El estado explotador

En agosto de este año, los trabajadores de Correos de Chile permanecieron 22 días en huelga. Durante septiembre, los funcionarios del Registro Civil estuvieron paralizados durante 18 días hábiles. Y finalizando aquel mismo mes, los trabajadores de la Fundación Integra se fueron a huelga los días jueves 26 y viernes 27 y, ante la nula respuesta de la autoridad, la movilización evolucionó a un paro indefinido votado el lunes 30 de septiembre. Qué tienen en común las movilizaciones de estas tres instituciones? El mismo patrón: el Estado de Chile.

Justamente el lunes 30 de septiembre en ECONONUESTRAS contamos con la presencia de dos compañeras del Sindicato N°1 de Fundación Integra: Guadalupe González, Directora Nacional e Ivonne Rozas, Secretaria, quienes compartieron sus demandas y comentaron la realidad que viven miles de trabajadoras y trabajadores del Estado.

Los 14 mil trabajadores de la Fundación están peleando por tres demandas centrales: Remuneraciones, donde se exige un aumento promedio del 10%, similar al que se le asignó durante los últimos meses a ciertos estamentos de la institución (principalmente jefaturas); Bono al incentivo, el que lleva congelado ya tres años; y eliminación del Decreto 115, que aumenta el número de niños por tía, siendo que el 2012 ya se había acordado un número menor al que propone el decreto. Esto último naturalmente afecta las prácticas pedagógicas, que tienen directa relación con la cantidad de niños que una trabajadora de la Fundación atiende. Y fue en relación con el decreto 115 que la conversación giró hacia lo que se considera “un ahogo del sistema público”, lo que los trabajadores suelen denunciar como una privatización encubierta.

Fundación Integra es una entidad público privada, donde los trabajadores se rigen por el código laboral, pero sin derecho a negociar colectivamente ya que dependen de la discusión presupuestaria. Mientras, el personal de los Ministerios, Intendencias, Gobernaciones, por citar un ejemplo, se rigen por el Estatuto Administrativo, sin derecho a huelga y con un altísimo grado de inestabilidad laboral, ya que la mayoría están bajo la figura del boleteo, es decir “prestan servicios”, mientras otra parte está “a contrata” (con renovaciones de contrato anuales) y un reducido grupo es “de planta”. Para qué hablar de la situación de los trabajadores de la salud, de los profesores, de los funcionarios de tribunales, etc. Todo ello es sólo una muestra de las distintas realidades en el sector público, que comparten el mismo diagnóstico: el Estado chileno es uno de los principales explotadores del país y la tendencia indica que los parámetros eficientistas continuarán reduciendo la cantidad de funcionarios mientras aumenta la cantidad de trabajo, lo que traerá como consecuencia directa un empeoramiento en la calidad de los servicios, impactando directamente en la población. Es una mezcla perversa y perfecta entre precarización laboral y precarización en los servicios.

Nada de raro, si se piensa que esta herencia pinochetista que es el Neoliberalismo, trata esencialmente de la reducción del estado, en favor de un mercado que lo resolverá todo “eficientemente”. Para ello es necesaria la propaganda sobre la mala calidad de los servicios públicos, la estigmatización del trabajador del estado como un ente burócrata y “cafiche del estado” y, si el funcionario se organiza y protesta, utilizar la máquina mediática para poner a la población en contra de las justas demandas del sector público. El mejor ejemplo fue el vergonzoso tratamiento de los medios de comunicación sobre la huelga del Registro Civil.

Mientras el pueblo chileno comienza a entender que el mercado resuelve sólo las necesidades de quienes pueden pagar, el Estado continúa tozudamente extendiendo el legado económico de la dictadura. Algo que está en plena sintonía con el shock que hoy vive el “mundo desarrollado”, donde, por ejemplo, Europa está desarmando el Estado de Bienestar a través de medidas de austeridad que no son más que la implementación de una segunda gran oleada Neoliberal global (después de las Reaganomics en los 80). Y ya podemos vaticinar que Europa pasará de un modelo de Estado de Bienestar que ha regido durante más de 50 años, a uno que podríamos bautizar como Estado de Malestar, algo que en Latinoamérica hemos conocido bastante bien gracias a los Pinochet, los Fujimori, los Menem y una larga lista de gobernantes/explotadores.

Y todos estos casos: Correos de Chile, Registro Civil, Fundación Integra, entre otros menos mediáticos, se dan en un año de elecciones, donde al parecer la gran mayoría del sector público no sólo verá cómo se vota por un nuevo gobernante, sino cómo se elige un nuevo explotador.

Escucha aquí el programa del lunes 30

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