Archivos Mensuales: agosto 2015

Los kurdos en Rojava y la municipalización de la economía

por Janet Biehl en Ecology or Catastrophe (http://www.biehlonbookchin.com/municipalization-economy/).

A medida que continúa la revolución de Rojava, la naturaleza de su economía ha sido muy discutida. Como he escrito anteriormente, Rojava aspira a una economía social basada en el sistema de cooperativas. En las últimas semanas, varias personas me han preguntado por las ideas de Murray Bookchin sobre la economía: ¿cuáles son los aspectos económicos del municipalismo libertario? He creado un resumen de su pensamiento, sobre la base de los recursos enumerados al final de este artículo. -Janet Biehl

En una economía capitalista, los medios de producción, la industria, al igual que la tierra, las materias primas y los productos elaborados, en resumen, la riqueza financiera se concentra en manos privadas. La alternativa a ésta es una economía social, en el que la propiedad de los bienes, en todo o en parte, se desplace a la sociedad en su conjunto. La intención es crear una sociedad alternativa, que ponga la vida económica directamente en manos de los hombres y las mujeres que están vitalmente involucrados en dicho sistema social. Dicho sistema alternativo sería uno que tiene el deseo y la capacidad de reducir o eliminar los beneficios de una élite social y que construye unas instituciones en favor de los valores humanos. Como señaló Murray Bookchin, una economía social puede tomar varias formas.

COOPERATIVAS

Las cooperativas son empresas a pequeña escala que son de propiedad colectiva y operadas por la colectividad. Pueden constituirse como cooperativas de productores o pueden constituirse como empresas autogestionadas que a su vez están colectivizadas. Tal estructura es defendida por los anarcosindicalistas. Sus estructuras internas de reparto favorecen la participación de la sociedad en general.

En la década de 1970, muchos radicales americanos formaron cooperativas, las cuales esperaban constituir una alternativa a las grandes corporaciones y en última instancia a reemplazarlas. Bookchin dio la bienvenida a este desarrollo, pero a medida que la década avanzaba, se dio cuenta de que cada vez más esas unidades económicas, antes radicales, fueron absorbidas por la economía capitalista. Mientras que las estructuras internas de las cooperativas se mantuvieron admirablemente, pensó que en el mercado pasarían a convertirse simplemente en otro tipo de pequeña empresa con sus propios intereses particulares, compitiendo con otras empresas, incluso con otras cooperativas.

De hecho, desde hace dos siglos, las cooperativas han sido a menudo obligadas a ajustarse a los dictados del mercado, independientemente de las intenciones de sus promotores y fundadores. En primer lugar, una cooperativa se enreda en la red de intercambios y contratos típicos. Luego descubre que sus rivales comerciales están ofreciendo los mismos productos, pero a precios más bajos. Como cualquier empresa, la cooperativa pretende permanecer y está obligada a competir bajando sus precios para ganar clientes, o no perderlos. Una manera de bajar los precios es crecer en tamaño, con el fin de beneficiarse de las economías de escala. Así, el crecimiento se hace necesario para la cooperativa, es decir, debe “expandirse o morir”. Incluso una cooperativa muy motivada con sus ideales tendría que mal vender sus productos para no ser absorbida por sus competidores, la otra opción es cerrar. Esto significa que tendría que buscar beneficios para poder subsistir a costa de los valores humanos. Los imperativos de la competencia remodelarían gradualmente a la cooperativa hasta convertirla en una empresa de corte capitalista, aunque siga siendo una propiedad colectiva y social. Si bien la cooperación es una parte necesaria de una economía alternativa, las cooperativas por sí mismas son insuficientes para cuestionar al sistema capitalista.

De hecho, Bookchin argumenta que cualquier unidad económica de propiedad privada, si se gestiona de forma cooperativa o por los ejecutivos de la misma, ya sea propiedad de los trabajadores o de sus accionistas, es susceptible de ser asimilada, quieran o no sus miembros. Mientras exista el capitalismo, la competencia siempre requerirá que las empresas busquen menores costes (incluyendo el coste de la mano de obra), buscar más mercados y obtener ventajas sobre sus rivales con el fin de maximizar sus beneficios, puesto que tienden cada vez más a valorar a los seres humanos por su nivel de productividad y consumo, sobre cualquier otro criterio

PROPIEDAD PÚBLICA

Una economía alternativa socializada sería una en la que tendrían que estar restringidas la búsqueda de los beneficios para una élite, o mejor eliminados. Dado que las unidades económicas son incapaces de contener su propia búsqueda de ganancias desde dentro, deben ser sometidas a restricciones desde fuera. Las unidades económicas deberían estar integradas en una comunidad más grande que tiene el poder no sólo para frenar la búsqueda de una empresa con fines de lucro, sino para controlar la vida económica en general. No obstante los imperativos expansionistas del capitalismo siempre tratarán de anular los controles externos.

El Estado-nación expropia la propiedad privada y se convierte en su propietario. La propiedad estatal, sin embargo, ha conducido en numerosas ocasiones a la tiranía, a la mala gestión, y a la corrupción, a todo excepto a una economía cooperativa. El concepto “propiedad pública” implica que la propiedad es de las personas, pero la propiedad estatal no es pública porque el Estado es una estructura de élite dirigida por personas pertenecientes a una élite estatal. La nacionalización de la propiedad no da a la gente el control sobre su vida económica; no hace sino reforzar el poder del Estado con el poder económico. Vemos un ejemplo en el Estado soviético que se hizo cargo de los medios de producción y los utilizó para aumentar su poder, pero dejó las estructuras jerárquicas de autoridad intactas. La mayor parte de la población tenía poco o nada que ver con la toma de decisiones sobre su vida económica.

MUNICIPALISMO

Eso fue precisamente lo que Bookchin propuso como alternativa: una forma de propiedad pública. La economía no es de propiedad privada, ni se rompe en pequeños colectivos ni se nacionaliza, más bien se sitúa a nivel municipal, bajo la propiedad y el control de la comunidad.

La municipalización de la economía significa que la propiedad y la gestión de la economía pasa a ser de los ciudadanos. Las propiedades serían expropiadas a las clases poseedoras a través de asambleas y confederaciones que actúan como un poder dual, en beneficio de todos los ciudadanos. Los ciudadanos se convertirían en los “dueños” colectivos de los recursos económicos de su comunidad.

Los ciudadanos tendrían que formular y aprobar las políticas económicas adecuadas para su comunidad. Ellos tomarían decisiones acerca de la vida económica, independientemente de su ocupación o su lugar de trabajo. Los que trabajaban en una fábrica podría participar en la formulación de políticas no sólo para la fábrica donde trabajan, sino para el resto de las fábricas y de las granjas productivas. Ellos participarían en esta toma de decisiones no como trabajadores, agricultores, técnicos, ingenieros, o profesionales, sino como ciudadanos. Su toma de decisiones sería guiada no por las necesidades de una empresa, profesión u oficio específico, sino por las necesidades de la comunidad en su conjunto.

Las asambleas serían determinarían racional y moralmente cada nivel de necesidad. Ellos distribuirían los medios materiales para la vida con el fin de cumplir con la máxima de los primeros movimientos comunales:, “Cada cual según su capacidad y cada uno según las necesidades.” Y asñu todos los ciudadanos que forman parte de dicha comunidad tendrán acceso a los medios de vida, independientemente del trabajo que sean capaces de realizar.

Por otra parte, Bookchin describió, como las asambleas ciudadanas se asegurarían que las empresas individuales no compitieran entre sí; en cambio se necesitaría que todas las entidades económicas se adhirieran a los preceptos éticos de cooperación e intercambio.

Sobre las áreas geográficas más amplias, las asambleas tomarían decisiones de política económica a través de sus confederaciones. La riqueza expropiada a las clases poseedoras se redistribuiría no sólo dentro de un municipio, sino entre todos los municipios de la región. Si un municipio tratara de absorber a costa de los demás, sus aliados tendrían el derecho de impedir que lo hiciera.

Como Bookchin explicó, en una economía municipalizada, “la economía deja de ser meramente una economía en el sentido estricto de la palabra, ya sea como “negocio”, “mercado”, “empresas controladas por los trabajadores” y pasa a convertirse en una verdadera economía política”. La economía de la polis o la comuna “se convertiría en una economía moral, guiada por normas racionales y ecológicas”. Una ética de la responsabilidad pública evitaría una adquisición derrochadora, exclusiva, e irresponsable de los bienes, así como la destrucción ecológica y laviolación de los derechos humanos. De hecho, la comunidad valoraría a las personas, no por su capacidad de producción y consumo sino por su contribución positiva a la vida comunitaria.

Fuente: https://newrozeuskalkurduelkartea.wordpress.com/2015/04/06/rojava-y-la-municipalizacion-de-la-economia/

La economía en Rojava: realidades y desafíos en la lucha kurda

Por Leandro Albani*.

En el Kurdistán sirio nace una nueva forma de hacer política y de organización. En una zona devastada por el Estado Islámico, pero que se mantiene liberada gracias a la lucha de la guerrilla del PKK junto al pueblo, ¿cuáles son los desafíos económicos?

Desde hace más de cien días, la guerrilla kurda en el norte de Siria, junto a pueblos de diversas nacionalidades, defienden un proceso revolucionario basado en la igualdad, la vida en comunidad, la lucha contra el machismo y la aplicación de políticas que se diferencian del nacionalismo árabe y el islamismo político, las dos grandes corrientes que marcan a Medio Oriente.

Las YPG y las YPJ, conformadas por milicianos y milicianas, combaten en Rojava, región siria fronteriza con Turquía que tiene una extensión de 18 mil 300 kilómetros cuadrados y está dividida en tres cantones (regiones): Kobane, Cezire y Efrin. En ese territorio, la agricultura (el trigo es el principal producto) y el petróleo son las fuentes de de mayores recursos.

Aunque la guerrilla kurda expulsó al Estado Islámico de Rojava, esa zona todavía se encuentra asediada por el grupo terrorista y las fuerzas militares turcas, ya que el gobierno de Ankara rechaza la autonomía que se impulsa en Kobane. Pese a todo esto, hace más de dos años los pobladores de Rojava proclamaron una revolución y una “tercera vía” comenzó a crecer. Kurdos, árabes, asirios, turcomanos y otros pueblos impulsan un nuevo sistema basado en la ideología del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PYD, en el norte de Siria). El “Confederalismo Democrático” (CD) se abre como posibilidad real, pese al estado de guerra y de un bloqueo económico y comercial sobre Rojava, aplicado principalmente por el Estado turco.

Meses atrás, las poblaciones de Rojava dictaron su Contrato Social (Constitución), en la cual estipularon que los “recursos naturales, situados por encima y por debajo de la tierra, son la riqueza pública de la sociedad. Los procesos de extracción, gestión, licencias y otros acuerdos contractuales relacionados con dichos recursos serán reguladas por la ley”. En esa línea, decretaron que “los edificios y terrenos” son propiedad del nuevo autogobierno.

En el Contrato Social se indicó que todos los pobladores tienen “derecho al uso y goce de sus bienes privados. Nadie podrá ser privado de sus bienes, excepto mediante el pago de indemnización justa, por razones de utilidad pública o de interés social y en los casos y según las formas establecidas por la ley”. Con respecto al sistema económico, se remarcó que “debe orientarse a proporcionar bienestar general y, en particular, la financiación se concede a la ciencia y la tecnología. Tendrá por objeto garantizar las necesidades diarias de las personas y para garantizar una vida digna. (El) monopolio está prohibido por ley. Los derechos laborales y el desarrollo sostenible están garantizados”.

En una entrevista realizada a Amaad Yousef, ministro de Economía del cantón de Efrin, y publicada en Özgür Günden, se pueden descubrir algunas líneas sobre la economía en Rojava. El funcionario explicó que la región siempre estuvo caracterizada por la pobreza, porque desde el gobierno central “no permitieron abrir fábricas, o el desarrollo o cualquier forma de enriquecimiento de la región”. Yousef recordó que “en Efrin fueron cerradas 200 plantas de procesado de olivas. Fuera de esto no había ni el más pequeño taller”.

Ante una situación crítica, la administración de Rojava impulsa centros de desarrollo de la economía social en varias ciudades.

El antropólogo inglés y activista anarquista David Graeber –quien a finales del año pasado estuvo diez días en Cezire- detalló que ahora existe un sistema académico considerado “clave de la estrategia económica”, que ofrece seis semanas de cursos intensivos en diversas especialidades, que anteriormente eran dictadas por el gobierno sirio. “Las (nuevas) academias económicas no sólo entrenan en conocimiento técnico sino que enfatizan la gestión cooperativa y tienen como objetivo difundir estos conocimientos a la mayor cantidad de población posible”, expresó el antropólogo.

Por su parte, Hassan Rammo, en el artículo “La autogestión hacia un cambio democrático: La revolución del 19 de julio”, destacó que en septiembre de 2013 el gobierno de la región “emitió una decisión de reducir los precios de los combustibles”, como también entregó semillas de trigo y combustible a los agricultores mediante préstamos a pagar “después del final del ciclo de cultivo”.

En “Rojava: una revolución en la vida diaria”, la periodista Rebecca Coles apuntó que la “nueva Administración tomó la tierra y distribuyó partes de ella a cooperativas autoorganizadas que están trabajando para expandir la ganadería y para aumentar y diversificar lo que se planta”. Coles explica que se continúa “extrayendo algo de petróleo y lo refinan en diésel de baja calidad para venderlo en el cantón y distribuirlo a las cooperativas y otras instituciones. Lo que producen las cooperativas se vende o a la Administración o a precios controlados por la Administración. La Administración proporciona a cada hogar una ración de pan. El contrabando es alto”.

Yousef aseguró que en Efrin ahora el empleo es pleno, por lo cual la población aumentó de 450 mil personas a un millón, entre ellos 200 mil árabes.

Pese a la inestabilidad de la zona, el funcionario enumeró que en el cantón ya funcionan “50 fábricas de jabón, 20 fábricas de olivas, 250 plantas de procesado de olivas, 70 fábricas de fabricación de material de construcción, 400 talleres textiles, 8 fábricas de calzado, 5 fábricas de producción de nylon, 15 fábricas de procesado de mármol”, a lo que se suman dos molinos (para procesar trigo) y dos hoteles. “Estamos haciendo todo esto en los pueblos para que la gente pueda volver (…) se construyó una presa para proporcionar agua para beber –destacó-. Creamos la marca ‘hecho en Efrin’. Prohibimos la fundación de otras fábricas de olivas desde una perspectiva ambiental. También prohibimos los talleres de fusión de plomo para proteger la salud humana”.

Entre otros aspectos económicos, el ministro de Efrin detalló que todavía utilizan la moneda siria (libra) y el interés fue prohibido. “Aquellos que lo hacen son enviados a juicio y se enfrentan a las consecuencias”, remarcó. Además los bancos estatales no operan, pero fueron fundadas entidades bancarias en los cantones, aunque Yousef reconoció que “la gente ahorra guardando su dinero bajo la almohada”. Como sistema de impuestos, relató el funcionario, se está analizando el aplicado en la Región Autónoma Vasca. En la actualidad, explicó, “se recaudan impuestos y éstos son distribuidos a los ministerios dependiendo de sus necesidades. Hay transparencia en cuando a estas cuestiones. Los ciudadanos saben donde se van a utilizar los impuestos que pagan. Sin embargo aún no podemos decir que este sistema está totalmente establecido”.

En declaraciones a medios alternativos, Graeber describió que además del sector de colectividades y cooperativas “hay un sector de ‘economía abierta’ que incluye la economía de bazar existente, la cual, sin embargo, ahora está bajo la autoridad de las comunas locales, las cuales intervienen imponiendo precios máximos a cualquier cosa considerada bien esencial”.

Sobre otros aspectos, el antropólogo inglés manifestó que “algunos capitalistas autóctonos sí existen y no han sido expropiados; algunos incluso son parte del gobierno ‘auto-organizado’”. Según Graeber, la explicación de esta situación es que “la revolución tenía como objetivo ‘cambiar el suelo bajo el que operaban’ cambiando la forma en que la economía funcionaba como un todo, y cambiar la estructura del poder político para así hacerles imposible el traducir la ventaja económica a influencia política, y por lo tanto en última instancia, continuar operando como capitalistas a largo plazo”.

Por último, al referirse al capital privado Yousef aseveró que “no está prohibido pero está de acuerdo con nuestras ideas y sistema. Estamos desarrollando un sistema en torno a las cooperativas y las comunas. Sin embargo, esto no prueba que estemos en contra del capital privado. Se complementarán entre sí. Creemos que cuando el sistema de cooperativas esté desarrollado, se puede añadir capital privado moral a ciertas partes de la economía. La sociedad de Rojava funcionará mejor de esta manera y alejándose del sistema liberal. En el sistema liberal el pez gordo se come a los peces pequeños y no hay moralidad. En nuestro cantón se fundó una Organización del Comercio y la Industria y tiene 7.000 miembros. Aquí sólo hay una cosa prohibida y es el capital financiero”.

*Artículo publicado en el periódico Resumen Latinoamericano, especial sobre Kurdistán, enero de 2015.

Fuente: http://www.marcha.org.ar/la-economia-en-rojava-realidades-y-desafios-en-la-lucha-kurda/

155° Capítulo de ECONONUESTRAS 24-ago-2015

Capítulo especial sobre el pueblo kurdo. Invitades: Carlos Morales y Lizette Astorga del Comité Chileno-Mapuche de Solidaridad con Kurdistán, y Renato Velez de Jóvenes por Palestina.

154° Capítulo de ECONONUESTRAS 17-ago-2015

Comentamos al concesionador Lagos, la dupla Valdés-Burgos, la baja del Yuan, los 50 años de Singapur, Desarrollo y Poder Popular y más.

153° Capítulo de ECONONUESTRAS 10-ago-2015

Entrevista al economista Manfred Max-Neef en Valdivia. En el marco de su último libro «La Economía Desenmascarada», hablamos de los absurdos de la Economía Capitalista, de Economía Ecológica y más.

Cinco cómics que enseñan economía a golpe de viñetas

por BBC Mundo.

PIB, déficit, prima de riesgo, default, deflación, devaluación… Cuando estalló La Gran Recesión de 2008, los noticieros y periódicos de todo el mundo se llenaron de términos económicos que el grueso de los mortales trata de desentrañar. Bien, ¿y si nos lo pudieran enseñar mediante cómics?

La economía siempre tuvo fama de materia árida y difícil, pero en los últimos años todo el mundo aprendió que esos gráficos que aparecen en las pantallas tienen un impacto en sus vidas.

La problemática reciente con los bancos en una viñeta de

La problemática reciente con los bancos en una viñeta de «The New Yorker».

Pero, ya que hay que familiarizarse con el tema, algunos autores han decidido mostrarlo de una forma más amena y menos convencional, por medio de cómics, ensayos en viñetas y novelas gráficas.

A continuación te mostramos cinco que pueden ayudarte. Unos son muy ácidos y te sacarán una sonrisa, otros son más pedagógicos y alguno incluso es verdaderamente dramático.

Pero todos enseñan algo.

El dinero y nosotros

«El dinero en The New Yorker: La economía en viñetas» (Libros del Asteroide) utiliza las tiras cómicas publicadas por la legendaria revista estadounidense desde 1925, con el fin de retratar irónicamente cómo la sociedad se relaciona con el dinero y la economía.

La recopilación pone bajo lupa los últimos 85 años de uno de los países que más se vinculan con el capitalismo y que es la primera potencia mundial.

 «The New Yorker» repasa nuestra relación con el dinero desde 1925.

Ante los ojos de sus dibujantes han pasado grandes recesiones, periodos de prosperidad y cambios en los valores sociales respecto al dinero.

Un tema que daría para muchos tomos de la revista «The New Yorker».

Así que los editores dejaron una selección de 400 viñetas en las que es fácil ver reflejados los tiempos actuales, aunque algunas tengan muchas décadas.

Lo impredecible de la economía, la codicia, las aspiraciones salariales de los trabajadores, la contabilidad creativa, la jerga de Wall Street, el imperio de los índices bursátiles y las agencias de calificación… Todo está ahí.

Deuda argentina

En América Latina también vieron la oportunidad de explicar sus quebraderos de cabeza económicos mediante viñetas.

En este caso, nos encontramos con un cómic sobre una temática que obsesiona a Argentina: la deuda.

El tema de la deuda preocupa mucho en Argentina por lógicas cuestiones históricas.

El tema de la deuda preocupa mucho en Argentina por lógicas cuestiones históricas.

Ya saben, años de endeudamiento acabaron con un «default» de Argentina el 23 de diciembre de 2001 por una deuda que entonces ascendía a US$ 144.000 millones y que conllevó incluso un «corralito».

«D.E.U.D.A. Deuda Externa un dibujo argentino», es una manera de acerca esta problemática a un mayor número de personas, explica la web del Museo de la Deuda, una iniciativa conjunta del ministerio de Educación de Argentina y la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires.

El cómic está basado en una obra anterior llamada «Deuda Externa explicada a todos (los que tienen que pagarla)» de Alfredo Eric Calcagno y Eric Calcagno.

Explica qué es la deuda externa y repasa la historia de Argentina con ella desde 1976 a 2006.

Este mismo organismo sacó otros tres volúmenes: «Un intruso en la familia: 50 años de relaciones con el FMI», «EnDEUDA2: los imperios contraatacan» y «Canje: DeudaxEducación».

La crisis de España contada de forma ácida

En el año 2007 España era considerada nada menos que el milagro económico de Europa. Aquel país tradicionalmente con problemas llevaba años creciendo a un ritmo espectacular, con tasas bajas de desempleo, un mercado inmobiliario boyante…

El autor Alex Saló describe en esta viñeta el problema de los desempleados en España. Llamados

El autor Alex Saló describe en esta viñeta el problema de los desempleados en España. Llamados «parados» allí.

Hasta 2008 donde todo se desvaneció: la burbuja inmobiliaria estalló, el desempleo comenzó a dispararse, llego una crisis bancaria, desahucios y problemas de todo tipo…

Ahora debería venir una sesuda explicación para este drama.

Sin embargo, el dibujante Alex Salóconsiguió explicarlo con mordacidad y claridad en su cómic «Españistán» (originalmente en editorial Glénat y en ebook Penguin Random House).

El autor pone a un personaje llamado Fredo a hacer un viaje por el país para librarse de su hipoteca. En su camino, se encontrará con la crisis.

Alex Saló caricaturiza a Ángela Merkel en su cómic

Alex Saló caricaturiza a Ángela Merkel en su cómic «Europesadilla».

El cómic, cuya primera edición salió en 2011, fue un éxito de ventas en el país. Se puede uno reír de sus desgracias. «Españistán» parece la prueba.

El mismo dibujante sacaría una nueva obra llamada «Europesadilla» con el mismo ánimo divulgativo, ácido y crítico enfocado a los sufrimientos de la clase media y los problemas de la Unión Europea.

Historia de la economía mundial

«La mayoría de los asuntos sobre los que votamos tienen una raíz económica. Es responsabilidad nuestra entender sobre lo qué votamos», dice el dibujo que caricaturiza al autor de «Economix» (editorial Planeta) Michael Goodwin.

Y sí, el autor se propuso en este cómic explicar de una manera pedagógica la historia del pensamiento económico y el funcionamiento de la economía en sí misma.

Michael Goodwin hace un repaso de la economía desde el Neolítico hasta nuestros días con una intención divulgativa.

Michael Goodwin hace un repaso de la economía desde el Neolítico hasta nuestros días con una intención divulgativa.

Y aunque no renuncia a arrancar una sonrisa en sus viñetas, el autor no bromeaba: comienza en el Neolítico y atraviesa el tiempo por las teorías del capitalismo de Adam Smith, la II Revolución Industrial, repasa las grandes depresiones y llega hasta nuestros días.

¿Logra su objetivo pedagógico? Para algunos críticos sí.

«Es más que un cómic. Es un libro para todos los públicos, donde la historia de la economía, así como la crisis más reciente, se comprenden de una forma sencilla, amena y divertida», opina el articulista, escritor y economista español Fernando Trías de Bes.

¿Un manga sobre «El Capital» de Marx?

Cualquiera que haya intentado leer el tratado económico «El Capital» que Karl Marx comenzó a publicar en 1867 sabe que no es una lectura como para llevarse a la playa en verano.

En sus páginas está descrita la explicación del filósofo sobre la producción del capital y la circulación del mismo. Plusvalía, fetichismo de la mercancía, crisis cíclicas del capitalismo… son algunos de los conceptos que aparecerán en esos cientos de sesudas páginas.

En la versión manga de

En la versión manga de «El Capital» aparece no sólo Marx sino su colaborador Friedrich Engels.

¿Se podría hacer un cómic de esta obra? Al parecer sí, y no uno convencional, sino un manga que vendió más de 120.000 copias cuando salió en Japón en 2009. La versión al español es de la editorial Herder.

Se basa en los tres volúmenes en los que se divide la obra original y cuenta la vida de un artesano quesero que inicia una empresa de la mano de un inversor capitalista. A través de las aventuras y desventuras de este personaje, el manga va explicando los conceptos económicos que fueron descritos por el filósofo y economista alemán.

Es una forma de acercarse a esta obra, justo en estos tiempos en que la obra de Marx parece estar de moda. Una muestra: en marzo de este año, una reedición de «El manifiesto comunista», que escribió junto a Friedrich Engels, se coló entre los libros más vendidos de Reino Unido, alcanzado los 1.700 ejemplares en sólo una semana.

Fuente: http://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/08/150814_comics_economia_crisis_aprender_jm

152° Capítulo de ECONONUESTRAS 3-ago-2015

Entrevista a Leandro Torchio del CIUS (Comité de Iniciativa por la Unidad Sindical) para hablar sobre la Reforma Laboral, la consigna «Rebélate contra el Sistema» y la marcha del jueves 6 de agosto.

Antropóloga Henrietta Moore: «Hay que acabar con el desarrollo»

por BBC Mundo.

La era del desarrollo se acabó. Necesitamos nuevas ideas para mejorar la vida. Y Latinoamérica las está dando. Eso al menos es lo que argumenta la antropóloga Henrietta Moore, directora del Instituto para la Prosperidad Global de University College London… pero, ¿cómo lo sustenta?

Seguro que el desarrollo es una necesidad incontrovertible en el mundo en el que vivimos.

Basta con revisar algunas cifras para comprobarlo:

Ante los hechos, ¿cómo puede ser que alguien tenga algo contra el desarrollo? ¿Por qué me atrevo a renegar?

Parto de un hecho muy simple: hemos experimentado con el desarrollo durante 60 años.

El experimento empezó a mediados del siglo XX, cuando el mundo era un lugar muy distinto.

La idea en ese entonces era que el desarrollado Norte poseía los recursos financieros y las habilidades técnicas que adolecía el pobre Sur.

En consecuencia, la tecnología, los conocimientos y el capital deberían fluir del Norte al Sur, del mundo desarrollado al mundo en desarrollo.

Ideas y acciones

El filósofo y sociólogo alemán Max Weber, quien murió en 1924 -antes de que la idea del «desarrollo» entrara en la conciencia colectiva- decía que de tanto en tanto llegaba una gran idea que cambiaba el rumbo de la historia.

El desarrollo fue una de esas ideas.

Pero, en la segunda década del siglo XXI, ¿sigue siendo tan poderosa como antes?

¿No será hora de volver a cambiar el rumbo?

Y si lo es, ¿en cuál dirección?

Por qué esperar la lluvia

Recientemente estuve en el norte de Kenia, conociendo un proyecto de una bien intencionada ONG internacional.

La idea era sencilla, una idea típica de la teoría del desarrollo.

La ONG proveería irrigación; la irrigación llevaría a mejoras en la agricultura; las mejoras en la agricultura traerían altos ingresos.

En resumen, la meta de toda la intervención era maximizar la producción agrícola.

Una peculiaridad de esta región particular de Kenia es que la aguda apreciación de las estructuras políticas y económicas que influyen en la vida de la gente a menudo se refleja en los apodos.

Por ejemplo, a uno de los hombres con los que he hablado varias veces le llaman «Banco Mundial». Al preguntarle por qué, rio y me contestó: «Porque soy un economista, pero no tengo nada de dinero».

En este caso, con quien hablé fue con el señor «Negocios», el único que estaba plantando su recientemente irrigada tierra en la estación seca.

Todos los demás campos de cultivo no han sido tocados desde la cosecha del año anterior.

Cuando le pregunté a los otros por qué no estaban cultivando en febrero como el señor Negocios, dijeron: «Estamos esperando la lluvia».

Una respuesta que frustra muchísimo al funcionario de la ONG que ha amenazado con imponer sanciones contra quienes no planten y produzcan algo todo el tiempo.

La pregunta, sin embargo, es: ¿por qué la gente está esperando la lluvia si ya tienen un sistema de irrigación?

La respuesta corta es que cultivar maíz es sólo una parte de la compleja ecología de las actividades para ganarse la vida de esa sociedad.

Esas parcelas irrigadas no son las únicas tierras que la gente tiene que trabajar. En esa época del año, los mangos y el sorgo requieren de atención, así como otros proyectos, como arrear animales, construir casas, etc.

Además, desde noviembre hasta enero es la época de las bodas, ceremonias y eventos religiosos, momentos en los que la gente se reúne para ayudarse y apoyarse.

Y esas son relaciones que se fortalecen y servirán para proveer alimentos, recursos o préstamos cuando sea necesario… como cuando llega la hora de sembrar las tierras con los flamantes sistemas de irrigación.

¿Qué nos dice ese ejemplo?

Primero, quizás, que las soluciones técnicas –como los sistemas de irrigación–rara vez lo resuelven todo.

Es algo que hemos sabido por mucho tiempo y se ha demostrado repetidamente en proyectos de desarrollo, pero persistimos con la idea de que la tecnología es la respuesta a problemas sociales complejos.

Las nuevas tecnologías son importantes; obviamente traen beneficios genuinos.

Sin embargo, lo que realmente resuelve problemas sociales complejos no es la innovación tecnológica sino social.

La segunda cosa que podemos aprender es que la maximización económica de producción e ingresos –crecimiento– como modelo para el progreso económico y social tiene sus límites.

No hay duda que mejores carreteras mejoran el acceso a los mercados y aumentan los ingresos.

No obstante, a medida que los intereses sobre la deuda aumentaron con el desarrollo y el progreso para el Sur global –y de hecho, para el mundo entero–, hay serias razones para cuestionarlo.

Tomemos un ejemplo sencillo:

El crecimiento infinito no es posible en un planeta sin suficiente agua.

A pesar de esto, el concepto convencional de crecimiento económico, impulsado por la escalada del consumo de recursos, sigue siendo la finalidad principal de las políticas gubernamentales en todo el mundo.

¿Queremos seguir aferrados a esa idea de que el Sur global siga el camino trazado por el Norte global?

Pues la evidencia originada en el Sur global indica otra cosa.

Con raíces en la tierra

En Brasil centro occidental, donde muchos viven de la soya y el maíz, la agricultura consiste mayoritariamente de monocultivos.

En 2013 la región alcanzó un volumen récord de soya y maíz: más de 78 millones de toneladas. Pero gran parte de ellas no eran usadas para alimentar a la población sino exportadas para producir biocombustible.

Es precisamente en respuesta a esta clase de problemas causados por la agroindustria de este tipo –que incluyen la contaminación de los recursos naturales, el aumento en los precios de los alimentos locales, problemas de salud, degradación de la tierra– que muchas comunidades en Latinoamérica y el Caribe han hecho la transición a la agroecología.

Combinando lo mejor de la ciencia, lo mejor de la agricultura tradicional y la igualdad social con acceso a la tierra, unas 500 millones de personas en el mundo están hoy en día involucradas en la agroecología.

Un estudio independiente mostró que puede producir tanto o más que la agricultura intensiva.

Otro, que revisó 286 proyectos en 57 países, encontró que en promedio el rendimiento de los cultivos aumentó en un 79% como resultado del uso de los métodos agroecológicos.

La agroecología hace uso de los conocimientos y técnicas que las personas mismas controlan y usan para aumentar su prosperidad.

Y la prosperidad se entiende como bienestar, autonomía, administración del medio ambiente, lazos sociales y culturas, en cambio de ser únicamente una cuestión de ingresos y crecimiento.

En 2014, la FAO (Organización de la ONU para la alimentación y la agricultura) finalmente reconoció y decidió apoyar la agroecología, lo que quizás es una señal de que las cosas están cambiando; de que conocimientos y habilidades alternativas de la gente serán considerados clave para que florezcan las sociedades del futuro.

Y los modelos vienen del Sur global.

Vamos a la ciudad

 

El éxito o el fracaso en la construcción de ciudades sostenibles es uno de los más espinosos retos de los próximos 15 años, pues para 2030 la población urbana ya será de 5.000 millones.

Y, según las proyecciones actuales, 2.000 millones de esas personas vivirán por debajo del umbral de la pobreza.

Hay muchos ejemplos de cómo la nueva forma de pensar del Sur global ofrecen mejores maneras de abordar asuntos difíciles.

He aquí uno, que me gusta mucho:

Hace poco más de una década, a un arquitecto chileno visionario, Alejandro Aravena, le presentaron un problema.

Se trataba de un terreno de media hectárea en el centro de la ciudad de Iquique en Chile que tenía que ser rehabilitado.

Pero ahí vivían cien familias, que lo habían ocupado ilegalmente durante 30 años.

La solución estándar a los tugurios y a la vivienda social, cuando se tornan problemáticos, es destruirlos y trasladar a la gente a lugares fuera de la ciudad, donde a menudo no hay empleos ni transporte ni servicio ni asistencia.

y Aravena tenía un presupuesto de US$7.500 por familia para comprar la tierra y proveer la infraestructura y arquitectura básica.

Si hubiera construido casas en el medio de Iquique, habría sido demasiado caro, y sólo habría podido acomodar a 30 familias.

Los rascacielos podrían haber sido la respuesta, pero en estos las familias no habrían podido expandir sus hogares a medida que crecían.

¿Y entonces?

Afortunadamente para esas familias, el lema de Aravena es: «Mientras más complejo el problema, mayor la necesidad de simplicidad».

Acudió a las familias mismas que, al fin y al cabo, habían construido los lugares en los que habían estado viviendo.

El resultado fue que no sólo el arquitecto y las familias unieron fuerzas, sino que se dividieron las tareas.

Se levantaron casas de clase media en el lugar para todas las familias, de manera que quedaron cerca del trabajo, las escuelas y los servicios públicos.

Pero la innovación fue que Aravena sólo les construyó la mitad de la casa, la parte más difícil: la estructura, el techo, la cocina y el baño. El resto quedó a cargo de cada familia.

Como él mismo dijo: «Nunca resolveremos el problema a menos de que utilicemos la capacidad de la gente misma de construir».

Innovación social verdadera

Aravena tornó la vivienda social de un costo en el presente a una inversión en el futuro.

Y ese modelo se ha puesto en marcha en al menos otras 13 ciudades en Chile y México.

Yo pienso que esto demuestra la importancia de lo que llamo «experimentación colaborativa», basada en la cooperación de Sur a Sur.

Creo que necesitamos más experimentación social, política y económica, en cambio de continuar siguiendo un sólo modelo.

Históricamente, el desarrollo ha dependido de exportar e imponer modelos que supuestamente ofrecen resultados conocidos como soluciones a los retos que enfrenta el Sur global.

Pero si enfocamos el futuro en una interpretación más amplia de la prosperidad humana, más que en el desarrollo económico basado en el crecimiento, tendremos que aceptar que las sociedades que florezcan en el futuro serán muy diversas pues los principios de la buena vida, la moralidad, los valores, así como las definiciones del éxito, bienestar y aspiración, serán muy distintos.

Fuente: http://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/08/150715_fin_desarrollo_sudamerica_lider_finde_dv

¿Por qué sólo consumimos el 0,06% de las 300.000 plantas que podríamos comer?

por BBC Mundo.

Los mercados callejeros de frutas y verduras en muchas ciudades de América Latina son una verdadera explosión de colores y sabores.

Formas extrañas y olores desconocidos que hacen gala de una variedad asombrosa.

Pero por más variadas que nos puedan parecer estas especies a quienes estamos acostumbramos a hacer la compra diaria en un simple supermercado de barrio, los productos disponibles solo representan una mínima fracción de las especies que podemos comer.

De más está decir que no se trata de una falla de los mercados latinoamericanos, ni de los asiáticos, africanos o los que sea que tomemos como ejemplo.

El hecho es que de las 400.000 especies de plantas que existen en el mundo cerca de 300.000 son comestibles. Y de estas 300.000, sólo consumimos alrededor de 200.

Es más, la mayoría de las proteínas que tomamos de las plantas provienen de tres cultivos: maíz, arroz y trigo.

Vida sexual aburrida

Pero si las opciones son tantas, ¿por qué la humanidad se alimenta sólo del 1% de las plantas comestibles?

«Hasta ahora, la explicación apuntaba a que lo hacíamos para evitar el consumo de plantas tóxicas«, le explica a BBC Mundo John Warrer, profesor de Botánica de la Universidad de Aberystwyth, en Reino Unido, y autor del libro «La naturaleza de los cultivos».

Sin embargo este argumento, dice, no tiene fundamento. «Muchas de las plantas que comemos son originalmente tóxicas, pero a lo largo del tiempo nosotros y otros animales hemos encontrado la forma de lidiar con estos componentes tóxicos«.

Warren se refiere a los procesos de domesticación que fueron eliminando las sustancias venenosas en las plantas y a procedimientos más sencillos como la cocción que hace a las plantas digeribles.

«En realidad, lo hacemos porque elegimos deliberadamente comer plantas que tienen una vida sexual muy aburrida».

La vida sexual aburrida, asegura Warren, es lo que garantiza el éxito de una planta como cultivo.

Entiéndase por aburrida a una planta que se reproduce por un mecanismo de polinización muy generalizado como puede ser el viento o los servicios de insectos comunes como las abejas.

Los 10 más importantes

El caso más obvio para explicar por qué la posibilidad de domesticar una planta se ve limitada si su vida sexual es compleja es el de las orquídeas, señala Warren.

«Son las pervertidas del mundo de las plantas. Tienen flores y hábitos sexuales extraños. Más allá de eso tienen el potencial de ser cultivos útiles».

Aunque hay unas 20.000 especies de orquídeas y muchas podrían ser buenas como alimento, sólo cultivamos una para el consumo (la orquídea de la vainilla, cuya polinización -que se hace manualmente- resulta viable debido a su alto valor de mercado).

La razón por la que no las cultivamos, dice Warren, «es que tienen una vida sexual rara».

Para reproducirse, deben ser polinizadas por una especie específica de insecto, y tanto éste como la orquídea dependen el uno del otro para su supervivencia.

Si uno trata de cultivarlas lejos del hábitat de este insecto, no darán semillas y en última instancia fracasarán como cultivo.

Así, explica Warren, acabamos con «los 10 cultivos más importantes del planeta (maíz, trigo, arroz, papas, mandioca, soja, boniato, sorgo, ñame y plátano), que en su mayoría se polinizan con la ayuda del viento, sin necesidad de insectos».

Abejas

Si las plantas de las que depende nuestra dieta son aquellas en las que los insectos no juegan un rol crucial, cabe preguntarse por qué entonces preocupa tanto el declive que están sufriendo las poblaciones globales de abejas, uno de los principales agentes polinizadores.

En opinión de Warren «el problema ha sido exagerado».

«Es importante, pero las abejas no participan en los cultivos que nos dan las calorías. Ninguno de los 10 cultivos mencionados antes será afectado por la muerte de las abejas».

«No obstantesi las abejas mueren, se verán afectadas las frutas -las manzanas, las peras, las fresas, por ejemplo- y eso perjudicará nuestra ingestión de vitaminas, la calidad de vida, y empeorará nuestra salud. Pero no nos vamos a morir de hambre», le dice Warren a BBC Mundo.

El botánico cree que es importante aumentar el número de especies que cultivamos, poniendo énfasis en aquellas que demandan menos recursos.

«Tendimos a domesticar plantas muy nutritivas pero que necesitan muchos fertilizantes. Deberíamos cultivar nuevas plantas con sistemas nutritivos inferiores pero más sostenibles en el futuro», explica Warren.

Y a diferencia de nuestros ancestros, ahora que sabemos la dificultad de cultivar plantas de vida sexual compleja, podemos hacer cosas para superar estos obstáculos, añade.

Fuente: http://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/08/150723_plantas_comestibles_cosechas_lp

El profesor Ha-Joon Chang combatiente de la ortodoxia económica habla sobre Grecia

por El País.

El hábitat laboral de Ha-Joon Chang (Seúl, Corea del Sur, 1963) no es el que uno espera de alguien a quien la revista Prospect incluyó el año pasado entre los 10 pensadores más influyentes del mundo. Su cruzada contra la ortodoxia económica se libra desde un despacho de apenas 15 metros cuadrados en la Facultad de Económicas de Cambridge, con una pequeña mesa de madera, un viejo ordenador, cajas de cartón y las paredes repletas de áridas publicaciones académicas y de diferentes ediciones de sus libros, traducidos a más de 30 idiomas, que han comprado cerca de dos millones de personas por todo el mundo. Autor de bestsellers como 23 cosas que no te cuentan sobre el capitalismo, Chang acaba de publicar en España Economía para el 99% de la población. Un ensayo que pretende demostrar que todo el mundo puede comprender la economía y que esta, al contrario de lo que sostiene el pensamiento dominante, no es una ciencia que exhiba verdades objetivas. La economía es política, defiende. Y la discusión, por tanto, nunca debe darse por cerrada.

Pregunta. ¿Qué es un economista heterodoxo?

Respuesta. La heterodoxia es un concepto relativo. En economía del desarrollo, que es mi campo principal, lo que yo digo solía ser lo ortodoxo en los años 50, 60 y 70. Hoy la ortodoxia es la llamada escuela neoclásica. Es una corriente que ve la economía como una colección de individuos racionales y egoístas, interactuando en intercambios de mercado. Esta escuela proporciona conocimientos muy potentes, pero no lo cubre todo. No cuestiona el sistema subyacente y por eso tiene ese sesgo hacia, digamos, el statu quo. Yo trato de cuestionarlo todo el tiempo, y en ese sentido no soy un economista neoclásico ortodoxo.

P. La economía afecta a nuestras vidas pero la gente la esquiva por considerarla demasiado compleja.

R. Todas las profesiones tratan de que lo suyo parezca mas complicado de lo que es. El fontanero no te explicará todo, porque si lo hace parecería demasiado fácil. Pero los economistas han tenido un especial éxito en ello. La economía en los últimos 30 ó 40 años ha estado desempañando el papel de la teología católica en la Europa medieval: funciona como ideología para justificar el statu quo. La gente tiene opiniones muy fuertes sobre muchas otras cosas, sin tener realmente un conocimiento muy profundo. El cambio climático, la política de EE UU en Oriente Próximo. Pero cuando hablamos de economía, se nos ha hecho creer que hay que dejarlo para los expertos. Eso es un enorme obstáculo para la democracia. Se excluyen las decisiones económicas más importantes del debate y escrutinio democrático.

P. Explique, con la misma claridad que despliega en su libro, la crisis griega.

R. El problema es la moneda única. Esta tiene sentido cuando la introduces en una región que es más o menos homogénea en términos de estructura económica y productividad. Pero el euro se introdujo en una zona de grandes desequilibrios. Estados Unidos es un país del tamaño de un continente. Hay diferencias de renta importantes, pero hay una unión física, hay transferencias fiscales y el mercado laboral está totalmente integrado, al no haber barreras de idioma. En Europa, imponer una moneda única fue un error.

P. Es fácil decirlo ahora.

R. En su momento tuve escepticismo, pero no me di cuenta de que lo iban a hacer tan mal. Al entrar en la moneda única, los países más fuertes deberían haber estado dispuestos a cuidar de los más débiles. Normalmente, los países con productividad más baja que tiene problemas, devalúan. Es lo que hacían España o Italia todo el tiempo. Ahora no pueden, lo único que pueden hacer es bajar salarios y cortar gasto público, y eso deprime la economía. Deberían haber permitido más campo para transferencias fiscales y cancelación de deuda. Pero no quieren hacerlo. Y es, probablemente, porque los finlandeses no sienten realmente que están en el mismo país que los griegos y los alemanes no piensan en los españoles como sus compatriotas. Ahí está la raíz del problema. Sin el compromiso de cuidar a los más débiles, no podemos tener una moneda única.

P. ¿Qué se podría haber hecho?

R. Cancelar gran parte de la deuda. La gente tiende a ver esto como escandaloso, pero es lo que se hace todo el tiempo con las empresas. Cuando una compañía entra en bancarrota, que quiere decir que no puede pagar sus deudas, se procede a una reestructuración de la deuda y los acreedores aceptan que no pueden cobrar todo. Hacen falta dos para bailar tango. Si alguien se endeudó irresponsablemente, otro le prestó irresponsablemente. Los bancos que compraron deuda griega en grandes cantidades también cometieron un enorme error, y no están pagando el precio. Así que deberían haber cancelado deuda y, a largo plazo, controlar el gasto público. Pero en el corto plazo es un suicidio. “No tienes suficientes ingresos, entonces corta tus gastos”. Eso puede tener sentido para un individuo, pero no para un país entero. El gasto de una persona es el ingreso de otra. De modo que si yo corto mi gasto, tus ingresos caen. Entonces tú tienes que cortar tus gastos y se cortan los ingresos de otro, y así sucesivamente. En Grecia, al cabo de un tiempo fue obvio que eso no iba a funcionar. El ratio de deuda nacional con respecto al PIB estaba creciendo mientras se reducía el gasto. Debieron permitirles incurrir en déficit, hasta que la economía griega se recuperara, y apoyarlo a través, por ejemplo, de financiación especial del BCE. Ahora la situación es terrible y, a largo plazo, hay una elección todavía más difícil. La UE tiene que decidir si da un empujón a las reformas institucionales para hacer la unión monetaria más sensible o si se debe acabar con ella.

P. ¿Acabar con el euro?

R. Políticamente no creo que vaya a suceder. Pero hay que aceptar que fue un proyecto erróneo e intentar corregirlo. La alternativa es una austeridad permanente en países como España o Portugal. En cuatro años más la economía seguirá igual de muerta, mucha más gente habrá sufrido por los recortes continuados y en algún momento la gente va a decir que esto es un sinsentido. Si salen de la unión monetaria, por lo menos podrán devaluar y revitalizar la economía. Más pronto o más tarde, países como España, Portugal o Italia, deberán mirar sus opciones.

P. ¿Las heridas abiertas entre norte y sur son irreparables?

R. En la prensa alemana o británica los españoles y los griegos están descritos como gente vaga que trata de robar dinero de Alemania. Eso es un escándalo. Los griegos trabajan un 50% más que los holandeses, un 40% más que los alemanes. ¿Quiénes son los vagos? Grecia y España tienen problemas de productividad. Habría que haber hablado de inversiones en infraestructuras, investigación y desarrollo, educación. No decirles a los griegos que sean más honrados y a los españoles que trabajen más duro. Es triste porque es justo el error que se cometió después de la I Guerra Mundial. Estamos repitiendo los errores de hace cien años, y muchas cosas malas sucedieron después de eso.

P. ¿La economía no es una ciencia?

R. En física o química las cosas que investigas no tienen su propia mente, no tienen valores éticos, no tienen posiciones políticas. La ilusión de considerar la economía como una ciencia ha tenido dos consecuencias. Una es que, a nivel intelectual, la materia se ha convertido en muy dogmática. Porque si crees que es un ciencia, no puedes aceptar que haya dos o tres explicaciones de un misma cosa. Esto ha animado a los economistas neoclásicos a excluir otras escuelas. Pero no hay una sola escuela económica, hay al menos nueve. Por otro lado, está la exclusión de los asuntos económicos del debate democrático.

P. Usted explica que ni siquiera el libre mercado existe como tal, que es una construcción política.

R. Hace 200 años podías comprar personas, podías comprar opio, podías emplear a niños. Ahora hemos decidido sacar eso del mercado. Pero no hay una teoría económica que diga que no deba haber trabajo infantil. Es una decisión ética, política. ¿Cómo va a ser, entonces, una ciencia?

P. La crisis financiera no parece haber cuestionado la ideología hegemónica que la provocó.

R. Se ha redefinido una crisis financiera como crisis fiscal. Una jugada muy inteligente. Primero se salvaron aceptando medidas keynesianas porque todo estaba colapsando. Entonces, el gobierno incurrió en déficit como resultado de esas políticas keynesianas y se empezó a decir que esa era la causa de la crisis. Los medios apoyaron esa teoría. La gente fue bombardeada con ese mensaje de que el problema había sido el excesivo gasto del Gobierno. La reforma financiera ha desaparecido de la agenda, se han hecho cambios pero nada fundamental que pueda prevenir otra crisis. Podemos estar encaminándonos a otra crisis financiera. Son difíciles de predecir: si alguien hubiera dicho que el mercado chino de valores iba a caer un 20% en cuatro semanas se habrían reído de él. En los últimos siete años la económica estadounidense, en términos per capita, creció a un ritmo de 0,4% anual, cuando en las llamadas dos décadas perdidas de Japón, la renta per capita subió a un ritmo del 1%. ¿Qué tipo de recuperación es esa? Al final de 2014 en la mitad de los países de la OCDE no se había alcanzado la renta per capita de 2007. Esa es la situación.

P. ¿La izquierda ha fallado por no aportar una alternativa económica?

R. Ha fracasado, y el origen está en el periodo anterior. En los años 80 y 90 muchos partidos socialdemócratas estaban en crisis. Con la desindustrialización, su base política mermaba. Además el colapso del bloque soviético hizo que las ideas de izquierdas fueran desacreditados. Todas, incluso las útiles. Cuando vino la crisis muchos partidos de izquierda estaban en el poder (en España, en Reino Unido…) y la gente asoció a la socialdemocracia con el desastre económico.

P. ¿La producción se ha descuidado en la sociedad posindustrial?

R. Los verdaderos cambios suceden en la producción. El mundo es como es porque ha habido revoluciones en las fábricas, no porque inventaran un sistema bancario mejor. Incluso para el cambio climático, la única solución económica y políticamente viable va a venir de desarrollar energías renovables. Y eso solo se va a inventar a través de las tecnologías de producción. No lo van a inventar los banqueros, ni los ministros de finanzas.

P. ¿Es usted un radical?

R. Radical viene de raíz, significa que piensas en las cosas fundamentales. En ese sentido es un cumplido. Pero es triste que a alguien como yo se le llame radical. Cuando estudiaba economía en los ochenta en Corea, nadie me habría llamado radical, porque radical era un marxista o un maoísta. Ahora todo el mundo se ha desplazado a la derecha, y supuestamente yo soy un tipo de izquierdas. Pero si se habla de repensar las raíces, estoy muy contento de ser un radical.

http://economia.elpais.com/economia/2015/07/29/actualidad/1438164874_704816.html