Archivos Mensuales: julio 2014

Andrew J. Smart y la ciencia de no hacer nada: por qué el mundo iría mejor si fuésemos bastante más vagos

por ElConfidencial

“Debemos construir la habilidad de ser nosotros mismos y no hacer nada. Eso es lo que los teléfonos han hecho desaparecer. La capacidad de estar quietos. Es en lo que consiste ser una persona”. Con esta cita del cómico Louis C.K., el científico y escritor Andrew J. Smart ilustra uno de los grandes problemas del ser humano en el siglo XXI: la necesidad autoimpuesta de estar permanentemente ocupados. El ocio es el enemigo, algo que nos detiene en la conquista de nuestros objetivos y que puede acabar con nuestro bienestar material. Sin embargo, el esfuerzo continuo no nos hace más felices, ni siquiera nos permite conseguir mejores resultados. Simplemente, acaba con nuestra creatividad, con nuestra felicidad y nuestra humanidad.

Smart acaba de publicar en España El arte y la ciencia de no hacer nada. El piloto automático del cerebro (Clave Intelectual), en el que explica desde un punto de vista neurológico –aderezado con observaciones literarias y filosóficas– por qué deberíamos empezar a no hacer nada. En primer lugar, porque, como explica a El Confidencial, “el cerebro es una maravilla compleja y no lineal que siempre está activa”. Hay partes de nuestro cerebro, como el córtex prefrontal, que se activan cuando no hacemos nada y que “te permiten acceder a tu inconsciente, tu creatividad y tus emociones”. Perder el tiempo potencia nuestras habilidades, nos ayuda a conocernos y a sentirnos en paz. La conclusión, para Smart, está clara: “Es aceptable ser vago”.

El hombre no nació para trabajar

Se trata de una idea que lleva circulando desde hace mucho tiempo en la neurociencia y que ha formado parte de la cultura durante siglos. El descanso era tan consustancial a la vida diaria como el trabajo. Sin embargo, la revolución industrial, el capitalismo, la urbanización de la sociedad y la globalización han cambiado las costumbres del individuo y han convertido el tiempo en el bien más preciado. Por el contrario, la vaguería (o, mejor dicho, la ociosidad) es hoy en día un importante tabú. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?

La ética protestante, heredada por el capitalismo, comenzó a cambiar las tornas respecto al trabajo, que durante siglos había sido considerado un castigo divino. “Lutero pensaba que los pobres eran vagos y necesitaban ser castigados con el trabajo duro”, explica Smart. “En el libro hablo de nuestro pasado evolutivo, y cómo el ocio era necesario para recuperarse después de cazar y escapar de depredadores”. Sin el descanso, habría sido imposible que el ser humano mantuviese todas las exigencias físicas de un mundo dominado por la naturaleza. “Hoy en día no tenemos que hacer nada físico para sobrevivir excepto caminar al coche, pero quizá la compulsión de estar ocupados esté relacionada de alguna manera con ello”.

Durante siglos, se pensó que el desarrollo tecnológico permitiría al ser humano disponer de más tiempo libre. “Los radicales del siglo XIX como Marx o Bakunin apostaban por una sociedad basada en el ocio”, recuerda Smart. “Economistas mainstream como Keynes pensaban que hoy en día tendríamos una jornada laboral mucho más corta, y Oscar Wilde escribió que los pobres debían ser liberados por las máquinas”. Sabemos perfectamente que no sólo no trabajamos menos, sino que la tecnología ha provocado que dediquemos las 24 horas del día al trabajo, a diversos compromisos familiares y sociales y a consultar las notificaciones del móvil.

Hay un interés detrás de todo ello, sugiere Smart. “Las largas horas de trabajo benefician a la élite de varias maneras –consiguen convertir el valor de nuestro trabajo en beneficio–, mientras estamos intentando trabajar todo lo posible no nos organizamos, algo que siempre ha sido una amenaza a sus intereses”. Otra contrapartida: “Previene el pleno empleo porque siempre puedes amenazar a los empleados con el desempleo por trabajar lo justo, pero si todos trabajásemos menos horas podríamos emplear a todo el mundo”. ¿La paradoja inherente a todo ello? “Si sólo trabajásemos unas pocas horas al día, seríamos tan productivos o incluso más que si lo hiciésemos diez horas al día”.

“Mi visión particular es que todo el mundo puede disfrutar del ocio que necesite sin dañar su seguridad material. Creo que se tiene la falsa creencia de que si dejásemos a la gente tener todo el ocio que quisieran nadie trabajaría”, argumenta Smart. “No creo que eso sea verdad: la gente trabajaría en lo que desease, no en la basura en lo que suele trabajar. La gente no es vaga, simplemente tiene trabajos lamentables”.

El culto a la agenda apretada

Pero ese culto a la productividad forma parte ya casi inseparable de nuestras vidas. Exigimos a nuestros hijos que se olviden del ocio, tan necesario para el desarrollo emocional y personal, y abracen un gran número de actividades extraescolares o aficiones, siempre vistas como una obligación, como es el caso de aprender a utilizar un instrumento musical o practicar un deporte. “Estoy de acuerdo en que me sentiría muy raro como padre si le dijese a los que acaban de apuntar a sus hijos en 14 actividades que los míos no hacen nada”, reconoce Smart. “Nos sentimos culpables si no tenemos a nuestros hijos apuntados a natación, música, chino, etc”.

Esta trampa no deja de producir paradojas. Una de ellas es que aquellos que más dinero y poder tienen en sus manos son precisamente los que disponen de menos tiempo libre. Sin embargo, Smart sugiere que algunas personas podrían disfrutar más, o estar más preparadas biológicamente que otras, para aguantar el estrés. “Los CEO, banqueros y políticos no son la clase de personas que uno consideraría creativas o que te gustaría conocer de forma personal”, sugiere el científico. “Su ocupación los daña de la misma manera que a los demás, pero en la situación presente se benefician de ello, incluso aunque les haga daño a la larga”.

Mucho se ha escrito ya sobre los problemas que causa la multitarea, es decir, nuestra tendencia a realizar diversas actividades al mismo tiempo, algo que provoca que no hagamos bien ninguna de ellas y perdamos nuestra capacidad de concentración. Pero Smart va más allá. No se trata de reorganizarse para ser más productivos, sino de, simplemente, redescubrir quiénes somos y lo que queremos.

“El escritor Steven Poole escribió un gran artículo sobre lo que denomina ‘el culto a la productividad’, donde todo lo que hacemos –incluso si es simplemente relajarse– tiene algún objetivo funcional o sirve a la motivación utilitaria de ser productivo”, recuerda Smart. “Insisto en mi libro en que estar desocupado es bueno por sí mismo, no para convertirse en un hipster digital más productivo”. Esa es una de las paradojas del libro. Si bien sugiere que tomarse varios descansos en el trabajo o dejar la mente vagar durante un buen rato al día puede mejorar nuestra creatividad y desempeño en el trabajo, Smart es particularmente crítico con la utilización de su libro para conseguir ser aún más eficientes.

“Es difícil escapar de ello, porque hay quien lee mi libro y se dice ‘oh, vale, ahora tengo que añadir no hacer nada a mi lista de tareas’. Es no haber entendido nada”, se lamenta Smart, que explica cómo la escritora Bridig Shulte, autora de Owerwhelmed, un libro sobre la falta de tiempo libre en nuestra sociedad, recibe continuamente ofertas por parte de importantes think-tanks para explicarles cómo el ocio puede hacer más productivos a sus empleados. Otra manifestación más de la obsesión de nuestra sociedad por traducir lo que no tiene precio en números, metas y nombres tachados de una lista.

El ser humano, en peligro

El problema que late detrás de todo ello es que, quizá, el ser humano esté perdiendo aquello que le distinguía del animal, la capacidad de autorreflexión y de conciencia sobre uno mismo. Por el contrario, nos estamos convirtiendo en una mezcla de los animales que sólo son capaces de reaccionar a los estímulos de su entorno y las máquinas que obedecen constantemente órdenes externas. “La habilidad para pensar sobre nosotros mismos es una capacidad humana que ninguna otra especie puede llevar a cabo”, añade Smart. “Requiere una gran corteza prefrontal y la capacidad de metacognición. Si dejamos que esta habilidad se atrofie de forma individual, tendrá consecuencias socialmente negativas”.

Si somos conscientes de que el estrés cotidiano y nuestros horarios sobresaturados acaban con nuestra inspiración, ¿por qué no hacemos nada para evitarlo? Smart traza un paralelismo con la adicción al tabaco. Cuando empezamos a fumar de adolescentes, resulta atractivo porque nos hace parecer más mayores y más interesantes; pero para cuando nos damos cuenta de que nos perjudica, nos encontramos con que la motivación inicial se ha esfumado y es difícil hacer desaparecer la adicción.

¿Qué podemos hacer, por lo tanto, para poner el freno de mano en un mundo en constante movimiento sin que este nos lleve por delante? Smart lo tiene claro: “Conseguir una sociedad basada en el ocio probablemente requería algo parecido a una revolución”. Mientras tanto, está en nuestras manos (íntimas y privadas) intentar detener el caos que nos rodea. “Cuando tengo un momento en el que no he de hacer nada, intento detener la urgencia de encontrar algo que hacer”, explica. “Intento sentarme hasta que me interrumpen. Te sorprendería el beneficio de robar breves momentos a lo largo del día para desconectar. Una vez manejes esos pequeños momentos de desconexión, puedes construir gradualmente una tolerancia a los períodos mayores”. Barato, sencillo y efectivo, aunque conviene tener a mano un ejemplar de El arte y la ciencia de no hacer nada ante la nada descabellada posibilidad de que alguien nos llame “holgazán”.

http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2014-07-25/elogio-de-la-holgazaneria-por-que-el-mundo-iria-mejor-si-fuesemos-bastante-mas-vagos_167479/#lpu6Rxgq0K9vndlP

113° Capítulo de ECONONUESTRAS 21-jul-2014

Entrevista a Vicente Zúñiga, vocero de la FENAPO (Federación Nacional de Pobladores)

112° Capítulo de ECONONUESTRAS 14-jul-2013

Entrevista a Renzo Gamboa, profesor de historia de la V región hablando de la Reforma Educacional y la realidad del trabajo docente en Chile

Informe del IV relevamiento de Empresas Recuperadas en la Argentina. 2014

A continuación compartimos el «Informe del IV relevamiento de Empresas Recuperadas en la Argentina. 2014: las empresas recuperadas en el período 2010-2013» del Programa Facultad Abierta de la Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires.

Como se menciona en la presentación del documento:

«El programa Facultad Abierta ha realizado desde el año 2002 una serie de relevamientos nacionales de empresas recuperadas por los trabajadores (ERT). Estos relevamientos tienen la finalidad de construir una información lo más completa posible del universo total de las empresas recuperadas en la Argentina a través de una muestra amplia de casos en los que se recolectaron datos a través de una encuesta –que se fue complejizando y reelaborando a medida que avanzaba la experiencia propia y de los trabajadores. El hecho de que los distintos relevamientos se hayan realizado a lo largo de un período de tiempo comprendido entre mediados de 2002 y fines de 2013 (el cuarto, que aquí presentamos) permite además organizar esa información en un plano temporal de más de una década hasta el momento. Una década en la cual el movimiento de empresas y fábricas recuperadas por los trabajadores se ha consolidado como una realidad del mundo del trabajo»

Revisa el documento aquí

111° Capítulo de ECONONUESTRAS 30-jun-2014

Programa dedicado a Marco Cuadra y demás luchadores sociales.

«El neodesarrollismo es una falsa alternativa al neoliberalismo» Entrevista con Marcelo Dias Carcanholo, presidente de la SEPLA

para ZUR por Rodrigo Alonso.

Pasada más de una década del ingreso de América Latina en un “ciclo progresista”, aún parece pendiente una correcta caracterización de este fenómeno. ¿Hemos superado el neoliberalismo? ¿Es el neodesarrollismo una alternativa al proyecto neoliberal de las burguesías latinoamericanas? Sobre estas y otras preguntas discurre laentrevista hecha por ZUR al economista marxista brasilero Marcelo Dias Carcanholo, actual presidente de la Sociedad de Economía Política Latinoamericana (SEPLA)

-ZUR- Ya han pasado casi quince años desde la llegada a gobiernos latinoamericanos de diferentes fuerzas de izquierda y progresistas. ¿Qué balance se puede hacer de esas experiencias?

-Carcanholo (C): En realidad, lo primero a entender es que esos gobiernos, cada uno con sus especificidades, se conformaron en un momento donde la estrategia neoliberal de desarrollo presentaba sus límites y contradicciones. De esa forma, cuando se dice que se trata de gobiernos progresistas se los debe comparar con lo que es la estrategia neoliberal de desarrollo y en este punto existen muchas confusiones, e incluso, errores. El neoliberalismo no se define en el nivel de abstracción de las políticas económicas (monetaria, fiscal y cambiaria). No se trata de políticas económicas ortodoxas, de control de la demanda agregada para combatir los problemas inflacionarios y fiscales. El neoliberalismo se define en un nivel más elevado de abstracción, en el nivel de los marcos estrucuturales de la sociedad, más allá de las distintas coyunturas que se presenten en esos marcos. Estas distintas coyunturas son lo que definen distintas políticas económicas.

El neoliberalismo se define por dos características. La primera es que la estabilización macroeconómica (control de precios y de los equilíbrios fiscales) es una condición previa, necesaria. No importa la forma como se obtenga (con cual tipo de política económica), sino que sea obtenida. Es por eso que, en los años 90, los neoliberales aceptaron el control del tipo de cambio como forma de control de precios, aunque esto sea contrario a lo que normalmente se cree sean las políticas ortodoxas. La segunda, que es la clave, es que después de la estabilización, son necesarias las reformas estructurales de liberalización y apertura de los mercados (particularmente el mercado financiero y de trabajo), así como las privatizaciones. La idea es que esto profundiza la sociabilidad mercantil, promoviendo la competencia y, por lo tanto, las inversiones, el aumento de la productividad, el crecimiento, la distribución del ingreso y el desarrollo.

El hecho es que estas promesas neoliberales no fueron cumplidas por sus programas de ajuste. Los problemas sociales graves que se establecieron como consecuencia de esos programas definen el marco en que los gobiernos progresistas suben al poder. Eso quiere decir que estos gobiernos fueron elegidos para combatir el proyecto neoliberal. Algunos de ellos se propusieron avanzar en el combate e intentaron revertir algunas de las reformas neoliberales, con todas las reacciones políticas que eso produce. Otros, ni siquiera se propusieron eso.

El balance que se puede hacer después de casi quince años de esos gobiernos se debe dividir en dos partes. En primer lugar, los gobiernos (fueron pocos) que se propusieron revertir las privatizaciones, el grado de apertura económica, incorporar derechos laborales, etc., siguen sufriendo las reacciones económicas y políticas de los grupos dominantes internos y externos. Además, en función del propio desgaste de tantos años de lucha, en algunos casos con relativos pocos avances, la derecha tradicional empieza a reconquistar espacios políticos.

En segundo lugar, aquellos gobiernos que, más allá del discurso crítico, no combatieron de frente el proyecto neoliberal. Promovieron dos cosas: por un lado, el agravamiento de los efectos sociales de ese proyecto. Por otro lado, la deconstrucción de alternativas realmente de izquierda, una vez que en el sentimiento de la mayoria de la población, en función de lo que hicieron en los gobiernos, no habría mucha diferencia entre unos y otros.

Al final de cuentas, lo que se trata de hacer es profundizar la crítica a los proyectos neoliberales, cambiando las políticas económicas sí, pero por sobretodo rompiendo con las reformas estructurales que elevaron el grado de dependencia de nuestras economías, apuntando a una estrategia que, al final, cuestione ese carácter dependiente que tenemos frente a la economía capitalista mundial. Y eso, en los marcos del capitalismo, no es posible.

-ZUR- ¿Dejamos atrás el neoliberalismo?

-C: Desafortunadamente, no. Y eso por tres razones.

Algunos piensan que el neoliberalismo fue superado porque los gobiernos progresistas implementaron políticas sociales para combatir los problemas creados por ese proyecto. Pero de nuevo se demuestra el desconocimiento sobre lo que es el neoliberalismo. Las distintas perspectivas político-teóricas no se definen por las banderas que defienden, sino por lo que proponen política y teóricamente para cada una de ellas. Los neoliberales tienen propuestas para las políticas sociales. Ellas tienen que ser focalizadas, compensatorias, con base en los individuos más frágiles (para promover la competencia). Las políticas sociales aplicadas por los gobiernos progresistas, en su mayoria, no están afuera de los marcos propuestos por el neoliberalismo. Al contrario, hacen parte de sus recetas.

Otros nos dicen que el neoliberalismo fue derrotado, pues hoy día lo que se implementa en gran parte es lo que se llama neodesarrollismo. ¿Pero qué es eso? ¿Se trata de rescatar el viejo desarrollismo, que planteaba una fuerte presencia del Estado para dirigir el desarrollo, en contraposición a los señales del mercado? No. El neodesarrollismo sostiene, en su versión más cínica, que el costo de revertir las reformas neoliberales es tan alto que lo mejor es no hacerlo y trata de implementar políticas para ceñir los efectos de esas reformas que, solamente en el corto plazo, pueden tener costos económicos y sociales. De esa forma, lo que propone el neodesarrollismo solamente es bajar las tasas de interés a níveles inferiores a las tasas de ganancia del capital productivo para que los capitales inviertan y acumulen en proceso (re)productivo, generando crecimiento y empleo, y no la valorización financiera. Se debe tener claro que la propuesta del neodesarrollismo frente al neoliberalismo no es enfrentarlo donde él se define, esto es, en los marcos sociales estructurales (las reformas).Incluso se habla a veces de la necesidad de profundizar las reformas, modificandoapenas las políticas económicas. Por eso es que el neodesarrollismo es una falsa alternativa al neoliberalismo.

Además, la forma que el capitalismo encuentra para responder a los efectos de su crisis actual, tanto en el centro de la acumulación mundial como en las economías dependientes -lo que nos incluye-, es profundizar el neoliberalismo más radical. Esto porque la crisis actual implica una rebaja de las tasas de ganancia, una vez que gran parte de los capitales se especializaron meramente en apropriarse de la riqueza, sin contribuir directamentepara su producción. Así, hay dos formas de resolver la situación. Una es dejar que los mercados devalúen esa cantidad enorme de capitales superacumulados, sin respaldo en la producción de la riqueza. Esa salida está descartada porque implicaría quiebra de capitales. La otra es ganar tiempo en los mercados de corto plazo para que esos capitales no se devalúen, lo que implica que el Estado tiene que entrar comprando los títulos podridos, garantizando demanda por esos títulos e impidiendo sus rebajas. La implicancia de esto es el crecimiento de la deuda pública, actual forma de manifestación de la crisis mundial. Pero eso apenas permite ganar tiempo para lo que de hecho es la salida del capital para la crisis. Se trata de aumentar la producción de riqueza, para que los derechos de apropiación tengan sostenibilidad en la producción aumentada. Y para eso hay que sobreexplotar la fuerza de trabajo. ¿Cómo se hace? Profundizando las reformas neoliberales. O sea, el ajuste que promueve el propio capital para su crisis hace que quien pague la cuenta sean los trabajadores. Esto en los marcos del capitalismo es lo normal.

ZUR China ya es el principal socio comercial de varios países sudamericanos y comienza un claro proceso de exportación de capitales a la región, ¿Qué implicancias tiene esto?

-C:
 La mayor participación de China en la balanza comercial de los países sudamericanos es manifestación de una redivisión internacional del trabajo en el capitalismo contemporáneo. Se ha producido uma reprimarización de las exportaciones de las economías sudamericanas, al mismo tiempo que aumentan las importaciones de mercancías con mayor productividad y de elevada intensidad tecnológica. Eso tiene que ver con la presencia china. Esta economía es la que más creció en los últimos años y se especializó en importar productos primarios basados en recursos naturales, precisamente lo que Sudamérica exporta. Por otro lado, China exporta la gran parte de los productos manufacturados que nuestra región importa.

De esa forma, China tiene un papel protagónico en lo que se puede llamar como imperialismo contemporáneo. Alavez, capitales chinos lleganya hace tiempo a nuestra región, incluso comprando buena parte de las tierras que producen justamente los productos primarios que ellos importan de nosotros. Esos capitales también empiezan a comprar capital productivo en la región y, desde aquí, impulsan producción de riqueza que generará ingresos para esos capitales, aunque sean producidos en nuestras economias.

Esos procesos implican que se reafirman, ahora con el protagonismo chino, los mecanismos de transferencia de valor, siendo que el valor producido en nuestras economías finalmente es realizado y acumulado en los países centrales, reconfigurando la condición dependiente de nuestras economías.

-ZUR- ¿Mantiene validez la cateogoría de Rui Mauro Marini de sub-imperialismo para pensar, por ejemplo, el rol de Brasil en América del Sur?

-C:
 Por lo visto antes, se puede sostener la validez contemporánea de la teoria marxista de la dependencia, que tiene en Rui Mauro Marini uno de sus principales autores. Este autor arriesgó en llamar subimperialismo a algunas características específicas de algunas economías dependientes, como el caso brasileño. Para ese autor, el hecho de que algunas etapas del proceso productivo hayan sido trasladadas a economías como la brasileña, produjo una elevación de la productividad media en el capitalismo brasileño. Con esto, capitales anclados en Brasil logran reproducir hacia la región sudamericana los mecanismos de transferencia de valor desde las economías menos productivas hacia las economías más productivas.

Lo importante de la categoría subimperialismo es tener claro que no se trata que Brasil no sea más una economía dependiente. Lo sigue siendo. Pero con ese proceso, los capitalesdeBrasil logran apropriarse de parte del valor producido en las economías menos desarrolladas de la región. Como esos capitales están transnacionalizados, el imperialismo también puede participar en ese proceso de apropiación del valor producido en la región.

En el siglo XXI este subimperialismo brasileño presenta características más fuertes. Desde el plan de comercio exterior, la economía brasileña se especializó en importar mercancías primarias y basadas en recursos naturales desde las otras economías de la región, y en exportar productos con algún grado de complejidad tecnológica reproduciendo hacia la región el mismo mecanismo de transferencia de valor del imperialismo. Por otro lado, inversiones desde el Brasil invaden otras economías de la región, ya sean las constructoras, mineras, Petrobrás, etc. De esa forma, la característica imperialista de exportación de capitales también se presenta. En tercer lugar, esos procesos son financiados en buena parte por un banco semi-oficial, el BNDES, que financia capitales “brasileños” para “actuar” en la región. Desde Brasil, un banco que se dice de desarrollo económico y social financia la actuación subimperialista de los capitales “brasileños”.

Algunos autores siguen criticando la utilización de la categoría. Un argumento es que haría falta la pata militar del imperialismo. Parece que con el liderazgo brasileño en las fuerzas de ocupación de la MINUSTAH en Haiti esa pata ya no está ausente. Otro argumento de los críticos es que la economía brasileña sigue siendo dependiente del imperialismo internacional, lo que es la más absoluta verdad. Por eso es que Marini no llamó el capitalismo brasileño de imperialista, sino de subimperialista.

-ZUR- En el debate económico actual pareciera que no hay espacio para medidas que puedan afectar lo que el mainstream considera un manejo “serio y responable” de la macroeconomía. ¿Tenemos programa económico contrahegemónico para relanzar la perspectiva socialista? ¿Cuáles serían sus principales ejes?

C: Esta pregunta nos remite, nuevamente, al distinto plan de abstracción en la crítica al desarrollo neoliberal. Una cosa es plantear otra política económica, o sea, sostener que la política monetaria debe disminuir las tasas de interés para que los capitales sean invertidos cada vez más en procesos productivos que generen crecimiento y empleo. Además, las políticas fiscales también tendrían que ser pro-crecimiento, y no para crear saldos fiscales que garanticen el pago de los intereses financieros. Las pre-condiciones para eso son, por un lado, controlar el flujo de capitales, pues una disminución de la tasa de interés puede generar fuga de capitales, con problemas externos serios. Por otro lado, las inversiones públicas deben expandir la capacidad productiva de los productos prioritarios, de forma que la expansión de la demanda no genere inflación.

Pero esta otra política económica en nada modifica la superexplotación de la fuerza de trabajo que caracteriza las economías dependientes. Apenas modifica la forma de apropiación del valor producido en esas economías. Un nível mayor de crítica es justamente disminuir el impacto de los factores estructurales que condicionan la dependencia. Ese otro modelo de desarrollo tiene que romper con los procesos de liberalización, apertura externa, privatizaciones, conformando una verdadera estrategia alternativa de desarrollo, que implique también un cambio de modelo productivo en contra de la lógica transnacionalizada y extractivista que caracteriza las economías de la región en la actualidad. Esta otra estrategia también requiere un cambio de política económica, pues necesita de la ampliación de los mercados internos, para realizar el valor producido. Esto, a su vez, requiere redistribuir ingresos y riquezas para que más personas tengan condiciones de participar del mercado interno. Todo aún dentro de una sociedad capitalista, aunque en contraposición a su faceta neoliberal. De cualquier forma, por más radicales que sean estas modificaciones, no se reslvería el carácter dependiente de nuestras economías, apenas disminuiríamos sus manifestaciones.

Una estratégia socialista debe, mas allá de cambiar la política económica y la estrategia de desarrollo, lo que es absolutamente necesario, modificar el proprio carácter social que define el capitalismo. En éste, las relaciones sociales son intermediadas por los intercambios mercantiles. Ellas son establecidas por el intercambio de nuestras mercancías. Se trata de una sociedad intermediada por lo mercantil. Una estratégia socialista debe construir espacios donde las relaciones sociales sean cada vez más directas, sin ningún tipo de intermediación. El socialismo requiere que los seres humanos, de forma colectiva, conciente, y sin ninguna instancia que haga la intermediación, decidan lo que van a producir, la forma de producirlo, distribuirlo y consumirlo. Por eso es que un socialismo de mercado es una contradicción. No se puede vivir el socialismo si las decisiones de los seres humanos son definidas por algo (el mercado, la ley del valor) que les es ajeno, extraño.

-ZUR- Por acá, Fernando Henrique Cardoso es uno de los autores brasileros más difundidos y se lo tiene como referente principal de la teoría de la dependencia. ¿Qué opinión te merece eso?

-C: Lo más increible de todo eso es que lo mismo ocurre en Brasil. Arriesgo decir que de forma más intensa. Autores de la teoría marxista de la dependencia brasileños como Marini, Theotonio dos Santos y Vania Bambirra eran absolutamente desconocidos hace algunos años. Eso tiene que ver con la estrategia deliberada que las elites brasileñas, financiadas por instituciones como la fundación Ford (y otras), tuvieron de tornar estos autores desconocidos, promoviendo además otros de muy baja calidad, como Fernando Henrique Cardoso. ¿Y, por qué eso?

La explicación se encuentra en la propia categoría de dependencia, como la entiende Fernando Henrique Cardoso. Para ese autor, la dependencia quiere decir que nuestras economías están condicionadas por la economía mundial y, esto es lo más importante, la única forma que tenemos de generar algún crecimiento y desarrollo, es aprovechar momentos donde la economía mundial nos permita engancharnos dentro de su lógica. Es como si ella fuera un tren que, en algunos momentos coyunturales, acepta otros vagones. Para que eso sea posible, son necesarios gobiernos que aprovechen las oportunidades, abriendo nuestras economías para el comercio y la entrada de capitales. Fue exactamente lo que hizo este señor en su gobierno en los años 90. Simplemente impulsó lo que habia escrito.

Se trata de una versión weberiana de la dependencia, donde al actor central es el Estado Nación, como si éste fuera una entidad única, sin contradicciones, con una lógica propia y racionalidad instrumental burocrática. No hay clases sociales, lucha de clases, dialéctica en la actuación estatal, etc. Cuando éstas aparecen son subordinadas al proyecto estatal. No se ve que el Estado es el resultado contradictorio de las luchas sociales.

Lo que la teoria marxista de la dependencia acentúa es justamente el hecho de que el actor central en el capitalismo es el capital, y éste es constituido con base en una relación social clave. Los capitalistas pagan la fuerza de trabajo para que esta produzca más valor de lo que se requiere para producir un equivalente a sus sueldos. Este valor a más, el plusvalor, es la base de las ganancias de los capitales. El Estado, con todas sus contradicciones, y autonomía relativa de actuación, es el resultado dialéctico de este tipo de sociedad.

Además, cuanto más las economías dependientes profundicen sus relaciones económicas con el capitalismo mundial, más los mecanismos de dependencia van a actuar, profundizando la dependencia, y no creando crecimiento y desarrollo, como piensa Fernando Henrique Cardoso. La história parece que le dio la razón a la teoria marxista de la dependencia.

-ZUR- ¿Cómo anda el marxismo latinoamericano hoy?

-C: El pensamiento crítico marxista está resurgiendo en América Latina. La región ya tuvo una fuerte tradición en el pensamiento marxista, y lo más interesante de éste no era la mera copia del marxismo que llegaba de Europa. La propia realidad contradictoria de la región obligó al pensamiento marxista latinoamericano a construirse en conformidad con sus problemas específicos. En este momento preciso vuelve el interés por la teoría marxista, en primer lugar, por la situación social específica de profundización de los problemas estructurales promovida por las políticas neoliberales desde los años 90 del siglo pasado. Los movimientos de lucha y resistencia sociales, de alguna forma, necesitaron para esos procesos recuperar la tradición del pensamiento crítico, especificamente el marxista.

En segundo lugar, las falsas alternativas que se presentaron a esa situación (como el neodesarrollismo) muestran en estos momentos sus límites, lo que permite que pensamientos más radicales y genuinamente alternativos, como el marxismo, sean presentados y sostenidos.

Además de eso, la actual crisis del capitalismo mundial también contiene una crisis de la teoría social que no logra explicar el hecho que el proceso de acumulación de capital funciona inerentemente de manera cíclica. Esto quiere decir que las crisis hacen parte del funcionamiento de la economía capitalista, no es un fenómeno ajeno, fortuito, casual. La única teoria social que logra entender las crisis como de hecho ellas son es la marxista. Como nuestras economías tienen una inserción dependiente en el capitalismo mundial, las crisis de éste último se manifiestan con particularidades en nuestra región, y eso explica el rescate del pensamiento marxista latinoamericano.

Este proceso ocurre no solamente en las universidades sino también en los procesos de formación que los mismos movimientos sociales implementan, al darse cuenta de que el arma teórica es crucial para los enfrentamientos anticapitalistas que se proponen. De hecho, esa relación del trabajo militante académico formal con los procesos de formación y pensamiento que vienen desde los movimientos sociales, sindicales y políticos es clave para una estrategia socialista de combate a la manera como el capital está saliendo de su actual crisis. La política de los ajustes para enfrentar la crisis, desde la perspectiva del capital, es profundizar el neoliberalismo. Sólo un trabajo serio e intenso de construcción de esa estrategia socialista, con base en un proceso de relación de mutuo apoyo entre intelectuales orgánicos y movimientos socialistas, puede enfrentar la estrategia del capital. Este es el sentido, por ejemplo, de la Sociedad Latinoamericana de Economía Política y Pensamiento Crítico (SEPLA) que, junto con otras organizaciones, pretende impulsar esa estrategia verdaderamente crítica, socialista.

-ZUR- ¿Algunas lecturas imprescindibles para pensar América Latina?

-C: Es imprescindible recuperar todas las experiencias teóricas y prácticas de los movimientos socialistas. No podemos olvidarnos de las experiencias revolucionarias que ya ocurrieron en la história, y no sólo en América Latina, sino también de otras partes del mundo, en distintos momentos históricos.

La tradición marxista tiene una enorme cantidad de debates teóricos muy importantes para entender nuestra realidad. No se trata de traspasar discusiones antiguas como si fueran suficientes para transformar nuestra realidad presente. Hay que respetar la especificidad de los distintos momentos históricos. Desde que el capitalismo es capitalismo nosotros los trabajadores sufrimos las contradicciones de este sistema social. Tenemos que conocer al enemigo si queremos derrotarlo. Para eso la lectura de los clásicos del marxismo es imprescindible.

Adicionalmente, tenemos que recuperar lo nuestro, el pensamiento crítico latinoamericano, y aquí la lista tambien es enorme (Mariátegui, Mella, Che Guevara, y muchos otros). La teoria marxista de la dependencia (Marini, Bambirra, Dos Santos, Caputo) tiene que ser rescatada, pero, nuevamente, sin creer que se puede utilizar este debate de los 60, 70, del siglo pasado sin ninguna intermediación hacia la realidad presente. Se trata de construir una estrategia socialista para la dependencia contemporánea de nuestra región. Afortunadamente aquí tambien tenemos nombres importantes que nos ayudan en ese trabajo, pero hay que destacar una gran cantidad de jóvenes que recién empiezan a estudiar este gran listado de lecturas imprescindibles desde América Latina y para pensar América Latina con una perspectiva crítica. No sólo en la SEPLA, sino en otras instituciones se ve mucho trabajo de esos jóvenes, y de la mejor forma, sin restringirse al academicismo y trabajando junto con los movimientos sociales, políticos y sindicales.

-ZUR- ¿Hay preocupación en Brasil por un nuevo “Maracanazo’?

-C :Si uno se queda en lo meramente futbolístico, se puede decir que existe un cierto temor por la posibilidad de que Brasil no gane el mundial en la segunda vez que lo organiza. Pero, de hecho, para los sectores que impulsan las manifestaciones populares desde junio del 2013 el resultado del mundial no es relevante.

Una de las principales características de las llamadas manifestaciones de junio fue el hecho de que ellas separaban los reclamos en la calle del apoyo a la selección brasileña. Las protestas no eran contra la selección, en el campo de juego, pero contra la lógica que está por arriba de eso, y que determina toda el “business” en torno al fútbol mundial. Las protestas ocurrieron, y están ocurriendo en este exacto momento, en contra el domínio y la imposición por parte de la FIFA de todo el negocio (capitalista) que eso involucra. Muchas inversiones (que en el capitalismo requieren ganancias) en estadios e infraestructura con el único objetivo de tornar el mundial rentable. ¿Cuánto de eso para salud, educación, viviendas? Nada.

Lo que ocurre es una creciente mercantilización (capitalismo) de los espacios urbanos, con fuerte especulación imobiliaria, que expulsa los más pobres de sus viviendas. En San Pablo, incendios sospechosos en favelas que se transforman, después de “limpio” el espacio, en negócios imobiliarios para las elites; en Rio ocurren fuertes y violentas desocupaciones de los más pobres para construir lo necesario para el mundial y las olimpiadas. Estamos también ante un incremento de la criminalización de los movimientos sociales, llegando al asesinato de algunos líderes, como si fueran meros traficantes de drogas, lo que se suma al fuerte aparato policial para reprimir violentamente las protestas.

No son protestas conscientes con una estrategia socialista, pero tienen un carácter de rechazo a las consecuencias sociales de una falsa estrategia de desarrollo, que estallaron en el momento en que se percibió cuanto se gastó, y aún se va a gastar, para viabilizar los negocios promovidos por la FIFA y sus socios. ¿Se pueden radicalizar las protestas? Por supuesto, una vez que la causa de fondo seguirá después del mundial, sea cual sea el resultado que tenga en el campo de juego. El neodesarrollismo es una falsa alternativa, por lo menos desde el punto de vista de los trabajadores.

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=186740