Archivos Mensuales: marzo 2014

98° Capítulo de ECONONUESTRAS 24-mar-2014

Capítulo especial sobre FEMINISMO Y EL MUNDO DEL TRABAJO, junto a las compañeras de La Alzada – Acción Feminista Libertaria.

97° Capítulo de ECONONUESTRAS 17-mar-2014

Comentamos la EBONOMÍA de la Neomayoría; el legado de Piñera; y los asesores/consultores de Bachelet, expertos en frenar la movilización social.

Cooperativa de Trabajadores Electricistas: Control productivo y poder popular

por Periódico Solidaridad en su edición n°21

Trabajadores del rubro del montaje industrial y la construcción crearon su propia cooperativa de electricistas. Contraponen la autogestión y horizontalidad a la explotación laboral: Son los administradores de su propio medio productivo, el cual se controla democráticamente y proyecta ampliarse al rubro de la construcción.

La Cooperativa de Trabajadores de Electricistas surgió bajo la necesidad de resolver un problema laboral de seis trabajadores hace tres años. Compuesto por maestros y ayudantes eléctricos, técnicos industriales e ingenieros, con distintas formas de especialización y experiencia, se dieron a la tarea de crear un trabajo justo, digno e igualitario, el cual permita resolver la necesidad económica de cada uno de ellos.

Partiendo por la autogestión, control y administración de su medio productivo, lograron que la cooperativa les pertenezca a todos por igual, bajo un sistema de asambleas y comisiones operativas, donde cada socio –y trabajador a la vez— posee un voto en la toma de decisiones.

En cuanto a los ingresos, lo resolvieron en función de las realidades personales y laborales de cada trabajador, donde todos reciben el mismo pago independiente del rol, nivel académico, o tipo de responsabilidad asignada, el que sólo varía en función de la cantidad de trabajo realizado y no del tipo de trabajo.

A medida que las condiciones laborales fueron mejorando fue necesaria la generación de una mayor fuerza de trabajo, lo cual, bajo un sistema de incorporación de socios, el número de trabajadores -simpatizantes, colaboradores y socios- es aproximadamente 10 personas.

La organización traza como política incrementar cuantitativa y cualitativamente la cantidad de trabajos, con el fin de incrementar su número de socios, y por ende, su fuerza laboral. Incluso proyectan abarcar otras especialidades como la construcción, obras civiles, soluciones hidráulicas, y por qué no, apostar a la generación de una constructora popular desde y para los trabajadores.

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Cooperativas, control productivo y poder popular

Las características esenciales de las cooperativas de trabajo permiten generar condiciones productivas, sociales y laborales, que eliminan las condiciones enajenantes y de explotación propias del modelo económico capitalista.

Lo anterior se plasma concretamente a través del control productivo, que depende principalmente  de las intenciones y objetivos políticos que se planteen los socios, que a la vez de socios y dueños de la cooperativa, son la fuerza de trabajo que la sostiene. Si los objetivos e intenciones que se plantean los socios son realmente comunes, colectivos, solidarios y revolucionarios, la cooperativa pasa a ser una herramienta de construcción de un sistema laboral libremente asociado, superando así la forma de trabajo basado en la explotación del hombre por el hombre y la comercialización de la fuerza de trabajo, es decir, superando, a una escala de cada unidad productiva, el trabajo asalariado.

“¿Cuál es el rol de las cooperativas en la emancipación de la clase trabajadora?, ¿cuál es el rol de las cooperativas en la construcción del socialismo? Claramente entendemos que el capitalismo es un sistema monstruoso que no podemos enfrentar de la noche a la mañana a través de pequeñas unidades productivas; pero lo que si apostamos, es que el trabajo cooperativista, o de control obrero, y políticamente bien conducido, contribuye a la construcción de un poder popular productivo y económico, ganando espacio dentro del capitalismo, en base al control productivo local, luego comunal y luego nacional.”

Las cooperativas, luego de la llegada del neoliberalismo, se institucionalizaron a través de las leyes burguesas, y fueron quedando rezagadas del modelo productivo social, más aún se centralizaron sus poderes y se les permitió funcionar como cualquier empresa capitalista, teniendo una cantidad infinita de trabajadores asalariados.

El modelo cooperativo tuvo su auge en Chile con los gobiernos de Eduardo Frei Montalva y la Unidad Popular, principalmente como medio de organización productiva agropecuaria, de servicios básicos rurales y de viviendas, con organizaciones que agrupaban a pequeños grupos en modelos asociativos con los principios cooperativos pre-neoliberalismo.

Destacan en la creación de cooperativas nuestros países vecinos, sobretodo Argentina, que luego de la crisis del 2001, cuando los capitales se fugaron completos y la banca aprovechó de generar riqueza, tomó fuerza el movimiento de empresas recuperadas, fábricas o unidades de servicios tomadas en que la patronal declara la quiebra y se retira con una deuda gigante a proveedores y trabajadores. Ya tomadas las unidades productivas por los trabajadores para mantener sus puestos de trabajo, se requirió ponerlas en marcha y comenzar a comercializar en una primera etapa con el mercado tradicional, para ello se utilizó el marco institucional de las cooperativas, el cual ajustado a la dirección política del movimiento, derivó en grandes ejemplos como el de cerámicas Zanon y el del hotel B.A.U.E.N.. Así, las cooperativas han logrado generar una red productiva, de apoyo mutuo, de “mercado paralelo solidario”, el cual permite sostenerlas y las hace cada día más fuertes.

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Control colectivo de la plusvalía

Al ser las cooperativas una organización democrática y autogestionada en la cual sus socios deciden cada figura y funcionamiento por el cual regirse, se origina una condición “histórica” de recuperar y controlar la plusvalía generada por cada trabajador, y por la colectividad, decidiendo finalmente qué hacer con ella.

El nivel organizativo de las cooperativas permite definir en la asamblea general, primero, los ingresos de dinero o “retiros” (conocidos como salarios en el sistema capitalista) que le corresponde a cada socio, es decir,  se definen los niveles de ingreso personales en función de los tiempos de trabajo y tipos de trabajos realizados. En este punto, la cooperativa tiene la posibilidad de abolir en forma interna la división social del trabajo, y de recuperar el valor del trabajo por sobre el precio del trabajo.

Una vez decididos los ingresos de cada trabajador, la asamblea general decide el qué hacer con los excedentes (utilidades) de dinero originados por el trabajo de la cooperativa. Estos se pueden repartir en partes iguales a cada socio prorrata al trabajo, el cual se mide en función de cada cooperativa y su rubro, o bien, se pueden acumular en un fondo destinado a inversión, reserva, emergencia, etc.  En este punto se pasa por encima de una de las piedras angulares del capitalismo, que es la apropiación que hace el capitalista, o dueño del medio de producción, de la plusvalía que genera cada trabajador y el conjunto de ellos conjuntamente, y que éstos nunca llegaron siquiera a dimensionar que generaron.

De esta manera, cabe preguntarse lo siguiente, ¿cuál es el rol de las cooperativas en la emancipación de la clase trabajadora?, ¿cuál es el rol de las cooperativas en la construcción del socialismo? Claramente entendemos que el capitalismo es un sistema monstruoso que no podemos enfrentar de la noche a la mañana a través de pequeñas unidades productivas; pero lo que si apostamos, es que el trabajo cooperativista, o de control obrero, y políticamente bien conducido, contribuye a la construcción de un poder popular productivo y económico, ganando espacio dentro del capitalismo, en base al control productivo local, luego comunal y luego nacional.

Cuando una cooperativa de estas características adquiere un socio le quita fuerza de trabajo a los capitalistas, y con ello, la capacidad de extraer plusvalía de ese trabajador. Además, las cooperativas son capaces de abrir espacios de trabajo a compañeros que, debido a su trabajo político anticapitalista, en el mercado laboral tienen las puertas cerradas, y también, a todas las personas que el capitalismo les genera un trabajo indigno o son discriminadas. Un trabajador emancipado del patrón y asociado con sus pares en igualdad de derechos y deberes, cambia su perspectiva acerca del trabajo y de su valor como trabajador, porque es capaz de ver, entender y vivir un sistema productivo digo, justo e igualitario, alejado de los principios capitalistas, que le muestra el real valor del trabajo y que expresa abiertamente los niveles de plusvalía generados en cada oficio, por cada trabajador, y en cada unidad productiva colectiva.

Si somos capaces de construir una variada cantidad de cooperativas como unidades productivas autogestionadas, somos capaces de construir, paso a paso, un mercado paralelo solidario, que permita un comercio interno y una ayuda mutua, transformando la demanda hacía las organizaciones productivas autogestionadas, y dejando poco a poco y en forma paulatina la necesidad de comerciar en el mercado capitalista. Este paso, si se proyecta en forma escalada, se convierte en un arma de combate al capitalismo y a la burguesía, ya que si los trabajadores son llamados poco a poco a autogestionar su trabajo, a ejercer el control obrero, se desenmascara automáticamente el rol de explotación que cumple la patronal, agudizando así en forma sostenida las contradicciones de clase.

Las cooperativas deben relacionarse con sus espacios, con las asambleas territoriales, con los pobladores, con los sindicatos, porque las cooperativas son una herramienta que aporta a la construcción del poder popular hacia el socialismo, siempre y cuando, se encuentren enredadas a una movilización nacional y no atomizadas en su trabajo gremial, esperando así, que las cooperativas sean parte del soporte económico de una revolución de carácter socialista, y que en algún minuto pasarán a ser completamente socializadas.

http://www.periodico-solidaridad.cl/2014/03/16/cooperativa-de-trabajadores-electricistas-control-productivo-y-poder-popular/

Treinta años de MST y lucha por la tierra en Brasil

por diagonalperiodico.net

Amanece en un polideportivo del centro de Brasilia, capital de Brasil, y alrededor de 15.000 campesinos empiezan otra jornada de lucha. Los niños corretean y hombres y mujeres charlan, leen o ayudan en tareas de organización. Huele a frijoles, a bollo y a tierra mojada. Han cambiado estos días la azada por la palabra y se han desplazado desde sus asentamientos para teñir con el rojo de su bandera el centro del poder político brasileño. Son aquellas personas ninguneadas, como diría el escritor uruguayo Eduardo Galeano, que gritan y luchan por la tierra, por la dignidad, por la vida…

Bajo el lema “Luchar, construir, Reforma Agraria Popular”, miles de delegados y delegadas de todos los rincones de Brasil se dieron cita en la capital para celebrar el VI Congreso Nacional del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), que tuvo lugar entre el 10 y el 14 de febrero. Este año era especial porque, coincidiendo con el evento, se celebraban los 30 años del movimiento. Una amplia delegación internacional de más de 27 países también participó en las jornadas.

En un país económicamente creciente como Brasil, las injusticias crecen también. El MST estima que hay entre 150.000 y 400.000 familias viviendo en asentamientos. Son personas sin tierra, excluidas por un sistema agroalimentario que les ha obligado a ocupar los terrenos que necesitan para sobrevivir. Dentro de los asentamientos del MST, sus moradores construyen sus escuelas y talleres, cultivan sus huertas y crean sus estructuras sindicales. Por eso, cuando son desalojados por el Estado, están obligados a marchar a otro lugar donde instalan de nuevo sus “barracas” de plásticos y madera.

“El MST está en una encrucijada. El enemigo ahora es otro. El latifundio continúa pero ahora también luchamos contra las grandes transnacionales, la banca, el mercado, el poder judicial…”, aseguraba uno de los delegados. En el año 2013 la producción de soja en Brasil ocupaba más de 27 millones de hectáreas (más de la mitad del territorio español) y producía unas 81 millones de toneladas, de las cuales el 80% son utilizados para la producción de pienso animal y más del 25% es exportado a la UE para la ganadería intensiva. Todo ello hace avanzar la frontera agrícola capitalista, destruyendo ecosistemas naturales y quitando terreno a la agricultura familiar.

Desde el año 2000, con el apogeo económico brasileño, el Gobierno del Partido de los Trabajadores (PT) ha dejado de lado la reforma agraria. “Venimos a recordar a Dilma [Rousseff, presidenta de Brasil] que no pararemos hasta que todas las familias tengan una tierra y un hogar donde vivir”, gritaba un delegado. “La Reforma Agraria necesita dos grandes cambios”, decía el catedrático Guilherme Delgado, “uno es un cambio en el uso y propiedad y el otro es la necesidad de redistribuir la tierra”.

Internamente, el MST también está en proceso de cambio. El feminismo está cada vez más presente y existe paridad en el ejecutivo nacional. También se ha apostado por la agroecología, línea que sigue de la Vía Campesina, organización campesina a nivel mundial de la cual forma parte el MST. Aun así, se siguen denunciando agresiones machistas en los asentamientos y rechazo a los colectivos LGTB, así como una jerarquización excesiva en la organización interna del movimiento sin tierra.

Uno de los momentos más importantes del congreso fue la marcha multitudinaria que cubrió de rojo la capital brasileña. Los asistentes al Congreso del MST reclamaron en la Plaza de los Tres Poderes y durante el recorrido, que duró más de cinco horas, una aceleración de la reforma agraria y un cambio de sistema social y político. Se vivió algún momento de tensión entre los manifestantes y la policía frente al edificio de trabajo de la presidenta, Dilma Rousseff, que acabó con un campesino detenido y tres heridos debido al uso de bombas lacrimógenas, pelotas de goma y espráis de pimienta, por parte de la policía. Al día siguiente, representantes del MST entregaron a Rousseff, tras un breve encuentro, una carta con las exigencias del movimiento.

El MST, como movimiento socialista, aspira a la llegada al poder de los trabajadores. Actualmente defiende la política de “palo y prosa”, es decir, por un lado negociación con Gobierno y Estado y por otro lado lucha social en la calle y en el campo y creación de conflicto. Los delegados y delegadas que han participado en las ponencias han expresado su profunda preocupación por las agresiones y asesinatos hacia campesinos a manos de pistoleros contratados por los grandes terratenientes y policías, que ha dejado más de 1.600 campesinos muertos en estos 30 años de lucha, hecho que también han denunciado grupos indígenas allí presentes, que comparten con los campesinos el conflicto por la tierra.

El discurso agroecológico, a favor de las semillas autóctonas, la lucha contra los agrotóxicos y la agricultura familiar han estado presentes en todo momento, defendiendo un modelo de producción familiar, saludable y orgánico, muy lejos de las políticas del Gobierno de Brasil de apoyo a grandes corporaciones destinadas a la producción de soja transgénica.

El congreso acabó con miles de colchones y maletas agolpándose en los autobuses. En un año en el que se están viviendo numerosas movilizaciones sociales debido a la Copa Mundial de Fútbol y a las elecciones, los campesinos han venido a reclamar y a luchar por la tierra. Uno de los líderes del MST en el Estado de Bahía levantó a todo el Congreso al grito de “la lucha es el único camino para retomar el debate de la Reforma Agraria, el oxígeno de nuestra lucha es el conflicto y la resistencia. ¡Luchar… luchar!”. Y así continúan luchando, como en los últimos 30 años, reclamando un pedazo de tierra desde asentamientos en cientos de rincones de Brasil. Decía Anastácio, un indígena de Mato Grosso, “podrán cortar las ramas, podrán quemar la copa, pero nunca acabarán con nuestras raíces, porque son profundas”.

http://www.diagonalperiodico.net/global/22224-treinta-anos-mst-y-lucha-por-la-tierra-brasil.html

96° Capítulo de ECONONUESTRAS 10-mar-2014

Programa especial entre el Día Internacional de la Mujer Trabajadora y la toma del poder de la NeoMayoría. Comentamos el carácter de clase del nuevo gobierno, la posición al respecto del feminismo local. Y hablando de feminismo, hablamos de la mercantilización de los partos y, finalmente, sobre el acoso callejero.

Libro «Autoemancipación de los Trabajadores y Democracia Socialista» de Ernest Mandel

Ernest Mandel es uno de los referentes fundamentales del marxismo crítico, cuyas contribuciones enlazan la teoría y la práctica política e incidieron en debates decisivos todavía vigentes. Economista de profesión, estudioso de las contradicciones y tendencias del capitalismo contemporáneo, este trabajo aborda sus aportes menos conocidos sobre cuestiones teórico-políticas como el Estado, los momentos de crisis general de las relaciones capitalistas y del orden social, los procesos y formas de organización, resistencia y emancipación de los oprimidos, desembocando en los problemas de la democracia y de la reorganización se las sociedades desde una perspectiva anticapitalista. El propósito más general del ensayo es recuperar y confrontar sus ideas invitando a que las descubran y reflexionen las nuevas generaciones de lectores.

Lee el libro aquí

La crisis del cooperativismo mondragoniano

por Lluís Rodríguez Algans para Periódico CNT nº 408 – Febrero 2014

La caída y fisuras de la empresa isignia del grupo mondragoniano ha puesto en el centro del debate el modelo cooperativo y su viabilidad.

A finales de 2013 apareció en todos los medios la noticia de la entrada en concurso de acreedores de Fagor, una de las empresas de referencia del grupo Mondragón Corporación Cooperativa. Ante la noticia muchos comentarios se dirigían a cuestionar el modelo cooperativo y su viabilidad en el contexto de crisis. La noticias recientes apuntan a que una parte del impacto de este cierre lo podrá compensar el propio grupo con recolocaciones de socios, afectando el desempleo a 900 de los 2100 entre socios y eventuales. Sin embargo ello no ha evitado que el mismo presidente de la corporación dimitiera ante la caída del emblema del grupo, de la que además había sido director desde 2005.

El grupo Mondragón es uno de los principales referentes del cooperativismo mundial. ¿Qué tipo de cooperativismo representa? Dicho de otra forma, ¿cuáles son sus virtudes y sus defectos? ¿Cuáles son las causas y consecuencias de la caída de Fagor Electrodomésticos?

Cooperativismos

Así en plural es cómo hay que entender el movimiento cooperativo. Así pues, podemos diferenciarlo en dos grandes grupos: por un lado aquellas cooperativas que, siendo de trabajo, consumo, vivienda, etc., se constituyen como un fin en sí mismas, y aquellas otras que pretenden, bajo una forma jurídica, colaborar en la transformación social, como un medio para ello. Esta perspectiva primaria nos sitúa en el debate para entender el modelo mondragoniano y cómo este afronta las decisiones estratégicas, la inserción en el mercado capitalista y los procesos de crisis empresarial.

Las cooperativas, en general, se establecen como organismos económicos de producción y consumo anclados en el territorio. En el caso de la inter-cooperación, estas relaciones se refuerzan en ese mismo territorio, lo que supone un activo importante tanto para la generación de empleo y renta, como para las relaciones de consumo. También desde la perspectiva económica, se crean puestos de trabajo de mejor calidad, con mayores incentivos al trabajo dado que se tiene un mayor nivel de acceso a la información y la participación, lo que supone mayor productividad, calidad y creatividad. Se da una distribución más igualitaria de los beneficios y mayores niveles de estabilidad laboral. Por otra parte pueden proporcionar alimentos a menor precio o más sanos. Desde otra perspectiva, las cooperativas desarrollan procesos pedagógicos, técnicos y políticos que aumentan la cohesión social creando comunidad. Las cooperativas demuestran en general la posibilidad de alternativas y es en este punto que la caída de Fagor, las fisuras del modelo mondragoniano, han puesto en el centro del debate a todo el cooperativismo.

Las cooperativas en el sistema capitalista están sometidas a la necesidad de operar en el mercado y de trabajar con criterios de viabilidad y rentabilidad. Si bien estos condicionantes no son los únicos y eventualmente se pueden flexibilizar, sin duda determinan la evolución de las mismas. Asimismo, al existir en este medio, pueden reproducir los valores y mecanismos que son contrarios a la economía social. Esto puede llevar por ejemplo, a establecer estructuras salariales parecidas a las de las empresas capitalistas, a establecer tipos de contratación precarias o, cómo es el caso del modelo mondragoniano, tener un modelo de gestión más tecnocrático que democrático, como por ejemplo inversiones extranjeras y control de empresas capitalistas.

En este contexto, la otra perspectiva del cooperativismo, de las formas de autogestión del trabajo y el consumo, se plantean cómo un instrumento de trabajadores y ciudadanos para avanzar a un cambio social, acabar con la propiedad privada y el trabajo asalariado. Desde este enfoque se trataría de prefigurar en su actividad interna y externa los principios éticos, políticos y económicos de la sociedad futura. La política pre-figurativa, totalmente asentada en la praxis libertaria, supondría por ejemplo no explotar a otros trabajadores no cooperativistas mediante relaciones socioeconómicas capitalistas. Las cooperativas con perspectiva transformadora buscan apoyar luchas obreras y sociales, pueden dedicar parte de sus beneficios al apoyo de las mismas y también al apoyo de quienes están represaliados en esas luchas.

Auge y caída de Fagor

Fagor electrodomésticos -que dentro del grupo, Fagor ha sido la empresa principal-, ha tenido un peso fundamental en la industria del País Vasco y en las comarcas donde se ha asentado. Debido a su actividad principal, la empresa se ha centrado en la provisión de electrodomésticos al mercado, que con el auge de la construcción de vivienda, ha sido un subsector en expansión también. Es por ello que sus resultados evolucionaron de los 5’9 y 13’4 millones de euros de beneficio en 2006 y 2007, a la entrada prácticamente en pérdidas en 2008 y acumulando pérdidas de entre 20 y 90 millones de euros en el período 2009-2013. Estos resultados se deben obviamente a factores externos como pueda ser la evolución del mercado, a la propia política de gestión de situarse con productos ni de muy alta calidad, ni de baja calidad por lo que supone la imposibilidad de competir con países de bajos costos laborales, e incluso a las políticas de inversión externa, adquiriendo empresas capitalistas en países con bajos costos laborales que tampoco han resultado rentables a su estrategia de crecimiento e internacionalización.

Si bien los factores externos han condicionado la evolución de Fagor, los internos, los derivados del modelo de cooperativismo que representa, han tenido su estrecha relación para poder comprender dicha evolución. Desde una óptica de la inter-cooperación, la falta de perspectivas para la rentabilidad de la compañía llevó a que el propio grupo dejara de aportar recursos para compensar las pérdidas que estaba generando -hasta 300 millones de euros en los últimos años-. Por otra parte, los propios cooperativistas de Fagor se expresan en diferentes entrevistas en términos de involución en la participación de la entidad, en la pérdida de valores y principios ideológicos del cooperativismo. Esto se ha materializado en la cada vez menor implicación de los cooperativistas, en el poco trabajo de integración de los nuevos cooperativistas en los valores de gestión y dirección, lo que ha supuesto también la toma de decisiones estratégicas delicadas sin la implicación de la mayoría.

En cualquier caso, las consecuencias de la caída van a suponer que de los 2100 trabajadores y trabajadoras entre socios y eventuales, al menos 900 vayan al desempleo, mientras que el resto serán recolocados en otras cooperativas del grupo. Asimismo, la salvación de las unidades productivas podría dar empleo a entre 600 y 750 personas.

Crisis de Mondragón

Actualmente está abierta una crisis en la corporación a raíz de la caída de Fagor, de las dificultades que atraviesa Eroski, ambos emblemas del grupo. Esta crisis ha llevado a la dimisión de su presidente, Txema Gisasola. Actualmente el grupo cuenta con 289 entidades, de las cuales 110 son cooperativas y genera empleo para 80.000 personas. La facturación ha venido descendiendo en los últimos años y agudiza la situación general del grupo. En este marco se está estableciendo un fuerte debate interno sobre si centralizar aún más las decisiones quitando peso a las cooperativas y hacer de Mondragón una especie de grupo empresarial al uso -tesis defendida por el presidente dimitido-, o bien dotar de mayor autonomía a las organizaciones para que se consolide como una agrupación de interés económico, sector capitaneado por aquellas entidades con mayores beneficios.

No se debate, a priori, la necesidad o no de incrementar la participación en las decisiones, de ir generando otra cultura cooperativa más centrada en la implicación de las decisiones. Tampoco parece debatirse la posibilidad de reforzar la intervención económica en el territorio, la alianza con otros movimientos -sindicales, sociales-, etc. Parece ser que el cooperativismo de tendencia neoliberal -insertado en su lógica- no va a realizar una reflexión profunda para un cambio como el que reclaman los tiempos actuales.

Es posiblemente en las crisis, donde se fraguan las soluciones que deben reforzar los gérmenes para las alternativas al sistema capitalista y explotador en el que vivimos. A ello debemos contribuir.

http://cnt.es/noticias/la-crisis-del-cooperativismo-mondragoniano

95° Capítulo de ECONONUESTRAS 3-mar-2014

Comentamos la situación en Ucrania y Venezuela; el 1° Congreso de Empresas Autogestionadas en Europa y el 6° Congreso de los Sin Tierra de Brasil; Ecología y Capitalismo.

Venezuela: Izquierda, situación, precios y mercado

por Roland Denis, luchador popular revolucionario, ex viceministro de Planificación y Desarrollo entre 2002 y 2003, autor de los libros Los Fabricantes de la Rebelión (2001) y Las Tres Repúblicas (2012).

¿Desde donde podemos situar el contexto de un pensamiento de la izquierda revolucionaria hoy en día en Venezuela?.

¿La izquierda es un movimiento de acción transformadora o es un simple protocolo ideológico que presupone un contrato discursivo preestablecido?. Pronto podremos contar quince años desde que comenzó a hablarse en este país de un proceso revolucionario en marcha con un gobierno identificado con los ideales emancipadores que le dieron vida a dicho proceso. Sin embargo pasados los años el propósito revolucionario pareciera perder cada vez mas fuerza en los hechos.

Desde el año pasado, cruzada la encrucijada del ensayo y el juego rentístico de la ilusión de un Estado que subsidia en tiempo indefinido los intereses materiales de ricos y pobres, el esquema se vino abajo al llegar a los límites de la renta subsidiaria. Y junto al esquema, caen igualmente los protocolos ideológicos centralistas y protoestatistas del capitalismo de Estado como fase inaugural de la transición al socialismo, aún tan defendidos por radicales y reformistas. Queda en nuestras manos la premisa robinsoniana; ahora sí “o inventamos o erramos”. La acción del pueblo en lucha rogamos por que pueda invertir por completo el esquema subsidiario, ajeno por demás a toda voluntad comunista, y reinsertarlo a su origen primario: la necesidad del desarrollo creador de las fuerzas productivas, desechando la acumulación meramente privada y poniendo todo el énfasis en la necesidad colectiva y su participación directa en este desarrollo.

1. Sobre qué presente nos movemos

a) Datos económicos

El Producto Interno Bruto de este país (el desarrollo de sus fuerzas productivas) sigue siendo en porcentaje un terreno a propiedad de la burguesía (básicamente importadora y bancaria, con un pequeño porcentaje industrial y agrario condensado cada vez más sobre el monopolio alimentario de la Polar y empresas transnacionales) y la economía terciaria (economía de servicio, telecomunicaciones y comercio), donde el Estado entra porcentualmente con fuerza exclusivamente por el peso de la economía corporativa petrolera (capitalismo de Estado) en manos de PDVSA.

-Los datos económicos nos indican de que en suma no solo no se ha podido cambiar el esquema estructural básico de la economía rentista en manos del capital corporativo-petrolero, monopólico y oligopólico. Al revés se ha incrementado el carácter perverso y desigual de este esquema. El modelo de desarrollo rentista-consumista es el mismo, mientras se ahoga toda forma de soberanía alimentaria e industrial. Manteniéndose el traslado diariamente millonario de riqueza rentística a manos del capital, cuya evolución se sitúa en forma abruptamente favorable al parasitismo importador y el capital bancario.

-Pero lo más importante y grave de todo esto esta en la imposibilidad en medio de este ambiente regresivo, es la ausencia de un proceso cierto y progresivo de una economía plenamente socializada. Focos de ella se han intentado y siguen intentando crear por todos lados contando con las iniciativas mas avanzadas de la clase obrera, pescadores, campesinos, mineros, indígenas, comunidades urbanas autogestionarias. Pero esto ha quedado reservado para los juegos de propaganda oficial. En realidad lo que tenemos es un intento por parte de la clase trabajadora y el pueblo en lucha de socialización cierta de los medios de producción que ha sido aplastada en la mayoría de los casos por la acción conjunta de los agentes capitalistas y burocráticos del poder constituido, independientemente de la buena fe y lucha interna de los focos ético-políticos presentes en la administración pública. En conclusión el porcentaje dentro del PIB de esta economía es prácticamente nulo. Esto nos lleva directamente al problema político.

b) Datos políticos

El fracaso de transformación estructural en cuanto a las bases materiales sobre las cuales construimos nuestra vida como sociedad no tiene su razón de ser en sí misma en la economía sino en la confrontación de intereses y el juego de poderes. El centro soberanista, justiciero, democratizador y socializante planteado por la revolución bolivariana desde un comienzo y que Chávez intentó sintetizar y radicalizar con la tesis del socialismo del siglo XXI, chocó desde sus primeros años con los agentes políticos que fueron acaparando el poder político bajo el amparo del mismo comandante. Convirtiéndose en una pequeña-burguesía sostenida en una masiva movilización popular de apoyo a la revolución, pero totalmente contraria a la exigencia de desconcentración de poderes, transparencia y participación directa dentro de los poderes públicos por parte del movimiento popular.

-Esto crea desde muy temprano un antagonismo cada vez más fuerte entre el Estado y el pueblo en lucha, generando una contradicción irreversible. Pero a su vez -haciendo mas desesperante el cuadro- estos agentes políticos encumbrados en puestos de mando y representación estatal y partidaria, terminan sometiendo el juego de fuerzas a sus intereses que con los años ya no son solo de una burocracia arrogante y pequeño-burguesa como todas ellas sino de una nueva burguesía en formación o ya formada que succiona día a día enormes cantidades de riqueza gracias al manejo de la renta, sus divisas y el esquema corporativo-burocrático de Estado que terminaron alimentando.

-El hecho político queda sintetizado por hablar desde el campo del movimiento popular en un fracaso de su parte por transformar radicalmente las relaciones Estado-sociedad y conformarse con un movimientismo giratorio alrededor de los mandos del poder constituido que hablan a quienes consideran sus bases políticas, si es el caso acuerdan los recursos que regalarán y se van. No busquemos allí ninguna relación de horizontalidad con el poder popular porque no la hay. Esto se refleja en la propia cultura y estructura de Estado que en sus instituciones de mayor peso: Fuerzas Armadas, Poder Judicial y Legislativo, sistemas de salud, educación, alimentación, comunicación, poderes regionales y locales, empresas básicas del Estado, Banco Central y sistema bancario público, PDVSA, que han cambiado muchísimo de discurso ubicándose hasta en un anticapitalismo radical y soberanista propios de la discursiva heredada del comandante Chávez, pero siguen siendo el mismo entramado pavoroso que hace todo menos ayudar a la sociedad a liberarse de las relaciones históricas de opresión y explotación.

-Desde el punto de vista político podemos concluir que no ha habido vanguardia colectiva capaz de evitar que se forme esta nueva burguesía de maletín con mucho poder político, usando hasta el cansancio retórico algo que ya se vuelve cinismo (un Pedro Carreño hablando de patria, honestidad y socialismo por ejemplo). La vanguardia amplia se divide entre movimientos sociales que sobreviven política y económicamente del acoplamiento el esquema, recibiendo favores limitados o mas lucrativos dependiendo de los casos. Un pueblo en lucha que trabaja con inmensas limitaciones de recursos, muchas veces reprimido y asesinado bajo la total impunidad, pero aún firme multiplicando los nudos y tejidos de organización revolucionaria de base. Su impotencia mas subjetiva que real esta por ahora en la imposibilidad de confrontar su enemigo burocrático inmediato. Y finalmente lo que llamaríamos un “pueblo impredecible”, una muchedumbre consciente y dispersa que ha interiorizado el deseo revolucionario, cuyo relativo silencio, dudas, ambigüedades, ignorancias, puede en cualquier momento revertirse y anunciar el reinicio de la rebelión contra esta realidad que repite la historia odiada. Un pueblo por demás que ha manifestado total rechazo al fascismo opositor mas activo; al llamado al terror y la violencia contra el pueblo pobre si es necesario, utilizando la inoperancia y el fracaso burocrático como excusa. Es la subjetividad libertaria que nos mantiene aún envueltos en la esperanza posible aunque paralizada.

c) Datos socio-culturales

Pero más allá de problemáticas económicas y políticas que constituyen la base material y subjetiva de esta historia, tenemos igual, un todo social relacionado con las capas subalternas que evoluciona concretamente sobre no menos de cuatro situaciones.

-Una capa media que sigue viviendo en el mismo esquema dependiente desde que se inicio el “progreso petrolero”, de pequeños comercios, empresas de servicio y negocios, socialmente estable y culturalmente muy conservadora y miedosa a todo cambio, complementada con otra capa de asalariados privilegiados que por lo general ha visto reducir sus ingresos de manera drástica hasta generar verdaderos odios por la pérdida de privilegios que antes tenía. Solo se salvan los que logran tomar direcciones y gerencias corporativas y transnacionales. Es una franja que tiende por primera vez a irse del país en búsqueda de mejores ingresos llevándose consigo los saberes aprendidos en universidades y trabajos, generando una red transnacional de acusación y acción contrarrevolucionaria efectiva. Solo un pequeño fragmento de estas capas medias se han dispuesto a entregarse a la construcción de una sociedad y vida distinta soportada en la solidaridad y el placer del compromiso colectivo, habiendo casos de extraordinario aporte. No obstante, este proceso no ha hecho prácticamente nada por rescatar y aumentar esta importantísima franja social de manera de convencerla para que trabaje por el bien común. Al revés muchos de estos pocos “revolucionarios” terminan sirviendo y favoreciéndose de los ámbitos de corrupción mas exquisitos y lucrativos creados por el modelo corporativo de capitalismo de Estado, dejando en la basura su voluntad utópica inicial.

-Otra parte de la sociedad trabajadora pero inmovilizada que sube relativamente su calidad de vida por los favores recibidos en el reparto de la renta y el empleo por lo general burocrático pero estancada desde el punto de vista productivo y cultural; una masa sin mayor espíritu fruto de la maldición petrolera. Un buen lote de ella se dedica en los últimos tiempos a complementar sus entradas con la monetarización del subsidio, y de esa manera saciar el consumismo que culturalmente la envuelve. Es decir, la conversión de los pocos dólares que puede caer en sus manos o mercancías baratas cuasi regaladas como la gasolina y mercal, en divisas de ganancia individual, dispensadas luego al comercio que soporta la economía de minoristas y distribuidores.

-Luego una sociedad en movimiento, a veces asalariada, obrera, otra veces comerciante o productora, culturalmente activa, que ha aprovechado los favores para crear a como de lugar nuevos campos de sobrevivencia que suponen nuevas formas de organización y producción a baja escala pero que alimentan y enriquecen el tejido social autogestionario y culturalmente creador. Es el tejido resistente y por lo general “chavista” donde se sitúa en el nudo mas noble y productivo de nuestra actual historia social.

-Y finalmente nos encontramos con las maldiciones de una marginalidad social que con los años y la violencia que incrementa el paramilitarismo, el sicariato y la droga, ha sido deliberadamente introducida por poblaciones inmigrantes o propias. Ellas forman una capa muy minoritaria pero terriblemente degradante, que aguas abajo va succionando jóvenes que no ven futuro, iniciándose desde los barrios y las cárceles hasta configurar una masa de alto poder de fuego y capacidad de imposición local del orden de terror y muerte que los estructura a ellos mismos. Por supuesto esta no es una masa que pueda expandirse sin la colaboración o trabajándoles directamente a agentes de Estado y sectores regionales que aún dominan económicamente sobretodo en el campo, prefigurando el mismo fascismo social que ha podido asentarse en Colombia, México, Centroamérica, con el aval de lo mas perverso del orden capitalista global.

d) Datos de la situación hoy

Si transversalizamos estos tres elementos económicos, políticos y sociales, ¿con qué nos topamos esencialmente?. Con una sociedad que en su mayoría efectivamente ha cambiado y evolucionado desde el punto de vista subjetivo -cultural y políticamente- siendo materialmente beneficiada de dádivas indirectas pero generalmente empobrecida en tanto fuerza productiva conjunta. De acuerdo a este balance material y que roza la espiritualidad de un pueblo, mas bien se han incrementado los aspectos nefastos de la cuarta república: rentismo, corrupción, burocracia, parasitismo privado monopólico, violencia social. Esta paradoja de líneas antagónicas por muchos años no ha querido admitirse, gracias al protocolo ideológico que priva en el gobierno y por supuesto los intereses de nuevas y viejas burguesías maravilladas de sus ganancias y muy bien instaladas entre sus laberintos de privilegios y decisión política.

-Pero ya se llegó al borde de las posibilidades de reproducir esta contradictoria historia: la renta petrolera revienta en sus posibilidades de subsidio de una sociedad terriblemente desigual. Es imposible la revolución manteniendo las contradicciones heredadas. No hay revolución pacífica en ese sentido, las contradicciones no solo hay que superarlas sino reventarlas. La inflación, el déficit fiscal, la devaluación de forma y de facto del bolívar, la fuga de capitales y mercancías, la carestía de insumos, la depreciación del salario, como hechos ineludibles, no se deben -o demasiado poco- a una supuesta “guerra económica” de factores externos o conspirativos frente al ciclo económico natural. Son las mismas contradicciones que llegan al borde de su conservación pacífica y que revientan dentro del propio ciclo económico, pero en este caso en favor del capital no del trabajo. Priva en este caso la ausencia de una decisión revolucionaria de “de abajo y de arriba” que exija acabar con el rentismo, el subsidio paralizante y el corporativismo de Estado y se invierta toda la correlación de fuerzas en favor del autogobierno del pueblo, la autogestión de recursos y la productividad colectiva. Asunto que obliga a transformar por completo si no acabarlas, las estructuras y culturas de Estado, mediante un proceso popular constituyente abierto desde ya que acompañe la insurgencia autogobernante y productiva.

2. ¿Por qué hasta ahora ha sido imposible invertir los presupuestos del protocolo rentista?

Hay algo muy curioso que ha venido pasando en los últimos días a raíz de las medidas económicas, particularmente cambiarias, que ha tomado el gobierno. Aparentemente existen dos bloques que antagonizan en el debate dentro del universo chavista y de apoyo al gobierno. El bloque «proGiordani» (favorable al control de cambios-Cadivi) apoyado por una izquierda militante que lo critica por no ser mas centralista lo que implicaría nacionalización bancaria, del comercio exterior, etc. Y un bloque sin identificación codensada llamado por su polo enemigo de «quitacolumnas» que plantea mas o menos todo lo contrario (de allí su condición de acusado y «neoliberal) y que en sus documentos principales (el ¿Qué Hacer? a la cabeza) en definitiva lo que plantea es una radical desconcentración del poder real político y productivo sobre el tejido social organizado y con capacidad autogobernante olvidando para mas nunca la alternativa del capitalismo de Estado.

Mas allá de las eficiencias económicas que pueda suponer un modelo u otro de cambio, lo increíble de este debate es que existan quienes centren a raíz de una medida de reforma del sistema cambiario que habla de bandas y flexibilizaciones pero no cambia nada, la discusión política y la división entre reforma y revolución como en algún momento lo planteo Rosa Luxemburgo. Mucho control estatal con una moneda muy sobrevalorada es muy revolucionario (imaginario que esta relacionado obviamente con una economía totalmente estatizada aunque no se devele), mientras que el reconocimiento del mercado como hecho global inexorable mientras no haya revolución mundial, dando toda la confianza al pueblo organizado, luchador, para derrotarlo en su terreno sostenido en la inteligencia y productividad colectiva, es de lo mas reaccionario.

Que estemos todavía planteando el problema en estos términos supone una paralización terrible del pensamiento revolucionario donde lo aparentemente mas radical sigue anclado en una visión oxidada, completamente inútil, desinteresada totalmente de la complejidad del mundo que hoy vivimos y suponiendo en un grupúsculo de burócratas sabrán resolver eso que llaman «transición al socialismo». Tratando incluso de dar pruebas de hecho que niegan de plano lo que «realmente existe» (un traslado brutal, cochino, traidor, de la riqueza en divisas manejadas por el estado a la burguesía de maletín creada en las oficinas del BCV; PDVSA y CADIVI y a la bubólica oligarquía tradicional y bancaria) que ha destrozado toda la base productiva de este país (razón en definitiva porqué la moneda se devalúa de hecho todos los días). Parece que eso no es verdad (entonces ¿quién coño se robó literalmente los veinte mil millones de dólares del esquema anterior al SICAD, entre tantos otros que siguen haciéndose día a día?). Increíble es un debate cuyo polo estatizante ni siquiera reconoce una realidad que a la final ha destrozado el valor del trabajo y junto a él el contexto productivo necesario para garantizar el proceso de socialización planteado en el proyecto revolucionario. Y es solo ahora que reconoce que un Estado que nació con la renta petrolera en los años veinte del siglo pasado no puede ser sino un Estado rentista, monoproductor, terriblemente corrupto, cerrado sobre sí mismo, donde la soberanía se queda en las alabanzas discursivas a la Patria, Chávez y Bolívar. Pero las soluciones planteadas entro de este universo del debate van en el sentido de reafirmar esta locura.

La razón de esta parálisis no es fácil encontrarla. Mucho tiene que ver naturalmente con el carácter de la burocracia corporativa nacida en estos años pero sobretodo en una criminalización sistemática de la resistencia que ha sido atacada por todos los flancos y el nacimiento de unos intereses de clase muy propios de esta «burguesía de maletín» que controla los hilos fundamentales de la distribución de la renta petrolera, centrándose en éxitos sociales cada vez mas chiquitos y corrompidos que a la final han creado las condiciones para que la democracia de movilización y de calle que teníamos hace diez años quede aplastada por el funcionarato electorero de partido. La parálisis del pensamiento siguiendo el determinismo de Marx es la parálisis de las fuerzas productivas, único factor que puede dar al traste con le modo de producción explotador.

¿Cuál debería ser entonces el debate necesario?. Aquí nadie está reivindicando un socialismo de mercado. Aquí el lío en que andamos es que decidimos como pueblo construir un socialismo (o mejor una propuesta societaria radicalmente anticapitalista, libertaria, soberanista, nuestramericana) dentro de un mundo subsumido por el mercado global capitalista y que Claudio Katz describe muy bien en sus consecuencias continentales, al dejar en claro que si hay una “guerra económica” es la de dejarnos enclaustrados en un monoproductivismo manejado por burguesías locales y transnacionales que ya son lo mismo.

Luego, ¿Hay posibilidades para una rebelión efectiva desde adentro que incluya algo de paz por lo menos?. ¿Hasta dónde hemos avanzado y que está totalmente equivocado?.¿Todavía hay posibilidad de gobierno socialista?, ¿qué es lo que hoy significa el traspaso de los medios de producción a la clase trabajadora?.

3. Otra vez ¿qué hacer?

Para ello es fundamental invertir los términos de la premisa transitoria al socialismo, dejando totalmente de lado una mentalidad cerrada sobre las fronteras, de un proletariado que no produce sino en el subsidio a su empresa y una sociedad que no come si no le regalan la comida y el empleo. En un mundo como el de hoy, abiertas de hecho por la velocidad del capital financiero que cruza todas las fronteras mundiales violentando cualquier circunstancia nacional, no es en el protocolo ideológico, sino en la acción transformadora y multitudinaria donde hay que concentrarse, creando y recuperando todos los medios de producción posibles exigiendo al Estado la horizontalidad de sus instituciones frente al poder obrero-popular y un marco macroeconómico que favorezca plenamente la productividad nacional, garantizado todos los derechos conquistados constitucionalmente.

Aunque no sea lo que se pida, a la final poco importa si declaran el “libre mercado” bajo este contexto. El propio mercado lo podemos superar con una productividad soberana y dirigida la bien común, socializando precisamente todos los bienes comunes que necesitamos empezando por el conocimiento y la tierra, bienes básicos de libertad humana. El mercado como lugar por excelencia de la creación de la ganancia capitalista, puede perfectamente revertirse a nuestro favor si hay un pueblo que efectivamente empieza a gobernar su destino, y no de la manera neoliberal donde supuestamente a mucha ganancia capitalista ella a la final “se riega” sobre la sociedad, o en el capitalismo de Estado que dicen que hace lo mismo, regando dádivas pero bajo las ordenes del burócrata de turno que controla el mercado. Falso, el socialismo libertario nuestramericano somos mujeres y hombres libres e iguales que al fin empiezan a producir lo que realmente pertenece a la demanda colectiva, a crear las condiciones para generar la tecnología y los instrumentos productivos que el pueblo real necesita para garantizar su proceso de liberación. Contando, si todavía se cree en ellas, en unas instituciones públicas totalmente transformadas dedicadas a tiempo completo a favorecer estas posibilidades y no como ahora donde por el contrario el Estado esta armado en todos sus territorios y oficinas pesadas y corruptas a hacer cada vez mas imposible producir el bien necesario.

Si no es una economía estatizada lo que se esta planteando según parece, aunque todo el imaginario burocrático del protocolo de izquierda se mueve hacia allá, confundiéndolo todo, reduciéndose a la discursiva mediatizada y propagandística, y paralizando por completo las fuerzas productivas colectivas en favor del capital bancario y parasitario, entonces el escenario por excelencia de la lucha de clases es el propio mercado. No el Estado que le da supuestamente un poco mas a los pobres que a los ricos, y “representa” así los intereses de las mayorías. Un mercado donde se subsidie solo al que lo necesita por la miseria para volver a volar, garantice la gratuidad de todos los sistemas de educación y salud, regulado por leyes claras y justicieras, vigilado por una contraloría social permanente, evitando la entrada transnacional de lo que nos destroza como cuerpo colectivo empezando por el infierno de la Monsanto y sus semillas, y todo lo que supone la monopolización privada.

Necesitamos una economía del no-Estado, prefigurando una sociedad en resistencia permanente que se acerque a formas comunistas y solidarias del vivir, que destroce la economía de la explotación y la acumulación privada en su propio terreno y ante su violencia también sepa responderle. Que importa en un contexto así si se libera de manera vigilada la moneda o la gasolina. Si se invierte el mercadeo de Estado ya totalmente corrompido por el mercado total y multiplicado de bienes alimentarios producidos por el pueblo que revienten los monopolios privados de alimentos. Solo así podremos favorecer un cambio radical de la conciencia colectiva que en masas cada vez mayores se dará cuenta que somos lo que producimos para todos, que ese es el mayor placer colectivo del género humano y la única manera de crecer espiritual y moralmente. Eso sí sabremos defenderlo.

Llegamos al llegadero como hemos venido diciendo, se acabó la renta que subsidia a pobres y ricos, y reventó en favor del gran capital porque en este modelo corporativo-burocrático de capitalismo de Estado no podía ser de otra manera. Si se mantiene este esquema desmovilizador, representativo y corrupto habrá golpe de Estado de derecha y una desestabilización que en el actual contexto paralizado políticamente por la “democracia de funcionarios” el pueblo probablemente no va responder a su propio favor, se quedará atrapado en su confusión y su miedo. Demasiada es la descomposición que vivimos por lo que todo el movimiento popular tiene que ponerse en emergencia política y productiva, así podrá salvar su historia y construir la sociedad que realmente deseamos.

http://www.aporrea.org/actualidad/a181871.html