundo y aunque eso ha mejorado las oportunidades económicas, al mismo tiempo es la zona más desigual del planeta, de acuerdo con un estudio del Programa de Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-Habitat)

El informe, titulado «Estado de las Ciudades de América Latina y el Caribe», publicado este martes, dice que la transición urbana en la región ha sido rápida y ha dado trabajo y mejores condiciones de vida a mucha gente, pero a un costo social, económico y ambiental demasiado alto.

Casi el 80% de la población de la región, es decir unas 468 millones de personas, viven en áreas urbanas, tras un largo proceso de éxodo de las zonas rurales que ahora parece estar disminuyendo, de acuerdo con la investigación.

Las ciudades latinoamericanas han evolucionado caóticamente, generando la proliferación de barrios pobres y cinturones de miseria que conviven en una suerte de segregación y profunda desigualdad.

Y el mayor problema, según la ONU, es que no se está trabajando para minimizar el problema, que seguirá aumentando en la medida que las ciudades se expandan, sobre todo en sus zonas marginales.

Asunto de equidad

– Los menos desiguales

Venezuela

Uruguay

Perú

– Los más desiguales

Colombia

Guatemala

República Dominicana

Fuente: CEPALSTATS. Agosto 2011

 

Urbanización: un problema creciente

– Déficit de viviendas en A. Latina

1990: 38 millones unidades

2011: 42 a 51 millones de unidades

– Habitantes en zonas marginales

1990: 106 millones (33% de la población)

2011: 111 millones (24%)

Fuente: Informe ONU-Habitat

Urbanización y desigualdad

Aunque más de dos tercios de la riqueza que se genera en América Latina procede de las ciudades, una de cada cuatro personas en áreas urbanas es pobre, indica el informe.

Se estima que unos 111 millones de personas viven en barrios marginales, lo que contribuye con los altos índices de desigualdad, violencia e inseguridad que padecen las urbes regionales.

Pero Alain Grimard, director regional de ONU-Habitat para América Latina y el Caribe, explicó a la BBC que la urbanización no tiene necesariamente una relación directamente proporcional con la desigualdad.

«Podemos constatar que hay desigualdad, pero no es un fenómeno típicamente urbano».

En los últimos 60 años, las ciudades crecieron aceleradamente en toda la región. Para Grimard, «lo más negativo es que el espacio físico crece más rápidamente que la población, con lo cual disminuye la densidad de las ciudades».

Eso hace que los costos de la infraestructura y la prestación de servicios se encarezca, incluso los gastos en los que debe incurrir la administración pública para el gobierno de la ciudad.

Una de las soluciones que propone el estudio es un mayor desarrollo de la vivienda vertical o «densificar las ciudades».

«Densificar ciudades significa tomar menos espacios en áreas de producción agrícola y gastos más bajos de los poderes públicos», afirma Grimardi.

Producción y medio ambiente

Una de las consecuencias más graves de la expansión urbana es que va en detrimento de las zonas rurales, que es donde se producen los alimentos.

Sin embargo, para ONU-Habitat, el fenómeno urbano es positivo.

«Pensamos que la densificación es algo ecológicamente más efectivo y económico. (Es positivo) que la gente viva en pueblos pequeños y no se ocupen tantos terrenos», añade Grimard.

Otra de las recomendaciones del estudio es acelerar las reformas urbanas, «principalmente a nivel del marco institucional y legal y a través de políticas públicas que privilegien la lucha contra la pobreza».

Las soluciones se deben coordinar desde los gobiernos nacionales, aunque las administraciones locales también son capaces de generar empleos y acometer obras de alto impacto social.

«Las municipalidades tienen un poder muy importante sobre la economía verde», dice Grimard.

«Por ejemplo, a través de procesos de licitación para obras públicas, en los que pueden obligar a las empresas a respetar normas de construcción que pueden influir sobre el medio ambiente».

El problema del transporte

Uno de los problemas generados por las grandes urbes latinoamericanas es el desorden vial y sus consecuencias ecológicas.

De hecho, uno de los capítulos del estudio de la ONU aborda el tema de la movilidad, uno de los grandes desafíos de la región.

«Lo que hemos visto en los últimos 15 años es que la tasa de motorización ha subido a un ritmo desorbitante», afirma Grimard.

«Para 2008, el 20% de la población adulta tenía vehículo. Hay que cambiar eso, aumentando la oferta de transporte público, porque no es sostenible a nivel económico tampoco, construir nuevas calles «.

«En la región hay un mayor índice de peatones, ciclistas y usuarios del transporte colectivo que en otros continentes, pero esta proporción no se refleja en el diseño de las calles y espacios públicos», expresa Grimard.

El mandato de ONU-Habitat es trabajar con cada gobierno de la región para aplicar las recomendaciones del estudio, «pero desafortunadamente somos una pequeña agencia con recursos humanos, no financieros», señala.

Pese a esas limitaciones, Grimard explica que la idea de su oficina es crear un reporte de este tipo sobre el estado de la urbanización latinoamericana al menos cada tres años.

http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2012/08/120821_onu_desigualdad_america_latina_jgc.shtml

«España: Expropiando a los expropiadores» artículo sobre las acciones de recuperación de los obreros del Sindicato Andaluz de Trabajadores, escrito por Raúl Zibechi

Las crisis suelen ser momentos de honda creatividad colectiva que, en buena medida, consisten en ir más allá de lo establecido, inventando formas de acción que superan las constricciones y los límites que impone el sistema.

La más importante, la que marca el límite que los de arriba no están dispuestos a tolerar, es la acción colectiva y directa para resolver problemas de la vida cotidiana: alimentación, vivienda, salud, empleo y educación.

Los obreros organizados en el Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT), en el sur de España, ingresaron el martes pasado en grandes supermercados (Mercadona, Carrefour), llenaron carros con alimentos y salieron a repartirlos en comedores sociales donde acuden desocupados e inmigrantes. Desde hace 15 días el SAT mantiene ocupada una finca del Ejército reclamando la cesión de tierras a los agricultores que estén pasando hambre.

En algunas zonas andaluzas, como la de Écija, la desocupación trepa al 40 por ciento; hay familias que tienen a todos sus integrantes desocupados y no perciben subsidios. En las grandes ciudades 35 por ciento de las familias está por debajo de la línea de pobreza. Pese a ser una organización pequeña, el SAT se inscribe en la historia de luchas protagonizada por el Sindicato de Obreros del Campo (SOC), dirigido por el alcalde de Marinaleda, y actual diputado por Izquierda Unida, Juan Manuel Sánchez Gordillo.

En la década de 1980 tanto el SOC como Comisiones Obreras impulsaron múltiples acciones por la reforma agraria, que incluyeron ocupaciones de fincas, marchas, cortes de carreteras y de vías férreas. La combatividad de este sector del pueblo andaluz se manifiesta ahora en acciones que serán penalizadas por la justicia. En línea con la ética de poner el cuerpo y no rehuir las represalias, Sánchez Gordillo dijo, luego de participar en las acciones en supermercados, que estará “orgulloso de entrar en la cárcel por este motivo, una y mil veces”.

Los que están dispuestos a criminalizar la acción directa incluyen un amplio espectro que va desde el gobierno derechista y los empresarios hasta la Unión Progresista de Fiscales, cuya portavoz dijo que “si todo el mundo hiciera lo mismo, esto sería el fin de la convivencia pacífica, se llevaría a cabo la ley de la selva”. La justicia no considera que los banqueros que actuaron como delincuentes merezcan la cárcel. Defienden la propiedad de los ricos, pero no la de los millones que han perdido sus viviendas y sus empleos.

Una vez más han sido los activistas los que han puesto las cosas en su lugar, frente a la avalancha mediática que juzga las acciones de los pobres como “asaltos” y “saqueos” a los supermercados, como apunta entre otros el diario El País. Los dirigentes del SAT, por el contrario, defendieron ese tipo de acciones que buscan “expropiar a los expropiadores, terratenientes, bancos y grandes superficies, que están ganando dinero en plena crisis económica”.

Con los meses vamos asistiendo a un panorama desolador: luchadores sociales procesados y banqueros en libertad. No importa que los de abajo tomen los alimentos de forma pacífica ni que esos mismos supermercados tiren a la basura toneladas de comida. Ahora ponen candados a los contenedores de basura para que los hambrientos no tengan la osadía de tomar lo que, en rigor, les pertenece. La lógica de la acumulación de capital no se distrae con disquisiciones éticas ni morales, no sabe del dolor humano ni de sufrimientos porque, precisamente, vive de ellos.

El paso dado por los miembros del SAT pone la crisis en otro lugar. Abre las puertas a nuevas formas de acción que siempre nacen en los márgenes, a contracorriente incluso de las izquierdas establecidas, y permite a los afectados tomar la iniciativa dejando de ser objetos pasivos de la caridad del Estado. En este punto tres aspectos merecen destacarse.

El primero es que no importa el número, sino la creatividad y la potencia. El SAT es una pequeña organización que se apoya en la mejor historia de los jornaleros andaluces y muestra que aun grupos muy pequeños pueden tomar la iniciativa, siendo audaces y valientes, para modificar de ese modo la rutina de la acción colectiva. Lo que un día parece subversión y espanta, con el tiempo se torna normal y resulta aceptado. El cambio siempre empieza siendo local, para luego volverse general.

El segundo, consiste en la legitimidad de las acciones, mucho más que en su legalidad. Si los de abajo no somos capaces de ir más allá de lo establecido, no hay cambios posibles. Eso supone correr riesgos, asumir la respuesta violenta y la posibilidad de pagar con cárcel la lucha por la justicia social. Siempre ha sido así. Hace apenas 30 años el aborto era ilegal en el Estado español, hasta que pequeños grupos de feministas dieron el paso de hacer abortos, y de abortar, desafiando las restricciones legales y las represalias. Ninguna conquista es gratuita.

Por último, es mediante este tipo de acciones como los sectores populares se convierten en sujetos de su destino. Cuando los de abajo toman la vida cotidiana en sus manos están forjando poderes contrahegemónicos, locales primero, pero que pueden expandirse e inevitablemente terminan desafiando a los poderes estatales de arriba. Las clases sólo existen en situaciones de conflicto y eso supone dos partes, como señala Immanuel Wallerstein: “Puede no haber ninguna clase, aunque esto es raro y transitorio. Puede haber una, y esto es lo más común. Puede haber dos, y esto es de lo más explosivo” (El moderno sistema mundial, Siglo XXI, tomo I, p. 495).

De eso se trata. En plena crisis está cobrando forma una clase integrada por los más oprimidos, los del sótano, que van descubriéndose entre sí y van develando los modos y formas de la opresión, hasta mostrar a la luz pública a los expropiadores. Cuando esto sucede, cuando los de abajo se atreven a gritarle a la cara a los de arriba –nos enseña James C. Scott– es porque ha llegado el momento de las grandes y contundentes acciones, esas que no tienen marcha atrás.

Por Raúl Zibechi

http://www.elciudadano.cl/2012/08/17/56175/espana-expropiando-a-los-expropiadores/

31° Capítulo de ECONONUESTRAS 20-ago-2012

Temas:
Lucro en la PUC
Crisis de alimentos y pobreza en el imperio
China, el nuevo imperio en África
Actividad este sábado 25 de agosto sobre los Cordones Industriales

La revolución de las ciudades está transformando radicalmente el futuro de la economía global

En la última década, el crecimiento de los centros urbanos aumentó a su ritmo más acelerado de la historia.  A 2025, la Urbanización sumará 1.000 millones de consumidores a la demanda mundial.

En medio de una continua lluvia de noticias negativas sobre la economía mundial y advertencias sobre recesión, silenciosamente y lejos de la atención general se está produciendo una verdadera revolución que transformará radicalmente el paisaje del mundo como lo conocemos: la masiva urbanización de enormes regiones del planeta.

La urbanización ha sido históricamente el mayor motor del crecimiento global. Durante la primera mitad del último milenio, el eje del poder global estuvo concentrado en Asia, que representaba dos tercios del PIB mundial. Recién en el siglo XVIII, cuando comenzó la masiva urbanización en Europa y más tarde en Estados Unidos, el peso de la balanza se inclinó a favor de Occidente. El explosivo desarrollo de las ciudades durante la revolución industrial permitió gigantescas mejoras de eficiencia en el uso de los recursos y economías de escala, difundiendo el conocimiento técnico y el desarrollo de los servicios.

Sin embargo, la tendencia otra vez está volviendo a cambiar. El ritmo de la urbanización no sólo se está acelerando a una velocidad y escala nunca antes vista en la historia, sino que además está cambiando desde las sociedades desarrolladas de Occidente hacia las gigantescas poblaciones de las regiones emergentes.

Un nuevo mundo de consumo

Según un estudio de la consultora McKinsey, para 2025 el crecimiento de las poblaciones urbanas agregará 1.000 millones de personas a la clase de consumidores mundiales, un incremento de 70% respecto de 2010. Por consumidores la firma entiende individuos con ingresos por más de US$ 3.600 al año o 
US$ 10 diarios, disponibles para gastos suntuarios.

En su reporte “Urban world, cities and the rise of the consuming class”, McKinsey proyecta que los consumidores urbanos inyectarán más de US$ 20 billones (millones de millones) adicionales al año a la economía mundial.

De esta nueva clase de consumidores, cerca de 600 millones estarán concentrados en las 440 mayores ciudades del mundo emergente, denominadas las Emerging 440, que van a generar casi la mitad del crecimiento del PIB global, con 
US$ 10 billones.

Pero la demanda por bienes de consumo va a crecer aún más rápido que la clase de los consumidores por dos razones. Primero, los ingresos de los hogares están aumentando más rápido que el número de hogares y consumidores, y segundo, porque grandes cantidades de las poblaciones en las economías emergentes ingresarán a niveles de ingreso donde el consumo de algunos bienes se acelera drásticamente. En China, por ejemplo, el gasto en salidas a cenar comienza a aumentar a partir de ingresos superiores a 
US$ 3 mil anuales, pero es a partir de los 
US$ 9 mil que se dispara.

Construir sin parar

El explosivo crecimiento de las ciudades inyectará también dinamismo a través de las enormes inversiones en equipamiento e infraestructura necesarias para acomodar a esas nuevas masas de consumidores. La inversión de capital físico anual en las ciudades tendrá que duplicarse desde US$ 10 billones a US$ 20 billones para 2025, y la mayor parte de ella se concentrará también en el mundo emergente.

Las ciudades tendrán que construir inmuebles comerciales y residenciales equivalentes a 85% de todo lo que existe actualmente, inyectando 
US$ 80 billones a la actividad económica. Tan sólo las Emerging 440 necesitarán 44 mil kilómetros cuadrados de nuevas construcciones.

Pero el crecimiento del consumo también requerirá otro tipo de infraestructura. En materia de puertos, la capacidad para manejar contenedores deberá crecer en más de 150%, con inversiones por 
US$ 200 mil millones. Y los mercados emergentes representarán 85% de ese incremento.

Las enormes concentraciones de población también presionarán las necesidades de servicios básicos. La demanda de redes de agua potable crecerá en 80 mil millones de metros cúbicos, equivalente a 20 veces el consumo de una ciudad como Nueva York y un 40% del suministro mundial actual. Eso exigirá invertir US$ 480 mil millones, de los cuales US$ 200 mil millones corresponden a las Emerging 440.

Esto abrirá grandes oportunidades de negocios, pero también podría poner una enorme presión sobre las autoridades. Los incrementos en el precio de la energía, la tierra, los alimentos y el agua durante la última década ya anularon toda la baja de costos lograda durante el siglo XX gracias a los avances técnicos.

El crecimiento de las ciudades que no inviertan en infraestructura y queden rezagadas frente al aumento de sus poblaciones se estrellará contra un muro, y quedarán atrapadas en una creciente congestión, contaminación, y descontento social.

Cambia el balance de poder


La urbanización no sólo se está acelerando dramáticamente, sino que además está dando un giro desde las economías desarrolladas a las emergentes.

El desarrollo de China se está produciendo diez veces más rápido que la del Reino Unido durante la revolución industrial, y a cien veces su magnitud. Tan sólo en la última década, el porcentaje de población urbana pasó de 36% a 50%. Si la tendencia actual se mantiene, la población urbana pasará de 570 millones de habitantes en 2005 a 925 millones para 2025, un incremento mayor que toda la población de EEUU.

El PIB de las grandes ciudades chinas pasó de apenas 20% de lo que producían los centros urbanos de EEUU en 2007, a 37% en 2010. En ese breve lapso, tres ciudades chinas alcanzaron el estatus de megaciudades, es decir, aquellas con más de 10 millones de habitantes. En el mundo desarrollado, en cambio, se espera que sólo Chicago, en EEUU, alcance este nivel para 2025.

En Latinoamérica, el PIB de las grandes ciudades alcanzaba en 2007 26% del de sus contrapartes europeas, pero para 2010 esa proporción había aumentado a 37%.

La ciudad como motor económico


El desarrollo de las ciudades ha sido uno de los grandes motores del crecimiento económico global. Actualmente, las 600 mayores ciudades del planeta, un grupo denominado City 600, albergan a 20% de la población mundial, pero aportan US$ 34 billones al PIB del planeta, un poco más del 50%.

Entre 2010 y 2025 su Producto se habrá casi duplicado a US$ 65 billones y este crecimiento será responsable de casi 65% de la expansión económica mundial en ese período.

El impacto de la urbanización en el crecimiento se debe a la capacidad de las ciudades para atraer trabajadores capacitados y empresas productivas. Los historiadores económicos calculan que el ingreso promedio en las ciudades es entre 1,5 y 3 veces el de las áreas rurales.

Las ciudades, además, generan economías de escala que aumentan la productividad y reducen los costos. En India, por ejemplo, proveer de servicios básicos en las ciudades es entre 30% y 50% más barato que en los sectores rurales. Y asegurar la calidad de los servicios también es más fácil. La tasa de ausentismo entre los profesores en las escuelas rurales es 25% mayor que en los colegios de las ciudades.

Las grandes ciudades albergan actualmente a 38% de la población mundial, pero aportan 72% del PIB global. En EEUU, que se urbanizó aceleradamente en el siglo XIX, 80% de la población vive actualmente en centros urbanos, que aportaron 85% del PIB nacional en 2010.

En Latinoamérica, las 289 mayores ciudades de la región alojan a 55% de su población, pero aportan más de 75% del PIB.

Y en China, las áreas metropolitanas generaron 78% del PIB en 2010.

http://www.df.cl/la-revolucion-de-las-ciudades-esta-transformando-radicalmente-el-futuro-de-la-economia-global/prontus_df/2012-08-17/214518.html

China, el nuevo imperio en África

La reciente muerte de un gerente chino durante una protesta de mineros por la condiciones laborales en Zambia puede ser un hecho aislado, la «chispa que enciende la pradera» o un episodio revelador sobre la compleja relación entre África y China.

El gobierno salió a asegurar a los inversores extranjeros y la comunidad china que «no tienen nada que temer». En un intento de despolitizar el hecho, el ministro de trabajo de Zambia, Fackson Shamenda, lo atribuyó a «una banda criminal que se aprovechó de la protesta».

Ni la historia de la mina en particular, ni la del propio partido de gobierno parecen abonar esta tesis. En 2006, la mina de carbón Collum, propiedad privada de empresarios chinos, fue acusada por el gobierno anterior de tratar a sus trabajadores «como cerdos a los que se patea y apalea como si no fueran humanos».

En octubre de 2010, dos gerentes de la mina dispararon indiscriminadamente contra una manifestación de trabajadores y fueron luego absueltos por la justicia de Zambia.

En 2011, el Frente Patriótico ganó las elecciones con una retórica claramente antichina que se nutrió de todos estos episodios. Pero ya en el gobierno moderó su lenguaje y su conducta. Como quien se somete a la gravitación natural de las cosas, el primer encuentro diplomático que tuvo el presidente electo Michael Sata fue con el embajador de China en Zambia.

Según Merlin Linehan, director de China in Africa, una organización dedicada al análisis de las compañías chinas en África, Sata se rindió a la realidad.

«Las inversiones chinas en Zambia constituyen un 20% de su Producto Interno Bruto (PIB). Sata tuvo que adaptarse a esta realidad. Lo que sucedió en la mina es lamentable, pero no creo que sea un reflejo de lo que ocurre con China en el resto de África. La mayoría de los proyectos chinos en en continente han funcionado sin problemas», le dijo Lineghan a BBC Mundo.

Quizás, pero la retórica antichina aparece con creciente frecuencia en los partidos de oposición de diferentes países africanos, señal de un malestar subyacente.

¿Neoimperialismo chino?

China ha desplazado a Estados Unidos como principal socio de África, triplicando desde 2006 su comercio con el continente.

Ni siquiera la actual crisis económica parece afectar la salud del comercio bilateral: en los primeros cinco meses de este año se registró un salto del 20% en los intercambios.

Una tercera parte del petróleo que consume China proviene de África, sobre todo de Angola. Un 20% del algodón que necesita para su industria textil le llega de Benín, Burkina Faso y Mali.

En julio, en una cumbre en Pekín a la que asistieron 50 jefes de Estado de África, el presidente chino, Hu Jintao, prometió créditos por US$20.000 millones para la inversión en estructura y «desarrollo sostenible».

China rechaza la acusación de neoimperialismo, subrayando que la balanza comercial con el continente es equilibrada y que sus créditos son blandos y sin las condicionalidades del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, que exigen duros planes de ajuste a cambio de financiamiento.

Pero un informe de Human Rights Watch sobre condiciones laborales en las minas en Zambia, publicado en 2011, pinta un panorama de explotación colonial. El título del reporte es elocuente: «Si se niega, lo echamos».

«Las relaciones laborales en Zambia muestran todo tipo de abusos, sea respecto al sueldo que muchas veces está por debajo del salario mínimo, a las condiciones de seguridad y sanitarias o bien a la represión de la actividad sindical», reconoce Merlin Linehan, el director de China in Africa.

La exportación del modelo chino

No es que las condiciones laborales sean mejores en China.

La reforma constitucional impulsada por Deng Xiao Ping en 1982 suprimió el derecho de huelga, y los sindicatos son apéndices del Partido Comunista.

En las minas de carbón, que suministran el 70% de las necesidades energéticas del país, las condiciones laborales son probablemente peores que en África. Según cifras oficiales, el promedio de muertes por accidentes es de unas 2.600 personas por año.

Con la apertura económica de la década de los años 80, China se convirtió en un lugar donde la regla social más importante es la máxima de Deng Xiao Ping de que «enriquecerse primero está bien».

Las empresas, acostumbradas a ignorar las regulaciones en China, se comportan de la misma manera en el exterior. La petrolera china Sinopec realizó exploraciones en el Parque Nacional de Gabón. Según le dijo a The Economist el ministro de Medio Ambiente de Zimbawe, las multinacionales chinas operan como «bucaneros buscadores de oro».

Y no se trata simplemente de la conducta de las grandes corporaciones. Decenas de miles de emprendedores chinos han emigrado a África. En el mercado de Lusaka, esta presencia china bajó el precio del pollo a la mitad y el del repollo en un 65%. En Dar es Salaam, la capital comercial de Tanzania, la competencia con los trabajadores locales fue tal que se les prohibió vender en los mercados.

¿Qué diría Confucio?

La proverbial ética laboral china («trabajar como un chino») reduce precios a puro sudor en la frente.

Wang You, consejero económico de la embajada China en Zambia, cree que esta diferencia cultural es clave.

«Algunas compañías chinas me dicen que cuando ofrecen pago especial por trabajar los fines de semana, los africanos no lo aceptan. En China estarían felices. Acá quieren disfrutar la vida», subraya Wang You.

El contraste cultural es indudable.

La columna vertebral del milagro chino, los 200 millones de migrantes laborales internos, son campesinos que van a las ciudades para conseguir el trabajo en las condiciones que fueren para cumplir con su sagrado deber hacia padres e hijos.

Los salarios que aceptan en China son muchas veces menores a los que las compañías chinas pagan en África.

Pero como le indicó a BBC Mundo la taiwanesa Hsiao-Hung Pai, autora de «Chinese Wispers y Scattered Sand«, dos estudios clave sobre la migración interna y externa chinas, este aparente rasgo cultural se da en el contexto de condiciones socioeconómicas extremas.

«Estos trabajadores no tienen jubilación ni una cobertura sanitaria o educativa. No tienen derechos sindicales reconocidos. El hecho de que en estas condiciones agachen la cabeza y solo piensen en enviar dinero a sus familias no es extraño. ¿No pasa lo mismo en América Latina?», le dijo Pai a BBC Mundo.

Visto desde esta perspectiva, el problema no es un determinismo cultural sino las relaciones de poder que ha establecido China en su turbulenta historia contemporánea.

http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2012/08/120808_internacional_china_africa_relaciones_peligrosas_dp.shtml

30° Capítulo de ECONONUESTRAS 13-ago-2012

Temas:
Sigue la polémica por la CASEN/
Empresas condenadas por prácticas antisindicales/
La crisis como relato de los poderosos/
La ocupación actual de casas en España/
La Educación Prohibida