Archivos Mensuales: enero 2017
Empresas controladas por sus trabajadores: Un camino que recobrar
por Felipe Gajardo, economista de Estudios Nueva Economía.
En las cooperativas de trabajo, el objetivo deja de ser puramente la maximización de las utilidades, sino que pueden decidir maximizar el bienestar de sus trabajadores.
A finales de los años sesenta, dos proyectos de desarrollo que disputaban las presidenciales se preocuparon de incidir en la esfera de lo productivo. Por un lado, estaba el proyecto de la Democracia Cristiana, con Radomiro Tomic como su principal exponente, en donde se planteaba formar un área de empresas de trabajadores, posiblemente influido por el proyecto de desarrollo Yugoslavo, el cual se basaba en cooperativas de trabajo. También crearía empresas estatales mediante fondos que se utilizarían para la independencia económica y el desarrollo nacional.
Por el otro lado, el proyecto de la Unidad Popular, el cual proponía el área de propiedad social, el cual se compondría de empresas estratégicas compradas por el Estado a los privados a través de la Corfo, y de expropiación de empresas por medio del Decreto de ley N°520, mecanismo creado en 1932. En estas empresas, los trabajadores jugarían un rol importante en la toma de decisiones productivas, vale decir, qué producir, cómo producirlo y a quién producirle.
Ambos proyectos, 2/3 de los programas propuestos al país, consideraban al trabajador como un actor social importante que debía tomar sus decisiones productivas. El otro tercio, el programa de la derecha encabezada por Jorge Alessandri, proponía las políticas económicas del Ladrillo, de los Chicago boys, que años más tarde serían impuestas en dictadura. Vale decir, sólo una minoría consideraba al trabajador sólo como un factor productivo supeditado al factor capital, y en donde quien es dueño de este último, toma las decisiones productivas.
Con las votaciones presidenciales de 1970, el programa de la Unidad Popular se concretaría, creándose el área de propiedad social, comprando empresas estratégicas a través de un mayor porcentaje estatal en su propiedad y expropiando aquellas que estaban con alteración injustificada de sus ritmos de producción. Los trabajadores comenzaron a incidir en las decisiones productivas, sintiéndose parte del proyecto transformador, contribuyendo a la creación de una sociedad distinta desde su trabajo. Inclusive, en 1972 se concretarían los cordones industriales, órganos colectivos de democracia obrera que se organizaban a través de asambleas de fábricas para la toma de decisiones tanto productivas y distributivas como de articulación política y social.
Sin embargo, con la llegada de la dictadura, el proyecto minoritario de los Chicago boys se puso en funcionamiento, posicionándose monopólicamente las empresas capitalistas en la arena productiva. El área de propiedad social se eliminaría, devolviendo las empresas expropiadas. Los cordones industriales se erradicaron. Las cooperativas de trabajo también fueron desincentivadas. Las empresas controladas por sus trabajadores dejarían de ser una opción real para la producción.
Tras cuatro décadas, las empresas capitalistas siguen siendo monopolistas en la arena de lo productivo. Se han posicionado en el sentido común, haciendo que “lo normal” sea considerar que las empresas deben ser controladas por quien es el dueño del capital, y las decisiones productivas deban ser tomadas de forma jerarquizada. Como consecuencia de esta hegemonía en lo productivo es que las universidades que imparten carreras de negocios como ingeniería comercial, por ejemplo, no se enseñe alguna gestión empresarial distinta a la capitalista.No existen siquiera ramos donde se imparta la gestión de las cooperativas de trabajo.
Estas últimas son un excelente ejemplo de una vía distinta de producir. En ellas, las decisiones de qué, cómo y a quién producir son tomadas por sus trabajadores. Esto porque las decisiones son tomadas democráticamente (un trabajador un voto), en oposición una empresa capitalista. Esto implica que el factor capital deja de tener control sobre los trabajadores, sino que ahora es al revés: los trabajadores son propietarios de la empresa.
Así también, en las cooperativas de trabajo su función objetivo deja de ser puramente la maximización de las utilidades, sino que ahora pueden decidir maximizar el bienestar de sus trabajadores. Por ejemplo, en tiempos de crisis, existe evidencia empírica que sustenta que éstas son menos propicias a reducir el empleo, en contraposición a las empresas convencionales capitalistas (Burdín, 2009). Esto porque prefieren reducir sus salarios en tiempos de crisis para cuidad el empleo. Básicamente la evidencia pone en relieve el principio que pregona en estas unidades productivas: la solidaridad.
Estas empresas controladas por sus trabajadores también tienen la característica de que abordan, al menos teóricamente, la situación de explotación de sus trabajadores. Esto porque el valor creado por ellos, aunque supere el salario establecido en sus contratos, ese excedente es apropiado por los mismos trabajadores. No así en una empresa capitalista, donde el valor excedente creado por los trabajadores es apropiado en forma de utilidad por el dueño del capital.
Las empresas controladas por sus trabajadores resultan ser una alternativa productiva sumamente atractiva para un proyecto transformador que busque posicionar a los trabajadores y sus familias en el centro de cada política. En tiempos donde se están realizando esfuerzos importantes por constituir un frente amplio que genere un proyecto que supere el neoliberalismo, urge considerar y hacerse parte de la arena productiva.
En tiempos donde la creación y desarrollo de empresas controladas por sus trabajadores es sumamente dificultoso, como lo demuestra el esfuerzo hecho por los mineros de la mina Santa Ana en Curanilahue, quienes debieron estar más de treinta días en toma de su unidad productiva poniendo en riesgo la salud de sus trabajadores, sólo por querer ser reconocidos como una empresa controlada por ellos, se requiere constituir una fuerza que dispute la forma de gestión de las empresas en la esfera productiva.
Fuente: http://www.eldesconcierto.cl/2017/01/26/empresas-controladas-por-sus-trabajadores-un-camino-que-recobrar/
204° Capítulo de ECONONUESTRAS 23-ene-2017
203° Capítulo de ECONONUESTRAS 16-ene-2017
Anarquismo y Economía
Por Aene Zeta para El Salmón Contracorriente
Parte 1: Anarquismo y economía: otra manera de interpretar el dinero
El anarquismo, al igual que el resto de ideologías existentes, tiene una manera propia de ver la economía. No estamos hablando de anarcocapitalismo, una palabra últimamente de moda pero que poco tiene que ver con la causa libertaria, más bien con el capitalismo extremo e inhumano. El anarquismo anticapitalista, el antiautoritario y social, tiene unas bases de valores que fuertemente calan en aquellos que se definen como ácratas y que verán esas ideas influir en lo que para ellos debería de ser una economía.
El objetivo del presente artículo tiene como objetivo acercar y exponer la economía libertaria, haciendo un pequeño análisis que sirva como punto de partida para aquellos que estén interesados en formas económicas alternativas. El anarquismo, al igual que el resto de ideologías existentes, tiene una manera propia de ver la economía. No estamos hablando de anarcocapitalismo, una palabra últimamente de moda pero que poco tiene que ver con la causa libertaria, más bien con el capitalismo extremo e inhumano. El anarquismo anticapitalista, el antiautoritario y social, tiene unas bases de valores que fuertemente calan en aquellos que se definen como ácratas y que verán esas ideas influir en lo que para ellos debería de ser una economía.
Para comenzar a hablar sobre economía anarquista lo primero que hay que identificar son los rasgos comunes que presentan las distintas teorías existentes. Como no podría ser de otra forma son: La autogestión (autoorganización), anticapitalismo y antiautoritarismo.
El antiautoritarismo, la característica por excelencia del anarquismo, forma la base para todos los planteamientos que tengan que ver con las corrientes anarquistas: ya sean pedagógicas o económicas. La autoridad supone parte de la pérdida de libertad en pro de alguien que no actúa de manera legítima y por ello mismo desde el anarquismo se ve al poder económico como un ente superior e ilegítimo que maneja a sus anchas las vidas de los humanos. Esta manera de entender el dinero en el tablero de juego, forma una opresión que atenta directamente contra los derechos humanos y que desde el anarquismo se consideran completamente intolerables para lo que nosotros consideramos una sociedad justa y libre.
El anarquismo, un movimiento plural y diverso nos deja diferentes maneras de plantear el terreno de juego económico. Existe una gran mayoría de planteamientos comunes sobre lo que se podría definir anarquismo y cómo estas características después deben influir sobre la economía. Dentro de las corrientes económicas existen distintos modelos que han sido planteados por diferentes autores: mutualismo, colectivismo, comunismo anarquista y anarcosindicalismo.
Mutualismo
El mutualismo fue la corriente previa al colectivismo que desarrollaron posteriormente los pensadores anarquistas rusos. El Siglo XIX fue un tiempo marcado por el avance científico y de revoluciones, lo que indiscutiblemente afectó al sistema socioeconómico de la época que de manera fugaz lo estaba cambiando. Las fábricas comenzaron a llenarse de gente que cambiaba el campo por la gris ciudad y al mismo tiempo por unas condiciones de trabajo bastante pésimas. Los obreros, hartos de sentirse como siervos dentro de un sistema donde el capital era el eje fundamental, comenzaron a pensar y a organizarse, proponiendo distintas alternativas para mejorar a las clases bajas. En este contexto situamos la primera de las corrientes económicas anarquistas: el mutualismo.
Pierre-Joseph Proudhon, maestro de Bakunin, fue el artífice de este primer contacto ácrata con la organización económica. De sus escritos, entre los que destacan ¿Qué es la propiedad? o El principio federativo, opinaba que los medios de producción podían pertenecer tanto a la comunidad o de manera individual a una serie de individuos. La manera en la que la comunidad pondría en funcionamiento estos principios era a través de la negociación o el intercambio de productos, siempre desde un punto de vista ético y responsable para garantizar el trato justo.
Para el autor francés, al igual que para otros muchos pensadores de la época, la propiedad privada era un robo y producía la explotación de las clases bajas. Como otros autores anarquistas, a pesar de compartir muchos principios comunes con otros compañeros, Proudhon fue un gran crítico del sistema colectivista, al que acusó de abusar y robar a los individuos, al igual que el capitalismo.
El mutualismo apostaba por ofrecer a cada individuo los medios necesarios para que ellos sean capaces de producir lo requerido, desde las herramientas para el trabajo hasta las tierras necesarias, cobrando por la labor realizada. De esta manera el objetivo que se busca es que el provecho y la renta queden eliminadas y las condiciones ofrecidas a los trabajadores sean más justas a su manera de entenderlo.
El mutualismo recibió fuertes críticas por su manera de organizar la sociedad, mediante el intercambio y el tiempo trabajado, algo que chocaba directamente con lo expuesto por Karl Marx. El ídolo comunista pensaba que esta clase de economía era la típica presentada por la pequeña burguesía. Como dice Mirko Roberti en el prólogo ¿Qué es la propiedad? (Proudhon), defendía la pequeña propiedad y la economía mediante el dinero, a pesar de ser una teoría pensada para acabar con la tiranía e influencia del estado y del monopolio capitalista. También recibió muchas críticas desde los sectores libertarios, como aquellos que apostaron por el colectivismo, entre ellos Bakunin.
Podríamos decir que las corrientes desarrolladas por el autor han sido derivaciones de las teorías económicas clásicas y que ofrecen un simple cambio entre los productores y los compradores, la cantidad a pagar debe ser igual al trabajo empleado para producirlo.
Para saber más:
Proudhon, Pierre-Joseph. ¿Qué es la propiedad?.
Parte 2: Anarquía y economía: Colectivismo
El colectivismo fue cogiendo fuerza con el paso del tiempo en el siglo XIX, quedando atrás el Mutualismo, término que ya se comentó en el artículo previo. Estas ideas fueron cogiendo fuerza mientras lo comentado por Proudhon se quedaba atrás, con muchas críticas por parte de estos nuevos teóricos anarquistas. Entre las ácratas que pertenecieron ideológicamente a esta corriente económica estaban anarquistas famosos como Ricardo Mella, Luigi Fabbri, Bakunin o Anselmo Lorenzo.
Mijaíl Aleksándrovich Bakunin, fundador de la I Internacional de los trabajadores, fue el principal defensor de este planteamiento anarquista. El colectivismo basa su ideario económico en la expropiación al capitalismo, buscando que sean los trabajadores los que pongan en funcionamiento los medios de producción y ellos sean los responsables de su administración. Los recursos naturales de los que disponían los campesinos o las herramientas de trabajo que tenían los obreros debían de ser puesto al servicio de la comunidad, lo que definía esta corriente como el pensamiento colectivo, frente al individualismo planteado por otros autores ácratas. El dinero obtenido mediante el trabajo se repartiría de una manera legítima, o bien poniéndose entre ellos de acuerdo para un reparto específico o bien pagando a cada trabajador una proporción entre lo obtenido para todo el colectivo y su esfuerzo individual.
Los trabajadores de una sociedad colectivista se organizarían en Asociaciones por Afinidad (Confederadas al principio federativo), un grupo de trabajadores sin jerarquías que responde de manera flexible a las distintas situaciones que pudiesen plantearse y utiliza un modelo descentralizado. Los trabajadores son voluntarios, ellos deben de trabajar lo que ellos crean conveniente o lo que ellos hayan acordado con el grupo de trabajadores previamente.
El Colectivismo, como corriente anarquista para la sociedad, también veía necesario que el Estado fuese abolido por estar siempre corrompido y crear jerarquías privilegiadas que vendrían a ocupar el puesto de los anteriores tiranos. La autoridad defendida era de carácter colectivo y público, debía de prevalecer el respeto entre todos los seres humanos ante todo. Otra de las consignas era la típica frase que fue repetida de manera incansable durante las revoluciones de los últimos siglos como «Igualdad, Libertad, Fraternidad», lo que dejaba bien clara la influencia de esas ideas todavía en el siglo XIX. De esta manera, los anarquistas Colectivistas, creían que eliminarían las desigualdades sociales y económicas de la sociedad, tratando de crear un mundo más justo y con una mentalidad mucho más solidaria.
El Colectivismo recibió fuertes críticas, al igual que ellos hicieron previamente con la corriente Mutualista, de los Comunistas Libertarios. Entre las críticas que recibió el colectivismo fue por su manera de retribuir según el mérito, algo que chocó, como veremos en el siguiente artículo, con el Comunismo Libertario defendido por Kropotkin, entre otros.
Para más información consultar los siguientes libros:
Bakunin, Mijail. Federalismo, Socialismo y Antiteologismo.
Mella, Ricardo. Libre Cooperación y Colectivismo Anarquista.
Parte 3: Anarquía y Economía: Comunismo Libertario
Piotr Kropotkin, el príncipe, fue el principal artífice de esta teoría económica para la futura sociedad anarquista. El intelectual ruso, se oponía a la competitividad vista desde el punto de vista capitalista y a las tesis darwinistas, para él la sociedad tenía que colaborar y cooperar para sacar adelante los problemas que ,en común, todos sufrían. Este punto resulta fundamental puesto que para el autor la cooperación entre individuos era el mayor estado que podría alcanzar la evolución. En el presente artículo, el tercero, vamos a hablar sobre el Comunismo Libertario y como en otras ocasiones compartiremos algunos enlaces que a modo de ayuda sirvan como punto de partida para aquellos que estén interesados.
El Primer paso para alcanzar la sociedad anarquista era expropiar todas las empresas privadas que provocaban el esclavismo y crear una asociación horizontal de voluntarios que dentro de ella haría un reparto justo de los bienes teniendo en cuenta las necesidades distintas de cada humano, algo que rompía con otros planteamientos que apostaban por la distribución en función de las horas trabajadas, lo que incluían muchas tesis liberales o marxistas. Los salarios quedan al margen del Comunismo Libertario y las personas son libres de poder elegir que trabajo realizar, sintiéndose más realizados en unos que en otros, puesto que cada persona es completamente distinta. La crítica al sistema de los salarios viene por la desigualdad que crea entre los humanos, igual que la propiedad privada y para ello ofrece, Kropotkin en distintos libros, fórmulas para organizar la futura sociedad libertaria.
La conquista del pan es uno de los primeros trabajos de Kropotkin en los que comienza a desatar la idea del Comunismo Libertario y en el libro, dividido en varios capítulos donde trata distintos aspectos de la sociedad, trabaja la idea de construir una sociedad anarquista después de que estalle la revolución y comience ese período en el que el cambio puede asentarse o simplemente acabar por desintegrarse. Kropotkin propone en el libro una fórmula que hará que la revolución no se quede en un simple sueño, por ello mismo cada capítulo trabaja un tema delicado de la sociedad y expone los pasos a seguir en un primer momento hasta que la revolución se asiente y pueda construirse la sociedad libertaria. La propiedad privada queda abolida, no es acaso todo de todos y el resultado del trabajo de siglos en los que han intervenido muchas personas? El pensador ruso utiliza este argumento para ir en contra de aquellos que basando su ideología en el premio al trabajo propio se olvidan de que ese trabajo no lo hubieran podido llevar a cabo de no ser por el esfuerzo previo de otras personas.
El anarcomunismo se opone a la idea de propiedad de grupo o de individuo
El Comunismo Libertario apuesta por una sociedad descentralizada donde los trabajadores puedan asociarse de manera libre y no existe, como hemos dicho, ni la propiedad privada ni el dinero. Los individuos pueden trabajar de manera individual o formar colectivos. La abolición del sistema monetario es uno de los ejes fundamentales para el anarquismo comunista ya que prevenía la distinción entre clases. El Estado también era atacado por los Comunistas Libertarios, ya que lo veían una manera de hacer prevalecer la sociedad clasista y desigual que solo pretendía enriquecerse a cuenta de la explotación.
Como ya hemos dicho, Kropotkin y el resto de los defensores del Comunismo Libertario, pensaban que todo estaba unido y que por ello mismo no se podía nunca calcular el precio que supone a pagar a un trabajador por hacer su trabajo, teniendo en cuenta todos los factores que entraban en juego para hacer semejante ecuación. Aspectos como la propia emoción de una persona repercute en la producción, pero cómo podemos medir eso a la hora de pagar? Eso sin contar otros aspectos inmedibles como el descanso o lo eficaz que pueden resultar las máquinas. Por lo tanto, la teoría de un Comunismo Anarquista se aleja completamente de los valores promulgados por los liberales clásicos que ahora también cuentan con el apoyo de muchos sectores socialistas y marxistas.
Esta práctica libertaria de organización económica hace hincapié en su propuesta en los errores que han cometido los sistemas previos. Los sistemas organizados de manera liberal o aquellos que tienden a crear desigualdades acaban por imponerse de manera represiva, así se aseguran que continúe de la misma manera todo el sistema, con privilegiados y con explotados. Para ello, esta corriente apuesta por una economía de bienes y servicios producidos por los trabajadores que son repartidos en tiendas comunitarias y que todos sean capaces de consumirlos teniendo en cuenta sus necesidades individuales o sus deseos.
La abolición del sistema monetario es uno de los ejes fundamentales para el anarquismo comunista
A diferencia del Colectivismo que proponía repartir la propiedad en manos de asociaciones, el anarcomunismo se opone a esa idea de propiedad de grupo o de individuo. La apuesta es el concepto de que la propiedad no sea de nadie, sino de aquel que la trabaje para sus fines y necesidades.
La teoría de Comunismo Libertario de kropotkin tuvo una fuerte influencia en Catalunya durante la Guerra Civil. Muchos anarquistas vieron la oportunidad de no detenerse una vez acabado con el fascismo, creían que había que continuar luchando por una sociedad libertaria, algo que molestó a otras ideologías como la Comunista. A pesar de ello, llevaron esta corriente a su máximo esplendor en una Catalunya Autogestionada y organizada por los obreros, siguiendo con mimo los pasos de La conquista del pan.
Entre los anarquistas que han defendido esta corriente económica de organización a parte de Kropotkin, tenemos a otros Errico Malatesta o el ucraniano Nestor Majno: Para aquellos interesados en estas prácticas os dejo aquí, como siempre, una serie de libros para tener más información sobre el tema, no es fácil resumir de manera tan breve algo de lo que se podrían escribir cientos o miles de páginas. Por ello mismo, ponemos a disposición de quien quiera los diferentes títulos sobre Comunismo Libertario:
Kropotkin, Piotr. La conquista del Pan.
Berkman, Alexander. El ABC del Comunismo Libertario.
Parte 4: Anarquismo y economía: Anarcosindicalismo
El anarcosindicalismo ha servido a la clase obrera como instrumento de organización para hacer frente a la sociedad que el capitalismo ha construido. A parte de la función de protector de los derechos de los trabajadores también el anarcosindicalismo ha sido desarrollado con la intención de ser una parte importante en la futura sociedad anarquista. Por ello mismo, en el presente artículo vamos a acercar a los interesados la corriente sindical del anarquismo, representada por la bandera rojinegra.
El Anarcosindicalismo nació como una mezcla entre las ideas anarquistas que estaban brotando y la acción revolucionaria de los sindicatos, dando lugar a un nuevo terreno de búsqueda para el cambio. Al igual que la educación comenzaba a verse como un instrumento revolucionario para la sociedad futura, el poder del proletariado también se tornó más fuerte y potente, cada vez con una mejor organización por parte de los trabajadores. El objetivo no era otro sino la conquista de los medios de producción para así establecer una democracia directa bajo los principios federalistas.
El Anarcosindicalismo ha sido partidario siempre de la huelga general como vía para la destrucción de la actual sociedad capitalista, han buscado mediante estos actos demostrar a la élite empresarial que el verdadero motor de su riqueza es la mano de los trabajadores, por ello mismo el boicot a la producción es algo que realmente daña a la clase alta y es algo que siempre han tratado de evitar por parte de los caciques. No pueden permitirse que la gente descubra que está en sus propias manos y organización la caída de este sistema, para contrarrestar la fuerza obrera han apostado por crear muchas campañas para evitar que los proletarios vayan a la huelga, incluidas las amenazas bajo despido o los asesinatos como ya ocurriera en España a comienzos del siglo XX, sicarios pagados por los empresarios se dedicaban a acabar con la vida de aquellos sindicalistas que truncaban sus planes de dominio económico. No solamente contra sindicalistas, educadores libertarios como Ferrer i Guardia fueron falsamente acusados y condenados a muerte. No podían permitir que echaran por borda todo lo que les había costado levantar su dictadura empresarial, con la permisividad del estado.
A parte de la huelga como instrumento de cambio, el anarcosindicalismo también practica el boicot a aquello que considera negativo para la futura sociedad anarquista, y la Acción Directa, un término muy manipulable dependiendo de quién lo use (sobre todo cuando se emplea con el objetivo criminalizar a aquellos que ponen en duda los privilegios ilegítimos de las clases altas). El objetivo es visualizar el problema principal y cortarlo de raíz, sin especulaciones, con la ciencia y la razón como estandartes.
Todo nació con la creación de la I Internacional de los trabajadores (Londres, 1864), allí se creó el sindicato como camino en la lucha para construir la sociedad libertaria. Desde ese punto se fue transmitiendo la idea a lo largo de varios países europeos como Italia, Francia, España o Rusia, también llegaron a cruzar el charco del Atlántico hasta Argentina, Uruguay y Estados Unidos, sobretodo. Prueba de esa nueva fuerza proletaria que estaba naciendo tenemos a día de hoy la celebración del 1 de Mayo (El día de los Trabajadores), en honor a los anarquistas muertos en la huelga de 1886 en la ciudad de Chicago.
Confederación Nacional del Trabajo (CNT): La CNT nació en Barcelona en 1910, tras la creación de la vieja Federación regional. A día de hoy sigue perteneciendo a la corriente bakuninista de la Primera Internacional.
Confederación General del Trabajo (CGT): La CGT nació como una escisión de la CNT y se formó oficialmente en 1989. Uno de las características que les llevaron a formar este nuevo sindicato fue sus ganas de hacer crecer el movimiento obrero anarquista, algo que para muchos miembros de la CNT fue vender los ideales.
Algunas diferencias entre CNT y CGT: Las mayores diferencias que encontramos entre estos dos sindicatos las encontramos en las ayudas económicas. La CNT se niega a recibir dinero que no sea de los propios afiliados al sindicato, en cambio la CGT si tiene esta clase de ingresos por parte del estado en forma de subvenciones. Otra de las distinciones se refleja en la participación en las Elecciones Sindicales, la CGT se muestra abierta a esta participación, no así la CNT y otros sectores anarquistas que lo considera una traición a los valores anarcosindicalistas.
Dentro de las mayores aportaciones a la idea Anarcosindicalista encontramos a Rudolf Rocker, un historiador libertario que formó parte del Freie Arbeiter-Union Deutschlands (FAUD), un sindicato anarquista de Alemania que basaba su organización en grupos federales. Con el ascenso de Franco y Hitler, el sindicato y su influencia decayó. A día de hoy, después de muchos años de trabajo, existe en el país bávaro otro grupo que recogió el testigo de aquellos anarquistas, la Freie Arbeiter-Union (FAU) que fue fundada en 1977.
Para saber más:
Rocker, Rudolf. Anarco Sindicalismo: Teoría y práctica.
Fuente: http://www.elsalmoncontracorriente.es/