Archivos Mensuales: febrero 2015
A propósito del caso Penta: La deficiente formación ética de los economistas
Por Felipe Correa en Ciper
El caso Penta, sumado a los escándalos de la Polar y la colusión de farmacias, buses y pollos, han provocado un profundo cuestionamiento a la formación que se imparte en las facultades de economía del país. El autor de esta columna indica que de las seis universidades que forman economistas, sólo tres incorporan cursos de ética. “La formación ética de los economistas es altamente deficiente”, sostiene, y considera que ese factor “puede contribuir a explicar, en parte, por qué algunos egresados de Ingeniería Comercial de las principales universidades del país se comportan de la manera en que lo hacen”.
El cuestionamiento al trabajo que realizan los economistas no ha estado ausente del debate público. Y no solo en Chile, sino que en todo el mundo. En 2009 el Financial Times publicaba un artículo titulado “Cómo la economía perdió de vista el mundo real”. Le seguían otros artículos en el mismo medio titulados “Se necesita un nuevo paradigma económico” (2010) y “Barrer a los economistas de su trono” (2010). Artículos de este estilo se han repetido incesantemente después de la crisis financiera mundial también en otros medios.
Aunque este cuestionamiento no es nada nuevo, en los últimos años parece haber recobrado vitalidad. Las críticas hacia la economía como disciplina y a los economistas como sujetos encargados de mantener la “salud” del sistema, han arreciado en vista de las numerosas crisis que han atravesado algunos países desarrollados.
Por supuesto, Chile no ha sido la excepción. A los escándalos como el caso de las repactaciones unilaterales en La Polar y en la colusión de las cadenas de farmacias, navieras, buses y pollos, se sumó en los últimos meses el destape de vínculos ilícitos entre la política formal y las empresas Penta. Una de las preocupaciones en todos estos casos es el rol que desempeñan los propietarios y gerentes a cargo de estas empresas, en su mayoría ingenieros comerciales y/o economistas.
Tanto se ha evidenciado el negativo rol que han desempeñado estos profesionales, que el propio decano de la Facultad de Economía y Administración de la Pontificia Universidad Católica (PUC) tuvo que salir a rechazar, en una carta enviada a El Mercurio, los actos reñidos con la ética por los cuales han sido acusados algunos de sus “alumnos estrellas”.
Aunque hasta ahora cuatro de los seis imputados por el caso Penta son egresados de Ingeniería Comercial de la PUC, el fenómeno de ingenieros comerciales involucrados en delitos económicos no se circunscribe solo a egresados de esa universidad. En 2011 estalló el caso de las repactaciones unilaterales en La Polar, siendo Pablo Alcalde el principal involucrado, un Ingeniero Comercial egresado de la Universidad de Chile (Alfaro y Polanco, 2012).
La falta de ética en ciertos economistas a nivel mundial fue expuesta de manera muy gráfica en el documental ganador del Óscar, Inside job (“Trabajo interno”), el cual retrata el papel jugado por varios economistas en el estallido de la crisis subprime de 2008, catalogada por muchos como la peor crisis mundial desde 1929. En este documental se muestran los estrechos lazos que unían a algunos economistas estadounidenses con la industria financiera, los cuales además desempeñaban cargos de gran responsabilidad en el Sistema de Reserva Federal de EE. UU. (algo así como el Banco Central en Chile).
Todo lo anterior, sumado a la importancia que tienen los economistas en la regulación económica de las sociedades modernas, ha llevado a la reflexión, en Chile y en el mundo, sobre la importancia de contar con una ética sólida en la formación y el actuar de estos profesionales (Colander, 2011).
FORMACIÓN ÉTICA DE ECONOMISTAS EN CHILE
¿Por qué entre los economistas se aborrece de otros profesionales de la misma disciplina que cometen plagio en sus investigaciones? ¿O por qué se condena la fabricación de los datos con los que se fundamentan estudios, aunque estas prácticas conlleven beneficios inmediatos para los que las realizan? Justamente porque la dimensión ética es parte importante en la vida profesional de los economistas y está presente según criterios morales y de justicia definidos implícitamente por ellos mismos.
A pesar de la relevancia otorgada a las buenas prácticas en el quehacer de la disciplina económica, la formación en ética de los economistas es altamente deficiente. Esta deficiente formación puede contribuir a explicar, en parte, por qué algunos egresados de Ingeniería Comercial de las principales universidades del país se comportan de la manera en que lo hacen.
Como se muestra en el gráfico, de seis carreras que hoy en Chile ofrecen el título de Ingeniero Comercial mención Economía o la Licenciatura en Ciencias Económicas, solo en tres de ellas existe algún ramo de ética. En la Universidad de Santiago (USACH) se cursa Ética y Responsabilidad Social Empresarial el primer semestre, y el curso representa el 1% de la malla curricular; en la Pontificia Universidad Católica, un Curso Antropológico-Ético al cuarto semestre, que representa el 2%; en la Universidad Alberto Hurtado, dos cursos, uno de Ética General el cuarto semestre y uno de Ética Empresarial y Económica el octavo semestre, que representan conjuntamente un 4% de la malla curricular. En otras tres universidades -Universidad de Chile, Universidad de Concepción y Universidad Diego Portales- ni siquiera se cuenta con cursos obligatorios de ética para sus alumnos y futuros egresados.
Es más, en el reciente cambio de malla que tuvo Ingeniería Comercial en la Universidad de Chile se suprimió el curso de ética que era parte de la formación obligatoria de sus alumnos hasta hace dos años. No es de extrañar entonces que los ingenieros comerciales de algunas universidades sigan viéndose envueltos en prácticas reñidas con la ética.
POR QUÉ ES IMPORTANTE LA FORMACIÓN ÉTICA DE LOS ECONOMISTAS
Un estudio reciente se centra en las opiniones de los estudiantes de economía en Chile (de pre y postgrado), concluyendo que gran parte de las diferencias en opiniones sobre economía que emiten los futuros o ya egresados de economía, proviene de diferencias en las preferencias políticas de cada uno (Correa, 2014). Así, la evidencia sugiere que la economía no es una ciencia “dura”, como son las matemáticas o la física, sino que las ideas que se tienen en economía sirven a diferentes concepciones normativas.
Un ejemplo es lo que los economistas llaman la Caja de Edgeworth, utilizada para representar el problema de la asignación de recursos de una forma óptima o eficiente. La idea principal es que los mecanismos de libre mercado encontrarán por sí solos el mejor resultado posible (el más “eficiente”), ya que las personas que más valoren una mercancía serán las que finalmente se quedarán con ellas, pues estarán dispuestas a pagar más. Sin embargo, existe una multitud de nociones sobre el concepto de “eficiencia”, cada una de las cuáles sirve a normas éticas diferentes. Y este tipo de reflexiones son las que se omiten en la formación de los estudiantes de economía
Consideremos una situación hipotética de emergencia (por ejemplo, un terremoto) donde existe una gran cantidad de heridos, y donde cada uno de ellos necesita una dosis de antibióticos para sobrevivir. La dificultad es que solo existe una cantidad limitada de antibióticos en el momento y no es suficiente para todos. ¿Cuál sería la asignación óptima de antibióticos? La mayoría respondería que aquella que salve más vidas (en esto se basa el método Triage en la medicina de emergencia). Por otro lado, si muchos de ellos fueran niños, ¿cuál sería la mejor asignación posible? Quizás aquella que salve más años-vida. Ahora, ¿qué pasaría si en vez de utilizar el Triage para asignar los antibióticos en los dos casos anteriores, se venden a los mejores postores de entre los heridos, de manera de satisfacer sus preferencias de consumo en el mercado? Probablemente se alcanzaría el resultado óptimo en términos de eficiencia económica (según el análisis de la Caja de Edgeworth), pero lo más seguro es que se salvarían menos vidas. En este caso existen múltiples concepciones de “eficiencia”, cada una de las cuáles obedece a normas éticas predefinidas.
Los economistas utilizan una norma ética puntual como un bagaje implícito. Solo basta recordar laopinión de la economista Cecilia Cifuentes de Libertad y Desarrollo ante el alza en el precio del agua en zonas como Alto Hospicio inmediatamente después del terremoto que azotó al norte del país en 2014. Su visión económica era sin duda defendible, pero no sobre el terreno “positivo” de la ciencia, sino sobre una serie de argumentos normativos restrictivos.
Adam Smith, considerado el padre de la disciplina económica, ya en el siglo XVIII hacía la analogía de la sociedad humana como una “inmensa máquina” y celebraba la virtud como el “fino pulido” de sus ruedas. Criticaba el vicio, diciendo que era el “óxido” que hacía a las ruedas “vibrar y rechinar una sobre otra” (Wight, 2003). Las consideraciones éticas son centrales a la vida, decía Smith, quién veía el análisis económico como una ciencia moral, basado en la ética de los mercados y en sus resultados en términos de distribución del ingreso.
La falta de ética en los ingenieros comerciales y economistas, expuesto a la luz en los últimos casos de cohecho y colusión, son de esta manera contrarios a la eficiencia económica y al buen funcionamiento de los mercados. Así lo entendía Adam Smith. Aumentan los costos de transacción por la necesidad de dedicar más esfuerzos a monitorear y fiscalizar; se postergan y reducen las inversiones por el riesgo a que exploten escándalos o burbujas financieras que reduzcan el valor de los activos de forma abrupta y se merma la confianza, fundamental para el buen funcionamiento de los mecanismos de mercado.
QUÉ HACER CON LA FORMACIÓN ÉTICA DE LOS ECONOMISTAS
La primera forma más básica y tradicional de incorporar la ética a la formación de los economistas es a través de cursos en las mallas curriculares de las carreras de Ingeniería Comercial, dedicados exclusivamente a la reflexión ética sobre la sociedad y los mercados. Ya mostramos en un gráfico anterior que solo tres universidades cuentan con este tipo de cursos, siendo la Universidad Alberto Hurtado el mejor ejemplo de una institución preocupada por la formación ética de sus estudiantes (una figura a destacar en este empeño ha sido la del profesor Raúl Vergara). Este tipo de cursos, con sus programas, se pueden encontrar en universidades de todo el mundo, por ejemplo en laUniversidad de Nueva York, Universidad de Princeton, Universidad de Richmond, entre muchas otras. La ventaja de estos cursos es que aseguran profundidad en la enseñanza de la importancia de la ética, sus conceptos y los principales acercamientos a ella.
La segunda forma es incorporando esta dimensión dentro de las reflexiones que se realizan en cada uno de los ramos principales de la carrera. Esto implica dedicar ciertas clases del semestre, o segmentos de clases, a la reflexión y discusión ética de los temas tratados. La ventaja de este segundo método es que requiere de pequeñas dosis repetidas a través de los años, lo que demanda relativamente poco esfuerzo de parte de los profesores, quienes, por cierto, no son expertos en ética. Al mismo tiempo y como la mayoría de las dinámicas educativas, la repetición es necesaria para que los estudiantes desarrollen esta competencia. Un ramo aislado, como sucede con en el primer método (y como ocurre en la PUC y en la USACH), no asegura la plena interiorización de una conciencia ética.
Además de que una combinación de las dos formas anteriores sería deseable, existen también otros métodos, como prácticas sociales que incorporen la metodología del aprendizaje-servicio, actividades y dinámicas en las salas de clases, proyección de películas con reflexión posterior -películas útiles para este fin son por ejemplo Caballero sin espada, Las uvas de la ira, Wall Street o Erin Brocovich-, ensayos sobre temas relevantes en aspectos ético-económicos, etc. (para sugerencias de clases y actividades, ver Wight y Morton, 2007).
Ciertamente que se puede y debe hacer algo con la formación ética de los economistas. Lo importante es entender que sin una sólida base ética de los actores sociales -entre ellos los que dirigen empresas, elaboran políticas públicas o realizan investigación-, el sistema económico no puede funcionar correctamente, sea cual sea. Las facultades de economía del país debieran tomarse entonces más en serio el rol que les corresponde en la formación de sus profesionales. ¿Por qué los médicos y abogados tienen formación en ética, y los economistas no? Tomar cartas en el asunto es de suma importancia. Una buena señal es lo expresado en El Mercurio por el decano de la Facultad de Economía y Administración de la PUC, en el sentido de que aprovecharían los recientes hechos de corrupción para “profundizar en su propuesta formativa, de modo que ellos motiven una reflexión y un discernimiento ético por parte de nuestros profesores, estudiantes y egresados”.
El objetivo es evitar que, pasados los escándalos del caso Penta, nos dirijamos hacia escenarios como los de la crisis subprime en EE. UU. (con economistas de la Reserva Federal involucrados), de desastrosas consecuencias. Una mejor sociedad demanda seriedad y compromiso de parte de sus profesionales. El desafío es darle la importancia que de verdad tiene la formación ética en estos profesionales.
http://ciperchile.cl/2015/02/19/a-proposito-del-caso-penta-la-deficiente-formacion-etica-de-los-economistas/
Documental «Debtocracy – Χρεοκρατία – Deudocracia»
Deudocracia (en griego Χρεοκρατία, en inglés Debtocracy) es un documental griego de 2011 dirigido por los periodistas griegos Katerina Kitidi y Aris Chatzistefanou que trata sobre la crisis financiera global (2008), la crisis económica de Grecia y el contexto europeo de la crisis del euro. Analizando los antecedentes de otros países, plantea posibles soluciones que no estaban siendo consideradas por el gobierno griego y que estarían radicalmente alejadas de las medidas impuestas por la Comisión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo (la denominada «Troika»).
Documental «Inside Job»
«Documental no sólo sobre las causas, sino también sobre los responsables de la crisis económica mundial de 2008, que significó la ruina de millones de personas que perdieron sus hogares y empleos, y que, además, puso en peligro la estabilidad económica de los países desarrollados. A través de una extensa investigación y de entrevistas a financieros, políticos y periodistas, se muestra el auge de empresarios sin escrúpulos y la degradación de la política y la educación.
«Inside Job» muestra la escandalosa historia de un “gobierno de Wall Street” y explica cómo la reciente crisis financiera ha sido efectivamente un “inside job” o delito interno colectivo ejecutado por banqueros, políticos, agencias calificadoras, burócratas y profesores universitarios, que utilizaron la desregulación para crear y promover complejos instrumentos financieros derivados y titulizados – conocidos por algunos como “armas de destrucción masiva” – para beneficiar sus propias cuentas bancarias, mientras hacían la vista gorda cuando el mercado subprime de hipotecas se desplomó, destruyendo los ahorros de toda una vida de muchas personas corrientes. Tal y como se afirma en la película, “esta crisis no fue un accidente».
Según su director, Charles Ferguson, «era una crisis totalmente evitable; de hecho durante los 40 años que siguieron a la Gran Depresión, los Estados Unidos no sufrieron ninguna crisis financiera. Sin embargo, la progresiva desregulación del sector financiero desde la década de los ochenta, ha dado paso a una industria cada vez más criminal, cuyas “innovaciones” han generado una sucesión de crisis financieras. Cada crisis ha sido peor que la anterior y, sin embargo, gracias al creciente poder y riqueza de la industria, los responsables han podido eludir la acción de la justicia. En el caso de esta crisis nadie ha sido encarcelado, a pesar del fraude que ha causado pérdidas de billones de dólares. Es mi esperanza que a través de esta película, en menos de dos horas, todos puedan comprender la naturaleza esencial y las causas fundamentales de este problema. También espero que, después de verla, independientemente de la opinión política, los espectadores puedan estar y podamos estar todos de acuerdo en la importancia de restaurar la honradez y la estabilidad a nuestro sistema financiero y de exigir responsabilidad a aquellos que lo han destrozado.» Narrada por el ganador del Oscar® Matt Damon, se rodó en exteriores en los Estados Unidos, Islandia, Inglaterra, Francia, Singapur y China» (FILMAFFINITY)
Cinco claves sobre la participación de las mujeres en territorio zapatista
“No puede ser que los compañeros digan ‘estamos luchando, aquí estamos haciendo la revolución’ y sólo los compañeros están desempeñando todos los cargos y las compañeras ahí están en casa, eso no es una lucha para todos”. Quien habla no es una feminista griega, es Yolanda, promotora de educación del Municipio Autónomo Rebelde Zapatista La Paz.
Ahora que está en el candelero la participación de las mujeres en experimentos políticos como Podemos o Syriza puede ser inspirador volver la vista a un gobierno que desde sus inicios apostó por la participación de las mujeres mano a mano con los hombres. Mujeres de los cinco caracoles que han tenido cargos en la Junta del Buen Gobierno, como consejas municipales y autoridades locales, contestan desde su práctica en el cuaderno de texto de primer grado del curso La Libertad según l@s zapatistas. No son supermujeres, no son las mejores ni las más eficaces. Son las que están, elegidas o voluntarias. Tuvieron que aprender a espantar el miedo para gobernar. Y aún les queda camino por recorrer, pero en ello están.
Sus problemas son comunes a los que puede enfrentar una griega, pero con lassingularidades de un contexto rural e indígena (triple discriminación) y de un Estado criminal como el mexicano. Compartimos cinco claves sobre su participación:
1. Obligarse a sí mismas y convertir en tarea colectiva la participación de las mujeres
“Al principio no había mujeres en las Juntas de Buen Gobierno. No estábamos acostumbradas a realizar una actividad junto con los compañeros fuera de nuestro pueblo”.
“Cuando se nombra a las compañeras no quieren aceptar, por más que les digas que hagan, nadie lo quiere hacer, sólo a veces una en la Junta o el Consejo”.
Las mujeres zapatistas no suelen ofrecerse como voluntarias para los cargos, especialmente fuera de sus comunidades.Y, sin embargo, “está equilibrado entre compañeras y compañeros. En total son 30 compañeras que son miembros de la Junta. Los municipios tienen 12 consejos, entonces son seis compas y seis compañeras. Así están los seis municipios”.
Si la mayoría de ellas participa es porque son elegidas, es un imperativo colectivo de la Junta de Buen Gobierno. “En las asambleas de la zona con la Junta y la CCRI [Comité Clandestino Revolucionario Indígena] también siempre se exige que haya participación de compañeras y eso tiene que ir como tarea. Cuando llegan los compañeros o compañeras al pueblo nos dicen que tenemos que nombrar compañeras para las tareas o trabajos donde las mujeres están participando”.
Si una mujer deja el cargo en la comunidad debe reponerla otra mujer. Imposible que haya mujeres que días después de ser electas renuncien a su cargo para que las suceda un hombre. La cuota de género como gesto electoral no es planteable en un Gobierno autónomo que no busca convencer a las mayorías sino sobrevivir dignamente.
Aunque la participación de las mujeres es alta, reconocen no es al 100% y se consideran corresponsables.
“No sólo tenemos derechos, sino que también en nuestra lucha autónoma tenemos obligaciones, tenemos que cumplir también lo que decimos y hacer los trabajos como se debe”.
“Nos estamos obligando a nosotras mismas a ver que sí tenemos que tomar un cargo”.
Al hablar también de su responsabilidad eligen colocarse en un rol activo como mujeres.
2. Cualquier persona puede tener un cargo, no tienes que ser la mejor
Una de las propuestas del zapatismo es que todas las personas tienen que aprender a gobernar, aunque no estén muy preparadas. Los puestos son transitorios, revocables y elegidos por la asamblea. Nadie es imprescindible, todos son revocables. Este sistema de participación ha permitido que mujeres analfabetas como la comandanta Ramona se transformasen en grandes estrategas.
La práctica es lo que ha permitido desbloquear el miedo inicial.
“En los trabajos de las compañeras en los municipios muchas veces el problema que nos hemos encontrado es el miedo a no saber gobernar, a no saber cómo trabajar. Las compañeras se preocupan mucho de llevar bien sus cargos, pero no hay más que superarlo con la práctica. Así han pasado aprendiendo poco a poco con su participación”.
Para ser elegidas basta con que sean personas honestas, dicen. Aunque también admiten que los criterios de elección no siempre son políticamente correctos. “Lasjóvenas son más elegidas que las casadas”, por eso se han encontrado con un desequilibro de edad, con jóvenas sin experiencia y que al casarse abandonan el cargo y están tomando nota.
“Ahora los pueblos ya saben que no pueden nombrar muy jóvenes porque deben nombrar y elegir a compañeras que sean mayores de edad y con algo de experiencia”.
3. Generar confianza y acompañar para vencer el miedo a gobernar
“El temor de equivocarnos en los trabajos que nos tocan desempeñar o el miedo a que nuestros compañeros se burlen de nuestra participación” es una dificultad que muchas comparten. Además de obligarse a sí mismas y que las mujeres participen de ser una apuesta política del zapatismo, las compas demandan apoyo moral. “A veces dice la compañera ‘no, es que no voy a poder, no sé escribir, no se leer, es que tengo pena de hablar’. Ahí le decimos a los compañeros y a otras compañeras que le animen, que le digan ‘vas a entrar para aprender’. Estando ahí, en unos cuatro o cinco meses le vas agarrando a cómo hacer el trabajo, es cómo vas a ir participando’”.
El acompañamiento y el liderazgo compartido –o “colectivismo” como lo nombran algunas– es otra estrategia que ha funcionado.
“Estábamos todavía nosotras en el periodo de la Junta cuando entró una compa que no sabía leer ni escribir, le ponemos atención, le mostramos lo que hacemos, le vamos enseñando lo poco que ella va a poder aprender, incluso empezó a escribir su nombre”.
“A veces tenemos desánimo, no queremos tomar cargos porque sabemos que a lo mejor va a ser sola. Si me nombran yo sé que voy a ir en la Junta, pero me siento solita porque mi pueblo no va a ir conmigo y quién sabe si allá hay compañeras”. Para resolver eso, hay pueblos que se coordinan, “nombran dos compañeras en la comunidad y entonces se van las dos a hacer el trabajo”.
La forma de participar del gobierno autónomo favorece la inclusión de las mujeres. “Los puestos de la Junta de Buen Gobierno se van sustituyendo progresivamente. Empiezan a poner a gente que no sabe con gente que sabe y van aprendiendo. Tienen eso bien calculado para que en cada puesto haya un tiempo de aprendizaje, que no lleguen en blanco a algo que no saben, lo aprenden en la práctica”,me contaba la feminista mexicana Sylvia Marcos en una entrevista.
4. Reconocer y nombrar las situaciones de sexismo, inseguridad y hostigamiento
Hagan lo que hagan las mujeres políticas están en ojo de mira, su vida íntima se trae a colación para desprestigiarlas. La prensa está plagada de comentarios que desautorizan a las mujeres con cargos públicos por no ser buenas esposas, buenas madres, buenas políticas… A estos comentarios difamatorios hacia las mujeres las compas les llaman “chismes”.
“Cuando una mujer se ausenta de su casa, de su comunidad, y trabaja con hombres puede ser mal vista por la comunidad. Se enfrentan a los llamados ‘chismes’”.
Cuando son mujeres casadas y se trata de chismes relacionados con la infidelidad, el problema se considera mayor. Terminan abandonando el cargo. “¿Por qué las mujeres cuando cometen ese error no pueden continuar su trabajo y por qué los compas, aunque sea que se meten en problemas de este tipo pueden continuar su trabajo?”, se preguntan.
Pero en un contexto de impunidad y hostigamiento a las comunidades en resistencia, la inseguridad a la que se enfrenta una zapatista no tiene parangón. La movilidad en entornos rurales también es un problema añadido.
“A veces salimos temprano de nuestras casas y a veces no encontramos carro, a veces llegamos tarde donde se hace el trabajo, pero no es por gusto sino por esa dificultad que tenemos. También a veces hay algunos hombres priístas que nos faltan el respeto como mujeres. Hemos encontrado borrachos en el camino, nos empiezan a molestar, a decir muchas cosas”.
Frente a esto, han articulado estrategias de acompañamiento en algunos casos. En otros no. “Nos hemos arriesgado, porque es un riesgo que tienes como mujer”. Nombrarlo abiertamente, aunque no sea con el calificativo de sexismo, es un gran paso.
5. Los cuidados como responsabilidad colectiva para que las mujeres ejerzan su libertad
“No puedo compañeros, es que están muy chiquitos mis hijitos. Quiero hacer el trabajo, pero no puedo”, dicen las compañeras. Ser madre es uno de los principales obstáculos que enuncian. Los trabajos de cuidados en casa no se reparten con sus compañeros ni con los hijos. Es la división sexual del trabajo y las responsabilidades ¿Nos suena? Pero, ojo, estamos hablando de familias muy numerosas y de un entorno campesino, de un trabajo doméstico de alto rendimiento.
En algunos núcleos familiares las mujeres se enfrentan además con la hostilidad de sus propios compañeros: las reprochan que no están cumpliendo con sus tareas, sospechan cuando se ausentan y las amenazan con irse con otra si no vuelven al redil, cuentan.
Para transformar esta desigualdad han conceptualizado derechos básicos. Basiquísimos. El capítulo tres de la Ley Revolucionaria de las Mujeres estipula que las mujeres tienen derecho a decidir el número de hijos que pueden tener y cuidar. Para ello se han puesto en marcha políticas de planificación familiar desde dentro, para que valoren “cuántos hijos pueden cuidar y no tener hijos cada año”.
En el 96 se amplió la ley revolucionaria de las mujeres: “La mujer tiene derecho a ser apoyada por el esposo cuando ella va a hacer trabajo para la organización. Cuando la mujer va a las reuniones, el hombre debe cuidar y alimentará los hijos y atenderá el hogar”, dice un artículo. Cuidar como imperativo colectivo para los hombres, pero ¿cómo se hace seguimiento de puertas para dentro?
“¿Cómo podemos cambiar si los compañeros no saben todavía tortear, no saben todavía poner el maíz, lavar su ropa? La educación tiene que ser dentro de la casa”, reconocen. Aunque haberlos haylos. Según cuentan, sí hay compañeros que han transformado su aptitud (nuevas generaciones, principalmente) porque en su casa han recibido una socialización de género diferente.
En algunas comunidades también se han dado experiencias de colectivización del cuidado de los hijos para apoyar a las mujeres con cargos. “Hubo pueblos que se organizaron para apoyar a sus autoridades. Cuando quedan niños, les dan tostada. Pero hay pueblos que todavía no hacen eso, no hay organización, no les importa si tiene hijos la compañera que se fue… Falta organizar a los pueblos para que así podamos hacer bien el trabajo”.
https://www.diagonalperiodico.net/global/25675-cinco-claves-sobre-la-participacion-mujeres-territorio-zapatista.html
De Chiapas a Rojava: más que simples coincidencias
La autonomía junta dos revoluciones desde abajo a la izquierda
por Petar Stanchev, publicado el 6 de febrero de 2015 en Kurdish Question. Traducción no profesional de Joan Enciam
«“El poder para el pueblo” sólo se puede poner en práctica cuando el poder ejercido por las élites sociales se disuelve en el pueblo»
(Murray Bookchin, Post-Scarcity Anarchism)
La hasta hace poco la gran desconocida ciudad kurda de Kobane ha conseguido atraer la atención del mundo con su resistencia feroz[1] contra la invasión del Estado Islámico (EI) y convertirse en un símbolo internacional, comparado con la defensa de Madrid y Stalingrado. El coraje y heroísmo de las Unidades de Defensa del Pueblo y las Unidades de Defensa de Mujeres (YPG y YPJ) han sido alabados por un gran abanico de colectivos e individuos: anarquistas, izquierdistas, liberales e incluso personas de derechas han expresado simpatía y admiración por los hombres y las mujeres de Kobane en su batalla histórica contra lo que en general se ha visto como «fascismo» del Estado Islámico. Los medios mainstream se han visto obligados a romper el silencio sobre la autonomía kurda tan pronto como numerosos artículos y noticias se han retransmitido y publicado, a menudo describiendo la «dureza» y determinación de los luchadores kurdos con una cierta dosis de exotización, claro. No obstante, esta atención a menudo ha sido selectiva y parcial: la esencia del proyecto político en Rojava (Kurdistan oeste) se ha dejado de lado y los medios han preferido presentar la resistencia en Kobane como una excepción extraña al supuesto barbarismo de Oriente Medio. No es sorprendente que la estrella roja, brillando en las banderas victoriosas de las YPG/YPJ, no sea un símbolo agradable a los ojos de los poderes occidentales y sus medios. Los cantones autónomos de Rojava representan una solución autóctona a los conflictos de Oriente Medio, abarcando la democracia de base y los derechos étnicos, sociales y de género, y todo esto rechazando no sólo el terror del EI sino también la democracia liberal y la economía capitalista. A pesar de que Occidente ha querido mantener el silencio sobre la cuestión, estos fundamentos ideológicos son la clave para entender el espíritu que ha escrito la epopeia de Kobane y ha fascinado al mundo, como ha explicado recientemente la activista y académica kurda Dilar Dirik[2].
Mientras se intensificaban las luchas en cada calle y esquina de la ciudad, Kobane ha conseguido captivar la imaginación de la izquierda, y especialmente de la izquierda libertaria, como símbolo de resistencia y lucha, y no ha tardado en hacerse un lugar en el panteón de las batallas por la humanidad más emblemáticas, como la defensa de Madrid contra los fascistas durante la década de 1930. No es casualidad que el grupo marxista-leninista turco MLKP, que se ha unido a las YPG/YPJ en el campo de batalla, levantara la bandera de la república española sobre las ruinas de la ciudad el día de su liberación e hiciese un llamado a formar brigadas internacionales[3], siguiendo el ejemplo de la revolución española. Lo que ha dado lugar a las comparaciones con la revolución española no ha sido la lucha por Kobane en si misma, sino la esencia libertaria de los cantones de Rojava, la implementación de la democracia directa de base y la participación de las mujeres y de diferentes grupos étnicos en el gobierno autónomo. En muchos artículos se mencionó brevemente otra asociación: la revolución en Rojava y su gobierno autónomo se ha comparado con los zapatistas y su autonomía en el sur de México. La importancia de esta comparación podría ser crucial para poder entender el paradigma de la lucha revolucionaria en el Kurdistan y lo que signfica para aquellos que creen que otro mundo es posible.
El movimiento zapatista es probablemente uno de los elementos más simbólicos e influyentes del imaginario revolucionario en el mundo después de la caída de los regímenes socialistas estatistas a finales de los 80 y principios de los 90. La mañana del 1 de enero de 1994 una fuerza guerrillera desconocida, compuesta por mayas indígenas, tomó las principales poblaciones del Estado mejicano más meriodional, Chiapas. La operación militar fue llevada a cabo con una gran lucidez estratégica combinada con el uso de internet, entonces innovador, para difundir el mensaje de los revolucionarios; tuvo eco por todo el mundo inspirando la solidaridad internacional y la emergencia del movimiento antiglobalización. Los zapatistas se rebelaron contra el capitalismo neoliberal y el genocidio social y cultural de los pueblos indígenas en México. «¡Ya basta!» fue su grito, que nació de la noche de «500 años de opresión», como decía la Primera Declaración de la Selva Lacandona. Los zapatistas se levantaron en armas cuando el capital global celebraba el «fin de la historia» y la idea de una revolución social parecía ser un anacronismo romántico perteneciente al pasado. El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) fue expulsado de las ciudades después de doce días de luchas intensas con el ejército federal, pero resultó que la profunda organización horizontal en las comunidades indígenas no pudo ser eliminada por ninguna intervención militar o por el terror. El portavoz enmascarado del ejército rebelde, el Subcomandante Marcos, cuestionó la noción de vanguardia histórica como opuesta a una revolución desde abajo, queno aspira a tomar el poder sino a abolirlo, y este concepto se volvió central para la mayoría de movimientos anticapitalistas masivos, desde Seattle a Génova, hasta las ocupaciones de Syntagma y Puerta del Sol, incluído el movimiento Occupy.
¿Qué hay de similar con la revolución en Rojava?
Del marxismo-leninismo a la autonomía: una trayectoria histórica compartida
Las raíces de la autonomía democrática en Rojava sólo se pueden entender a través de la historia del Partido de los Trabajadores del Kurdistan (PKK), la organización que desde su creación en 1978 ha sido central en el movimiento de liberación kurdo. El PKK se estableció como organización de guerrilla marxista-leninista en el norte de Kurdistan, parte del Estado turco, combinando las ideologías de liberación nacional y social. Creció hasta ser una fuerza guerrillera sustancial bajo el lideraje de Abdullah Öcalan y consiguió enfrentarse al segundo ejército más grande de la OTAN en un conflicto que tomó las vidas de 40.000 personas. El Estado turco desplazó centenares de miles de personas, y se sabe que utilizó la tortura, asesinatos y violaciones contra la población civil, pero no consiguió romper la columna vertebral de la resistencia kurda. Desde sus inicios, el PKK expandió su influencia tanto en Turquía como en otras partes del Kurdistan. La fuerza política líder en la revolución de Rojava, el Partido de Unión Democrática (PYD) está afiliado a éste a través de la Unión de Comunidades del Kurdistan (KCK), la organización paraguas que engloba varios grupos revolucionarios y políticos que comparten las ideas del PKK. La ideología que une los distintos grupos civiles y revolucionarios en el KCK se llama confederalismo democrático y se basa en las ideas del anarquista estadounidense Murray Bookchin, que defendía una sociedad no jerárquica basada en la ecología social, el municipalismo libertario y la democracia directa.
Aunque los zapatistas son famosos por su gobierno autónomo y el rechazo de la noción de vanguardia histórica, las raíces de su organización también se vinculaban al marxismo-leninismo y, igual que en el caso del PKK, la idea de autogobierno y revolución desde abajo fue un producto de una larga evolución histórica. El EZLN fue fundado en 1983 por un grupo de guerrillas urbanas, predominantemente marxistas-leninistas, que decidieron empezar una célula revolucionaria entre la población indígena en Chiapas, organizar una fuerza guerrillera y tomar el poder con la guerra de guerrilla. Pronto comprendieron que sus dogmas ideológicos no se podían aplicar a las realidades indígenas y empezaron a aprender de las tradiciones comunales de gobierno de los pueblos indígenas. Así nació el zapatismo, como una fusión entre el marxismo y la experiencia y conocimiento de la población nativa que había estado resistiendo al Estado español y después al mejicano.
Esta trayectoria ideológica compartida manifiesta un giro histórico en la comprensión del proceso revolucionario. El levantamiento zapatista con el establecimiento de la autonomía en Chiapas supuso un ruptura con la estrategia de guerrilla tradicional, inspirada predominantemente por la revolución cubana. Esto quedó aún más claro con la carta que el portavoz del EZLN, el Subcomandante Marcos, escribió a la organización de liberación vasco ETA:
«Me cago en todas las vanguardias revolucionarias del planeta»[4].
Ya no tenía que ser la vanguardia que dirigiese el pueblo, era el mismo pueblo que construía la revolución desde abajo y la sostenía como tal. Esta es la lógica hacia la que el PKK ha ido girando durante la última década bajo la influencia de Murray Bookchin y este cambio manifiesta una evolución de la organización de movimiento para el pueblo a movimiento del pueblo.
Cantones y Caracoles: la libertad aquí y ahora
Probablemente el parecido más importante entre la revolución en Rojava y la de Chiapas es la reorganización social y política que está teniendo lugar en los dos sitios y que se basa en la ideología libertaria de las dos organizaciones.
La autonomía zapatista en su forma actual se originó después del fracaso de las negociaciones de paz con el gobierno mejicano después del levantamiento de 1994. Durante estas negociaciones los rebeldes pidieron al gobierno que se adheriera a los acordes de San Andrés, que daban a los pueblos indígenas el derecho a la autonomía, la autodeterminación, la educación, la justicia y la organización política, basada en su tradición así como en el control comunal sobre la tierra y los recursos de las zonas que les pertenecen. El gobierno nunca implementó estos acordes y en 2001 el presidente Fox propuso una versión editada que fue votada en el congreso pero no satisfizo las demandas de los zapatistas y los otros grupos en resistencia. Esto se calificó de «traición» y provocó que el EZLN declarara dos años después la creación de cinco zonas rebeldes, centradas en cinco Caracoles que servían como centros administrativos. El nombre Caracoles mostraba el concepto de revolución de los zapatistas: «lo estamos haciendo nosotros mismos, aprendemos en el proceso y avanzamos, poco a poco, pero avanzamos». Los Caracoles[5] incluyen tres niveles de gobierno autónomo: comunidad, municipio y Consejos del Buen Gobierno. Los primeros dos se basan en asambleas de base mientras que los Consejos del Buen Gobierno se escogen, pero con la intención de conseguir que el máximo número de personas participe en el gobierno a lo largo de los años a través del principio de rotación. La autonomía tiene su propio sistema educativo, sanidad y justicia, así como cooperativas produciendo café, ganadería, artesanía, etc.
«Aprendemos a medida que cometemos errores, no conocíamos la autonomía ni sabíamos que ibamos a construir algo así. Pero aprendimos y mejoramos cosas desde la lucha», me explicó el guardián zapatista Armando cuando visité el territorio autónomo a finales de 2013. La libertad sólo podía ser practicada aquí y ahora la revolución era un proceso de cuestionamiento contínuo del status quo y de construcción de alternativas a éste.
Efectivamente, los cantones de Rojava se parecen a la autonomía de Chiapas. Fueron proclamados por el dominante PYD en 2013 y funcionan a través de asambleas populares y consejos democrátios. Las mujeres participan con igualdad en la toma de decisiones y son representadas en todas las posiciones escogidas, que siempre se comparten entre un hombre y una mujer. Todos los grupos étnicos son representados en el gobierno y sus instituciones. La sanidad y la educación también son garantizadas por el sistema del confederalismo democrático y recientemente ha abierto sus puertas la primera universisad, la Academia de Mesopotamia, planteando cuestionar la estructura jerárquica de la educación y aportando una perspectiva diferente del aprendizaje.
Como en el caso de los zapatistas, la revolución en Rojava se proyecta a si misma como solución para los problemas de todo el país, no como una expresión de tendencias separatistas. Este sistema genuínamente democrático, como fue llamado por la delegación de académicos de Europa y Norteamérica[6] que ha visitado Rojava recientemente, apunta en la dirección de un futuro distinto para Oriente Medio, basado en la participación directa, la emancipación de las mujeres y la paz entre etnias.
Revolución de las mujeres
El género ha sido siempre central para la revolución zapatista. La situación de las mujeres antes del crecimiento de la organización y la adopción de la liberación de las mujeres como cuestión central para la lucha estaba marcada por la explotación, la marginación, los matrimonios forzosos, la violencia física y la discriminación. Por eso Marcos dijo que el primer levantamiento no fue el de 1994 sino la adopción de la Ley Revolucionaria de Mujeres en 1993, asentando el marco para la igualdad y la justicia de género y garantizando los derechos a la autonomía personal, la emancipación y la dignidad de las mujeres del territorio rebelde. Hoy las mujeres participan en todos los niveles del gobierno y tienen sus propias cooperativas y estructuras económicas para garantizar su independencia económica. Las mujeres formaban y todavía forman una gran parte de los rangos de la fuerza de guerrilla zapatista y tienen posiciones altas en su comandamiento. La victoria de San Cristobal de las Casas, la ciudad más importante que capturaron las tropas zapatistas durante el levantamiento de 1994, también estuvo liderada por mujeres, encabezada por la Comandanta Ramona, que también fue la primera zapatista enviada a Ciudad de México para representar al movimiento.
No es difícil comparar la implicación masiva de mujeres indígenas en los rangos zapatistas en Chiapas con la participación de las mujeres en la defensa de Kobane y en las YPJ (las Unidades de Defensa de Mujeres), las dos descritas de modo sensacionalista[7] por los medios occidentales durante los últimos meses. No obstante, su valentía y determinación en la guerra contra el Estado Islámico es el producto de una larga tradición de participación de las mujeres en la lucha armada por la liberación social en el Kurdistan. Las mujeres han jugado un papel central en el PKK y esto está indudablemente conectado con la importancia del género en la lucha kurda. La revolución en Rojava pone un fuerte émfasis en la liberación de las mujeres como indispensable para la verdadera liberación de la sociedad. El marco teórico que desmonta el patriarcado en el corazón de la lucha es llamado «ginelogía», un concepto desarrollado por Abdullah Öcalan. La aplicación de este concepto ha tenido como resultado un empoderamiento de las mujeres no visto en otros lugares, no sólo en el contexto de Oriente Medio sino también en el contexto del feminismo occidental liberal. Las asambleas, estructuras cooperativas y milicias de mujeres son el corazón de la revolución, que se considera incompleta si no destruye la estructura patriarcal de la sociedad, que es uno de los fundamentos del capitalismo. Janet Biehl, una escritora y artista independiente, escribió después de su reciente visita a Rojava que las mujeres en la revolución kurda tienen el papel ideológico del proletariado en las revoluciones del siglo pasado.
La ecología de la libertad
The Ecology of Freedom es probablemente la obra más importante de Bookchin, y su concepto de ecología social ha sido adoptado por los revolucionarios de Rojava. Su idea de que «la misma noción de dominación de la naturaleza por el ser humano es causada por la dominación real del ser humano por el ser humano» enlaza el patriarcado, la destrucción mediambiental y el capitalismo y señala su abolición como el único camino hacia una sociedad justa. Un enfoque holístico como este también ha sido implementado por los zapatistas. La sostenibilidad también ha sido un punto importante a emfatizar, espeicalmente después de la creación de los Caracoles en 2003. El gobierno autónomo ha estado intentando recuperar los conocimientos ancestrales relacionados con el uso sostenible de la tierra y combinarlos con otras prácticas agroecológicas. Esta lógica no es sólo una cuestión de mejorar las condiciones de vida en las comunidades y evitar el uso de agroquímicos, es un rechazo a la noción entera de que la agricultura industrial a escala gigante es superior a las formas «primitivas» con las que los pueblos indígenas trabajan la tierra y, como tal, es un poderoso desafío a la lógica del neoliberalismo.
El camino hacia la autonomía: el nuevo paradigma revolucionario
Los parecidos entre el sistema del confederalismo democrático que se está desarrollando en el oeste de Kurdistan y la autonomía en Chiapas van más allá de los pocos puntos que he remarcado en este artículo. Desde eslóganes como «¡Ya Basta!», adaptado al kurdo como «êdî bes e», hasta la democracia de base, las estructuras económicas comunales y la participación de las mujeres, el camino similar que el movimiento kurdo y los zapatistas han tomado manifiesta una ruptura decisiva con la noción de vanguardia del marxismo-leninismo y un nuevo enfoque de la revolución, que viene desde abajo y busca la creación de una sociedad libre y no jerárquica.
Aunque los dos movimientos han recibido críticas amargas[8] de elementos sectarios de la izquierda, el hecho de que los únicos experimentos de cambio social radical importantes y con éxito hayan sido originados por grupos no occidentales, marginados y colonizados es una bofetada en la cara de los «revolucionarios» dogmáticos blancos y privilegiados del norte global que a pesar de que a penas han conseguido cuestionar la opresión en sus propios países tienden a creer que pueden juzgar qué es una revolución real y qué no.
Las revoluciones en Rojava y Chiapas son un ejemplo poderoso para el mundo, poniendo de manifiesto la enorme capacidad de organización de base y la importancia de los lazos comunales como oposición a la atomización social capitalista. Por último, pero no menos importante, Chiapas y Rojava deberían hacer que muchos en la izquierda, incluídos algunos anarquistas, se deshagan de su mentalidad colonial y del dogmatismo ideológico.
Un mundo sin jerarquía, dominación, capitalismo ni destrucción ambiental o, como dicen los zapatistas, un mundo donde quepan muchos mundos, que a menudo a sido descrito como «utópico» y «no realista» por los medios y las estructuras educativas y políticas mainstream. No obstante, este mundo no es un espejismo del futuro que viene en los libros, está pasando aquí y ahora y los ejemplos de los zapatistas y los kurdos son una potente arma para volver a encender nuestra capacidad de imaginar un cambio radical en la sociedad, así como un modelo del que aprender en nuestras luchas. Las estrellas rojas que brillan sobre Chiapas y Rojava iluminan el camino hacia la liberación, y si tuvieramos que resumir lo que traen estas dos luchas en una palabra, esta sería claramente autonomía.
Notas:
[1] Dicle, Amed (2015) Kobane Victory, How it Unfolded
http://kurdishquestion.com/index.php/insight-research/analysis/kobane-victory-how-it-unfolded.html
[2] Dirik, Dilar (2015) Whi Kobane Did Not Fall
http://kurdishquestion.com/index.php/kurdistan/west-kurdistan/why-kobani-did-not-fall.html
[3] International Brigades Form in Rojava (2014)
http://beforeitsnews.com/alternative/2015/01/international-brigades-form-in-rojava-no-pasaran-video-3100250.html
[4] Marcos (2003) I Shit on All Revolutionary Vanguards on This Planet
http://roarmag.org/2011/02/i-shit-on-all-the-revolutionary-vanguards-of-this-planet/
[5] Oikonomakis, Leonidas (2013) Zapatistas Celebrate 10 Years of Autonomy With Escuelita
http://roarmag.org/2013/08/escuelita-zapatista-10-year-autonomy/
[6] Joint Statement of the Academic Delagation to Rojava
https://zcomm.org/znetarticle/joint-statement-of-the-academic-delegation-to-rojava/
[7] Dirik, Dilar (2014) Western Fascination With “Badass” Kurdish Women
http://www.aljazeera.com/indepth/opinion/2014/10/western-fascination-with-badas-2014102112410527736.html
[8] Anarchist Federation Statement on Rojava (2014)
http://www.afed.org.uk/blog/international/435-anarchist-federation-statement-on-rojava-december-2014.html
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Nota del traductor: Para leer más sobre la revolución en Rojava recomiendo el recopilatorio de textos “Rojava: construyendo un mundo mejor”: http://cooperativa.cat/es/rojava-construyendo-un-mundo-mejor/
http://www.portaloaca.com/opinion/9961-de-chiapas-a-rojava-mas-que-simples-coincidencias.html
Migraciones: ¿Problema para quién?
Las migraciones son un fenómeno positivo. Pero, desde hace ya unas décadas, la arquitectura de la sociedad planetaria globalizada encuentra en las migraciones un problema cada vez más grave.
Por Argenpress.info. Material aparecido originalmente en la Revista “Análisis de la Realidad Nacional” del Instituto de Análisis de Problemas Naciones de la Universidad de San Carlos de Guatemala -IPNUSAC- N° 66. Guatemala, 2015
Las migraciones han existido siempre en la historia. Podría decirse que si algo caracteriza a la especie humana es su afán de búsqueda, de descubrimiento; de ahí que emigró y cubrió todo el planeta. En ese sentido, las migraciones son un fenómeno positivo. Pero, desde hace ya unas décadas, la arquitectura de la sociedad planetaria globalizada encuentra en las migraciones un problema cada vez más grave. Millones y millones de personas huyen desesperadas de la pobreza y/o la guerra, para intentar llegar a las islas de prosperidad. En la actualidad, la situación se tornó casi inmanejable. Pero hay una doble moral en el discurso dominante proveniente del Norte: pone frenos a la emigración, y al mismo tiempo se aprovecha de ella como mano de obra barata. Una visión romántica que busque un perfil más “humanizado” en los receptores no ayuda a cambiar las cosas. El núcleo pasa por cambiar la estructura que expulsa cada vez más gente.
Las migraciones humanas son un fenómeno tan viejo como la humanidad misma. De acuerdo con las hipótesis antropológicas más consistentes, se estima que el ser humano hizo su aparición en un punto determinado del planeta y de ahí emigró por toda la faz del globo. De hecho, el hombre es el único ser viviente que ha emigrado y se ha adaptado a todos los rincones del mundo.
Las migraciones no constituyen una novedad en la historia. Siempre las ha habido y generalmente han funcionado como un elemento dinamizador del desarrollo social. Sin embargo, hoy día, y desde hace varios años con una intensidad creciente, se plantean como un “problema”. Lo que aquí queremos delimitar es: problema ¿por qué? y ¿para quién? Y, secundariamente, en tanto problema a resolver, esbozar alternativas posibles.
Las aristas del fenómeno
La gente ha migrado históricamente de un sitio a otro: forzada por las circunstancias algunas veces, y voluntariamente otras. En estos últimos casos, la población migrante buscó nuevos horizontes simplemente movida por el humano afán de conocer cosas nuevas, del descubrimiento, de la aventura.
Las emigraciones forzosas se han debido a diversas causas, pero en general puede afirmarse que aparecen ligadas a contingencias naturales: catástrofes, hambrunas, empeoramiento en las condiciones de habitabilidad de una región.
Sólo recientemente el fenómeno ha adquirido una dimensión masiva, de proporciones antes nunca vistas, apareciendo motivado por razones de orden puramente social: guerras, discriminaciones, persecuciones, pero más aún: pobreza. Sólo en la segunda mitad del siglo XX puede decirse que empieza a constituirse en un verdadero problema, perdiendo definitivamente su carácter de factor de progreso, de aventura positiva.
Si bien es cierto que el movimiento voluntario de población sigue existiendo (pequeño, ocasional), y que no faltará ya hoy día quien esté pensando instalarse próximamente en alguna base terrícola en algún punto del cosmos, las características de aquello a lo que actualmente asistimos llaman a la reflexión.
Una concepción realmente amplia del desarrollo humano, que no ligue el bienestar exclusivamente a la adquisición de objetos materiales, y que contemple como algo igualmente medular el respeto de las libertades individuales y el cuidado del ambiente, debe interrogarse acerca de fenómenos tan masivos y contundentes que irrumpen en lo social, rompiendo el equilibrio general, tales como la narcoactividad (actualmente uno de los principales negocios en la economía mundial), la violencia generalizada (la producción y venta de armamentos constituye el primero), la amenaza nuclear, el desastre ecológico, la actual pandemia del SIDA. Entre estos fenómenos se inscribe necesariamente el de las migraciones actuales, masivas y sin freno.
Nunca antes como ahora tanta gente huye de situaciones adversas; pero, paradójicamente, nunca antes ha habido tantas situaciones adversas. La riqueza y el bienestar crecen a pasos agigantados para muchos, pero para muchísimos otros también crece (en forma inversamente proporcional) su marginación, su falta de posibilidades, su precariedad.
La dinámica social en curso, curiosamente, aunque se amplíe en potencialidades productivas, en tecnologías más efectivas, en racionalidad, no termina de resolver problemas ancestrales de la humanidad en cuanto a mejoramiento de las condiciones de vida, sino que por el contrario para una gran mayoría las empeora.
La llamada “era industrial” provocó las oleadas de migración voluntaria más grandes que hasta entonces se habían producido. La búsqueda de prosperidad que empezó a ofrecer el capitalismo en su proceso de crecimiento, movió enormes contingentes de población rápidamente. Algo similar sucedió recientemente en la República Popular China, llevando inmensas masas campesinas hacia los centros industriales.
Países enteros comenzaron a nutrirse de los inmigrantes y algunos construyeron su grandeza sobre esa base: quizás los Estados Unidos de América son el ejemplo más elocuente. Continentes enteros se modificaron merced a esos movimientos de población. Expandido el industrialismo y la sociedad de alto consumo material por prácticamente todo el orbe, desde la segunda mitad del siglo XX fueron alternativamente apareciendo nuevos focos de prosperidad que, a su turno, atrajeron migrantes: Canadá Australia, Nueva Zelanda, zonas francas dentro de países, como Manaos en Brasil o Hong Kong en China.
La industrialización de las sociedades, y por tanto el crecimiento de la ciudad en detrimento del campo, tiene en curso un proceso migratorio en todo el mundo que no da miras de detenerse. Estas migraciones, que de alguna manera fueron el insumo que necesitó la industria para expandirse en un primer momento, no dejan de ser un problema social creciente, por cuanto el número de personas reubicadas en las ciudades supera grandemente las posibilidades de asimilación de nuevos habitantes que ellas tienen. Un proceso de algún modo similar se da en el movimiento Sur-Norte, desde países pobres hacia la metrópoli desarrollada.
Las oleadas de tercermundistas indocumentados se muestran imparables y quizás ésta, más que ningún otro tipo de migración, es la que alarma al status quo central. En todos estos casos, vemos que hay un interés del migrante por desplazarse desde una situación comparativamente más desventajosa (material, social, culturalmente) hacia una más beneficiosa.
Las guerras, quizás las peores catástrofes no naturales, han sido desde siempre un factor determinante de migraciones. Pero las llamadas “guerras de baja intensidad” de las últimas décadas, incluidas aquellas desarrolladas en el marco de la Guerra Fría (la Tercera Guerra Mundial para algunos), entre las que se cuentan toda suerte de persecuciones por cualquier disensión, han dejado un saldo de migrantes forzosos como nunca antes se había contabilizado. Seguramente contribuye a estos movimientos cada vez más masivos de población, la proliferación de comunicaciones más desarrolladas en todo el mundo, que achican distancias, globalizando y homogeneizando posibilidades y alternativas.
Podría aventurarse la idea de que los conflictos armados y las persecuciones provocan tantas migraciones porque, a partir de la explosión demográfica del último siglo (por ahora siempre en aumento), cada vez hay cantidades más inconmensurables de gente en el planeta, y más aún en las zonas donde generalmente tienen lugar esos hechos violentos.
Por tanto, una reubicación de un grupo poblacional que hace algunos siglos atrás hubiera pasado inadvertida o no hubiera tenido un impacto relevante, hoy día alcanza a veces ribetes trágicos. Más aún si se da, como de hecho ocurre, en las áreas más pobres y marginadas del mundo, menos preparadas por tanto para hacer frente a situaciones tan adversas.
La Segunda Guerra Mundial, más allá del desastre que en sí misma representó para quienes la sufrieron directamente en Europa, no provocó un éxodo irrefrenable de población hacia nuevos horizontes. Pero todo conflicto armado acaecido en el Tercer Mundo tiene como consecuencia inmediata, además de la pérdida de vidas y de bienes materiales, movimientos poblacionales donde se huye de situaciones generalmente irreversibles en el corto y mediano plazos, en las que se combinan el desastre de la guerra con la precariedad heredada desde siempre.
Tales movimientos, si bien son una forma de preservar la vida en lo inmediato, producen posteriormente problemas de reasentamiento definitivamente insolubles, por lo que conflictúan aún más las ya sufridas sociedades donde tienen lugar. En estas migraciones, prácticamente forzosas, se huye por una imperiosa necesidad de sobrevivencia.
Las cifras globales indican, elocuentemente, que las migraciones, ya sea por interés, ya por necesidad, aumentan; y no sólo en valores absolutos (cada vez hay más población en el mundo) sino también en términos relativos, lo cual es un indicador de que algo especial sucede.
¿Por qué emigra cada vez más gente?
Es claro que, dada la actual cantidad de humanos sobre el planeta, cualquier fenómeno masivo debe contabilizarse en términos monumentales. Pero esto no alcanza para explicar el por qué de la masividad de las migraciones. Pareciera que, crecientemente, hay más interés al igual que más necesidad de emigrar. Pero, observando más detenidamente el fenómeno, vemos que el interés (nos referimos al migrante voluntario, que fundamentalmente es migrante económico) se reduce también a necesidad.
La gente huye de la miseria: del área rural a la ciudad, de los países pobres a la prosperidad del Norte, al igual que huye de las guerras, de las persecuciones políticas, de las cacerías humanas, cualquiera sea su naturaleza. Ahora bien, si el número de huidos aumenta (ya sea en forma de desplazados, refugiados, exiliados, de habitantes de barrios marginales en las ciudades o de inmigrantes ilegales en las sociedades más ricas) esto está indicando que las condiciones de vida, de donde proviene tanta gente, expulsan en vez de permitir un armónico desarrollo.
Con la globalización en curso, a la que actualmente todos asistimos, es posible pensar que las fronteras del Estado-nación moderno puedan tender a debilitarse y que los desplazamientos de población para fines de crecimiento personal (económico, cultural) entre un punto y otro del orbe sean paulatinamente más comunes.
Pero esto no deja de ser un movimiento que no altera la estructura misma del edificio social: los negocios son y serán cada vez más marcadamente transnacionales, al igual que la cultura, las modas, los hábitos cotidianos, las distintas formas de poder y las políticas de control. No es impensable que, dentro de algún tiempo, grandes áreas del mundo sean la casa común para millones de habitantes (Europa, por ejemplo, apuesta a ese proyecto). Pero los desplazamientos humanos que allí tengan lugar no podrían ser considerados migraciones (un pasaporte común, un destino común; las migraciones no son eso).
¿Qué tienen de especial las migraciones masivas a las que nos referimos? En el hecho migratorio deben considerarse tres elementos: el migrante, el lugar de donde emigra y aquel a donde llega. Cada uno de estos polos tiene su especificidad propia. Cada tipo de migrante (el latinoamericano que se va “mojado” a Estados Unidos, o el sobreviviente de un terremoto que es reubicado por sus autoridades gubernamentales en una nueva región del país, o aquel que alcanza a cruzar la frontera para escapar a un régimen dictatorial sangriento, etc.) tiene una historia personal y colectiva que le hace sobrellevar esa transformación en su vida, con mayor o menor suerte.
De hecho, cualquier gran cambio existencial provoca una conmoción subjetiva que cada quien sobrellevará como mejor pueda, no faltando ocasiones en que algunos no podrán procesar todo lo nuevo, reaccionando con distintos tipos de descompensaciones (sintomatología psicológica, desadaptación a las nuevas condiciones, duelo perpetuo por lo perdido). Este es un nivel del problema: el problema concreto para cada migrante.
Por otro lado, y siempre funcionando como un problema, se encuentra el medio que fuerza la emigración: algo irrumpe o actúa como distorsionador en la vida normal provocando las condiciones para abandonar, temporal o definitivamente, el lugar de origen. Pueden ser catástrofes naturales, guerras, pobreza, etc., pero para quien lo padece, ello tiene en todos los casos el valor de problema insoluble, cuya única alternativa es la evitación.
Finalmente, también es un problema el proceso de llegada del emigrante a su nuevo destino, no sólo para él (¿cómo se adaptará, cómo soportará la pérdida?) sino también para el entorno en el que se reinstala. A veces el nuevo medio acoge solidariamente, pero muchas otras no, creándose tensiones entre recién llegado y nativo. El proceso de reubicación no deja de ser un enorme problema, y en ocasiones más complejo que los otros.
Lo distintivo en las migraciones actualmente, además de su tamaño, es el hecho de constituirse como problema para todos los factores que hacen parte de ellas, en virtud de su desorganización, de su desorden, de la pérdida de su condición constructiva. Hace tiempo que las migraciones dejaron de ser un motor beneficioso para las sociedades. Por el contrario, en un mundo en el que, agigantadamente, en vez de resolverse problemas cruciales, se entroniza la tendencia a dividir entre aquellos que “se salvan” y los que “sobran”, las migraciones (como recurso desesperado de muchísimos) son un calvario que, globalmente consideradas, no salvan a nadie sino que empeoran las condiciones de todos.
Migraciones: un problema a resolver
En las actuales migraciones, entre las que destacan por sobre todo aquellas derivadas de la pobreza, hay varios niveles de problema. Hoy, dadas las características del fenómeno, nadie se beneficia de esos movimientos sino que, por el contrario, se crean problemas comunes exclusivamente. Quizás sólo el migrante, en tanto escapa de una situación muy desfavorable, se beneficia en parte, sin contar con todos los problemas que le trae aparejado un cambio brusco de vida y el abandono de su lugar.
Pero en definitiva, la experiencia lo enseña, la gran mayoría de población movilizada termina integrándose a sus nuevas condiciones, más allá de la amargura de la añoranza. Lo que está claro es que el fenómeno migratorio en su conjunto (quizás podríamos atrevernos a decir que no sólo por lo desorganizado, sino también por lo “escandaloso” que ha pasado a ser) está denunciando una falla estructural del sistema social que lo produce. Las grandes capitales del Tercer Mundo reciben en conjunto diariamente alrededor de mil personas que migran desde el área rural; y algunos miles llegan cada día ilegalmente desde el Sur a los países desarrollados. ¿Hay una solución para esto?
La voz de alerta respecto al tema ya se ha dado desde hace algún tiempo en todo el mundo. Quien lo siente fundamentalmente como un problema, y más raudamente ha dado los primeros pasos para reaccionar, es el área de llegada de tanta migración: el Norte desarrollado. Sin duda que las que emigran son poblaciones en riesgo, pero para la lógica del poder dominante el riesgo está, ante todo, en su propia casa, que comienza a ser invadida, ininterrumpidamente, por contingentes siempre en aumento.
Si efectivamente consideramos que las migraciones en condiciones de huida, tal como se van dando constantemente, son un problema (social, humano, ético, económico o como lo queramos considerar), se impone hacer algo al respecto. De hecho, hay varias respuestas en curso; de acuerdo al nivel del problema enfocado habría al menos tres posibilidades: a) trabajar con el emigrante; b) accionar sobre el punto de donde sale; y c) intervenir en el punto de llegada.
Quizás lo más sencillo, pero no por ello lo más efectivo, es actuar en el lugar de llegada de las corrientes migratorias, simplemente cerrando fronteras para impedirlas. Esto, si bien se hace (y con alarma hay que denunciar que es una tendencia creciente en vastos sectores de los países ricos, llegándose a extremos cavernícolas de xenofobia en algunos casos) no es una respuesta al problema sino, simplemente, una forma de sacárselo de encima. Pedir que no lleguen más inmigrantes a un país es, exclusivamente, preservar la situación de ese país despreocupándose del problema de otros.
Otra posibilidad, y de hecho la más desarrollada, es trabajar directamente con la población migrante, tanto en el proceso de instalación en su nueva morada como en el eventual regreso hacia su lugar de origen. En general, aquí es donde se concentran todos los esfuerzos de las diversas agencias, gobiernos e instituciones varias que se dedican al fenómeno. Ayuda humanitaria para los traslados, acompañamiento, facilidades en los desplazamientos, asesoría y apoyo en los nuevos asentamientos, programas de desarrollo para los reinstalados, son algunas de las variantes más usuales en los servicios prestados a la población migrante.
Todo ello tendiendo a hacer del hecho migratorio algo digno y constructivo, pero sin entrar a cuestionar el por qué del mismo.
La tercera opción, tal vez la más difícil de encarar, es apuntar a ver por qué se emigra y a solucionar en el sitio expulsor los problemas que fuerzan a abandonar el terruño. Con esto habría que estar abordando problemáticas tan complejas como la pobreza o la guerra. Seguramente sea imposible impedir las migraciones (¿quién y cómo eliminará las causas anteriores?); pero tal vez pueda ser útil ampliar el debate para profundizar estas temáticas.
Pese a que las organizaciones dedicadas a atender migrantes no tengan, en principio, respuesta efectiva a cuestiones tan complejas, es necesario plantearse seriamente qué nos está diciendo este fenómeno. Si tanta gente huye de su situación cotidiana, ello debe llamar a la reflexión inmediata: ¿es tolerable un mundo que integra a algunos y marginaliza a tantos? Las migraciones actuales ¿no nos están hablando de poblaciones “excedentes” en el planeta? Y ¿qué mundo puede ser este donde haya gente “de sobra”? Obviamente, los modelos de desarrollo en juego hacen agua, por lo que hay que replantearlos.
Migraciones y migrantes: una mirada crítica
Las penurias que deben pasar los migrantes en su marcha hacia la supuesta salvación son enormes, terribles. En estos últimos años de crisis sistémica, esas penurias se acrecentaron. Y justamente por esa crisis global del sistema capitalista, las condiciones de recepción de migrantes en el Norte se ponen cada vez más duras, más denigrantes incluso.
Hay ahí una doble moral en juego: por un lado se aprovecha la mano de obra barata, casi regalada, que llega a los bolsones de desarrollo en el Norte; y por otro, se le pone trabas cada vez mayores, alentándola a no migrar.
Es real que la crisis económica hace que muchos trabajadores oriundos de los países desarrollados estén escasos de trabajo, pero el endurecimiento de los obstáculos migratorios con los trabajadores del Sur busca no sólo desestimularlos sino también, básicamente, chantajearlos, pagando salarios bajísimos y ofreciendo condiciones de super explotación.
El antiguamente llamado “ejército de reserva industrial”, es decir: las poblaciones desocupadas y siempre listas a trabajar por migajas, no ha desaparecido. Hoy se presenta como fenómeno global, mundial. Se lo declara problema, pero al mismo tiempo es lo que ayuda a mantener bajos los salarios.
No hay dudas que ese endurecimiento torna el viaje de los migrantes una verdadera pesadilla. Luego, si sobreviven a condiciones extremas y logran ingresar a las “islas de salvación” (Estados Unidos, Canadá, Europa, Japón), su estadía allí, en general en condiciones de irregularidad, aumenta la pesadilla.
Ahora bien -y ahí está el sentido último de este escrito-, permítasenos esta reflexión: suele levantarse la voz, lastimera por cierto, en relación a las penurias de los migrantes indocumentados. Suele decirse que la vida que llevan en los países del Norte es deplorable, lo cual es cierto. Y suele exigirse también un mejor trato de parte de esos países para con la enorme masa de migrantes irregulares.
Todo eso está muy bien. Es, salvando las distancias, como preocuparse por la situación actual de los niños de la calle. Pero ese dolor, expresado en la lamentación por la situación de esas poblaciones especialmente vulnerables y vulnerabilizadas (los migrantes indocumentados, la niñez de la calle) queda coja si no se ve también la otra cara del problema: ¡la verdadera y principal cara! ¿Por qué hay millones y millones de migrantes que escapan de sus países de origen, forzados por la situación económica? La cuestión no es tanto pedir un trato digno en los países de llegada, sino plantearse por qué deben escapar.
En vez de quedarnos con la lamentación y victimización del migrante, ¿por qué no denunciar con la misma energía la injusticia estructural que los fuerza a emigrar? Pedir que los países de acogida los legalicen no está mal. Pero ¿por qué no trabajar denodadamente para lograr que nadie tenga que emigrar en esas condiciones, porque su país de origen no le brinda las posibilidades mínimas de sobrevivencia?
Del mismo modo que nadie debe discriminar ni castigar a un niño de la calle (él es el síntoma visible de un proceso social mucho más complejo) del mismo modo nadie debe excluir, segregar o maltratar a un migrante en condición de irregularidad. Pero ¡cuidado!: si alguien tiene que salir huyendo de su sociedad natal porque ahí no puede sobrevivir, es ahí donde hay que trabajar para cambiar esa injusta y deplorable situación. Llorar por los efectos visibles puede ser muy bien intencionado, pero poco efectivo para afrontar con posibilidades de éxito las inequidades.
Todas estas preguntas, aparentemente alejadas en principio de respuestas prácticas concretas, deben ser el fundamento de nuestras acciones en torno al tema de las migraciones.
En definitiva, el debate teórico serio (creemos que imperioso) sobre todo esto es lo que mejor puede encaminar las futuras intervenciones. Recordemos las palabras de Einstein, famoso inmigrante judío: “no hay nada más práctico que una buena teoría”.
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http://eldesconcierto.cl/migraciones-problema-para-quien/